Resulta ya insultante, para los que no comulgamos, el que la iglesia católica siga teniendo en la declaración de la renta lo que yo llamo La casilla del cura. Y es que a estas alturas de la película, causa sonrojo comprobar cómo este Gobierno, socialista y con inexcusable voluntad de progreso, sigue consintiendo que en los impresos de la declaración de la renta aparezcan dos apartaditos-casillas de rimbombante fraseología: ?Asignación tributaria a la Iglesia Católica?? y ?Asignación de cantidades a fines sociales??
Pues mire usted: ni la una ni la otra. Esto de la declaración de la renta no es sino un trámite anual administrativo por el que deben pasar todos los ciudadanos ?vamos a decir de bien y con obligación de declarar- pero que a mi humilde entender debería estar bien limpio de ?polvo y paja??. Es decir, debería ceñirse, única y exclusivamente, al fin para el que se destina, sin más aditamentos, sin más pamplinas. Porque por esta regla de dos, ¿cuántas casillas más habría que añadir, por ejemplo, en relación con la tan cacareada ley de libertad religiosa?
Pero a lo que a mí me interesa. Esta campaña que la episcopal, los mandamases de los católicos, lanzan cada año para que sus correligionarios marquen con un aspa su famosa y consentida casilla está orientada -según palabrita, no del niño Jesús precisamente, sino del obispo de Ciudad Real, Antonio Algora- a que marcándola (la casilla) se contribuye a ?luchar contra la crisis económica??, considerándola Algora ?la mejor manera de lucha???? ¡A ver si aprendéis, Cándido Méndez y Fernández Toxo????!
Claro que las lastimeras palabras, que rozan casi la súplica, del vicesecretario ocupante de los asuntos económicos de esta iglesia dentro de la episcopal, Giménez Barriocanal, te dejan ya ?tocao del to??. Dice el ínclito que invita también a marcar el casillero que hace alusión a fines sociales y, especialmente, la casilla de la iglesia católica ?para que podamos seguir bautizando a nuestros hijos, vivir la fe, mantener los templos abiertos, ayudar a los pobres y ejercer el derecho a la libertad religiosa??. Y abundan los prelados en que elegir la opción de la Iglesia (católica) ?es urgente, necesario y fundamental para mantener la labor de ésta??.
No te digo más Calvito. El asunto en cuestión vuelve a rozar el esperpento, eso que también conocemos en este pobrecito país que no termina de cuajar. Y esta vez, si te fijas bien, han apuntado hacia todo lo alto, yo diría que hasta el cielo. Han aprovechado la coyuntura monetaria por la que atravesamos y en sus exhortaciones no se libra ni el Kiko. Es increíble. Mas si se les pone la alfombra, pues la pisan y la pisotean hasta dejarla sin color; eso es ?de cojón de mico??.
Por ello, se hace del todo necesario que por parte de nuestro Gobierno se vayan soltando amarras, eliminando determinados acuerdos- prebendas para con esta confesión religiosa en particular, se pongan en práctica en su totalidad todos los resortes habidos y por haber de la legislación que afecta a la libertad religiosa y nos dejemos, en definitiva, de tanto cuento. (Si usted quiere profesar, profese, profese hijo mío, que aquí nadie le obliga a lo contario, que aquí hay libertad). Así que, como ciudadano que cumple ¡religiosamente! con Hacienda y no deja marcas, le exijo al Partido Socialista, que para eso le doy mi voto, que acabe de una vez por todas con práctica administrativa tan sectaria.