«Que los indios en sus pueblos se gobiernen por sí» Gral. revolucionario del Pueblo José G. Artigas.-
En las reflexiones anteriores decíamos de la muerte de hermanos de la nación Awá en manos de la F.A.R.C., la lucha por las tierras que de hecho y derecho han sido de esa nación y por el control de extensas plantaciones de Coca??lleva a que tanto el gobierno, como las F.A.R.C., se hayan constituido en depredadores de este pacifico pueblo??
Las matanzas se suceden como si se estuviera matando ganado, incluso se les ataca al tratar de huir de lo que fueron sus tierras, constituyéndose en un verdadero genocidio de esta entrañable nación Indoamericana??los pueblos indoamericanos se preparan para llamar a la MINGA HUMANITARIA??Los pueblos indoamericanos saben que el gobierno de Uribe son sus verdugos y ahora también las FARC??, que si continua con esa actitud terminará enfrentada con todos los pueblos indoamericanos de la Región..
Y es aquí donde convendría recordar algunas cosas que no son menores y forman parte del aprendizaje histórico que los latinoamericanos hemos hecho y es que las ideas y los principios fracasan cuando se imponen a base de muerte y sangre??Que al pueblo no se libera con miedo y matándolo y que las verdaderas revoluciones no se hacen contra el pueblo, sino al servicio de él y que aquellos cambios que son duraderos, son los que ayudan al pueblo de tomar conciencia, porque no existe una revolución liberadora si el pueblo no la asume desde su conciencia libre??
Y que la diferencia entre un grupo armado de asesinos y un grupo de revolucionarios es la forma en que sirve al pueblo??si pasando por sobre sus conciencias y las actitudes colectivas de ese pueblo, se pretende imponerle por la fuerza y en base a la matanza una revolución??quienes lo hagan han pasado a formar parte del grupo opresor??nos preguntamos para el pueblo Awá cual es la diferencia entre Uribe y las F.A.R.C., ambos pretenden por el miedo, la violencia y la muerte imponer una conducta a ese pueblo, que el pueblo se resiste a tomar??
Es por eso que apelamos a quienes se llaman revolucionarios a tomar conciencia que ninguna revolución será duradera sin el pueblo y que matando a los Awá no se avanza, se retrocede, cayendo en la dinámica del gobierno??
Es por esto que sumamos nuestro corazón a la MINGA HUMANITARIO DE LOS PUEBLOS INDOAMERICANOS DE COLOMBIA EN DEFENSA DE LA IDENTIDAD, DE LAS TIERRAS ANCESTRALES Y DE LA VIDA DEL PUEBLO AWÁ??
Ah esta situación de Colombia, queremos destacar una situación vivida en México, que nos llega desde el boletín Zapatista -?Un indígena tzeltal muerto y dos heridos por machete es el saldo de un enfrentamiento ocurrido entre dos grupos de la comunidad Don Pedro, municipio de Sitalá
http://chiapas.indymedia.org/display.php3?article_id=162100&keyword=&phrase=
23 February, 2009
¿Otro montaje policial? Video Sobre caso Miguel Huenulef
Tras la entrevista que el 13 de febrero Radio Bío Bío realizara a la papay Ida Huenulef, madre de Miguel, donde habla del violento allanamiento y del montaje (Escuchar Aquí). La familia ha creado un blog donde se encuentran fotografías del lugar allanado y los comunicados.
«Bien sabemos esto no es un hecho aislado, ya que a nuestros hermanos mapuche del sur se les trata a diario con la misma violencia y represión, la cual se ha trasladado desde hace ya unas semanas a Santiago», señalan. Además publican el siguiente video:
http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=1974&PHPSESSID=42a60644e9ea2fc79a62f87142c0c9f5
Y también sumar la invasión por poderosos empresas de las tierras ancestrales de la Nación Naso??en el entrañable Panamá??
Terror en el Pacífico (II) / Tragedia del pueblo indígena awa
Efraín Jaramillo Jaramillo
Colectivo de Trabajo Jenzera
Este texto surge a raíz de los asesinatos de indígenas awa en el litoral pacífico de Nariño. Según las versiones de estos indígenas, fueron miembros del Frente 29 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, que opera en los municipios de Tumaco, Barbacoas y Roberto Payán, los autores de estos crímenes.
A la agresión física y cultural del Estado, de ganaderos, narcotraficantes, palmicultores, bananeros, empresas mineras y madereras (nacionales y transnacionales), intereses todos estos coincidentes con un proyecto político y económico excluyente, se suma una vez más un grupo guerrillero que dice luchar por cambios sociales en Colombia. Este proyecto político al cual se unen las FARC es, además de excluyente, criminal, pues está amparado por actores armados que son los que establecen un dominio y control cruel sobre territorios y poblaciones a fin de proteger sus actividades económicas, tanto legales como ilegales.
Ayer las víctimas de estas agresiones habían sido las comunidades negras (recuerden Bojayá en el Chocó), antes habían sido los indígenas paeces y los campesinos (recuerden Alto Naya en el Valle y el Cauca), hoy es el pueblo awá de Nariño el que sufre esta tragedia en el Pacífico.
Que grupos de narcotraficantes, paramilitares y toda suerte de aventureros deshumanizados asesinen a indígenas, negros y campesinos para despojarlos de sus tierras y para imponer sus propias leyes e intereses económicos y políticos egoístas, causa horror e indignación. Que un grupo que se autodenomina defensor de los intereses de los sectores populares cometa este tipo de atropellos, es algo que además de horror e indignación produce repugnancia.
Estas notas quieren ayudar entender la tragedia que vive el pueblo awa. Pero son, ante todo, una denuncia de la afrenta que sufren indígenas y negros por parte de los actores armados en el Pacífico y se escribe ?en caliente’. Están por lo tanto dominadas por la melancolía, fruto de la tristeza y la indignación que producen estos hechos.
Los hechos
El 4 de febrero se registraron cruentos enfrentamientos entre el ejército nacional y guerrilleros de las FARC y el ELN en el resguardo indígena awa Tortugaña-Telembí , situado entre los municipios de Barbacoas y Samaniego (departamento de Nariño).
En el comunicado de la organización UNIPA, Unidad indígena del pueblo Awa y de la ONIC , Organización Nacional Indígena de Colombia, se menciona que indígenas awa que salieron de la zona, vieron como ese mismo día (4 de febrero),
?….hombres armados con distintivos de las FARC retuvieron a 20 personas (hombres, mujeres) de la comunidad awa ?El Bravo’ de 200 habitantes. Estas personas fueron llevadas amarradas a una quebrada llamada ?El Hojal’, donde observaron como algunas de ellas eran asesinadas a cuchillo??.
?…Estos mismos hombres regresaron al otro día por los niños que quedaron en las casas y de los cuales no sabemos que suerte han corrido?? .
?….Hasta ahora se conoce del asesinato de 8 de los indígenas desaparecidos desde el pasado 4 de febrero??.
?Miembros de las comunidades awa informan que esta actuación de las FARC se da en retaliación por considerar que los soldados del ejército nacional ocuparon las casas de los indígenas, y porque afirman que los indígenas les brindaron colaboración??.
Las víctimas de esta masacre se encuentran en un paraje empinado entre las comunidades de ?Picadero’ y ?El Bravo’, en una zona montañosa y selvática, ubicada a dos días de camino de herradura desde el casco urbano del municipio de Samaniego y un día de camino de herradura desde el corregimiento de Buenavista, en el municipio de Barbacoas . Hasta el momento en que se redactan estas notas no ha sido posible que miembros de las guardias cívicas del CRIC se desplacen a la zona para verificar los hechos, debido a que varios caminos de acceso a la zona se encuentran minados.
Cinco comunidades que hacen parte del resguardo de Tortugaña-Telembí: Alto Telembí, La Naya , Voltiadero, El Bravo y Picadero, cuya población asciende a más de 1.300 indígenas awa, se encuentran prácticamente confinadas en su territorio, a discreción de las FARC.
No obstante, ante el temor de que continúen los asesinatos, varias comunidades están abandonando la zona en dirección al casco urbano de Samaniego, sin que hasta el momento se sepa de la suerte que hayan corrido.
Los awa
El pueblo awá, es conocido en la literatura antropológica y en libros de historia como Kwaiker. Este pueblo indígena prefiere usar el término Awa, ?gente??, para referirse a sí mismos. Por lo general anteponen a esta autodenominación el término Inkal (que significa montaña). De esta manera ?Inkal Awa?? quiere decir literalmente ?gente de montaña??.
La lengua Awa pertenece a la familia lingüística Chibcha. Los Awa habitan una extensa área en la vertiente occidental del macizo andino al sur de Colombia, en el departamento de Nariño. Su territorio empieza en la cuenca alta del río Telembí y va hasta el norte del Ecuador donde viven también algunas comunidades awa. Aunque su territorio tradicional es más grande, el que ocupan actualmente se calcula en unas 300.000 hectáreas, la mayoría de ellas de bosque húmedo tropical.
Este territorio queda comprendido en los municipios de Ricaurte, Barbacoas y Tumaco. Aproximadamente 250.000 hectáreas han sido reconocidas a los awa en calidad de resguardo. La población awa asciende a cerca de 25.000 habitantes, de los cuales 22.000 viven en Colombia y 3.000 en Ecuador. Dos organizaciones representan al pueblo awa: la Unidad Indígena del Pueblo Awa, UNIPA y el Cabildo Mayor Awa de Ricaurte, CAMAWARI.
El Contexto
El cultivo de la coca había llegado a la región desde hace algunos años. Pero es con la aplicación del Plan Colombia en el Putumayo para erradicar los cultivos de coca, que estos comenzaron a desplazarse desde el Putumayo al Pacífico, moviendo también hacia allí las políticas de interdicción de cultivos ilícitos, creando nuevos escenarios de alta confrontación militar en el departamento de Nariño, sin tener en cuenta a la población indígena, afrocolombiana y campesina.
La compra de tierras en territorio awa por población foránea con objetivos de cultivar la coca ha aumentado considerablemente. Estos cultivos vienen afectando negativamente a todos los pobladores campesinos y comunidades negras ribereñas y en especial a las poblaciones indígenas eperara siapidaara y awa. Quizás los Awa han recibido el mayor impacto de esta colonización y bonanza coquera, pues amplios territorios circunvecinos y dentro del territorio awa están sembrados de coca.
Las organizaciones awa vienen desde finales del año 2000 denunciando estos hechos y mostrando a la opinión pública nacional e internacional los daños causados a sus territorios por el uso de precursores químicos, abonos, procesamiento, transporte de drogas y últimamente por las fumigaciones aéreas que se vienen realizando dentro de los programas de erradicación de cultivos ilícitos del Plan Colombia.
Se vienen quejando de que no solamente es la destrucción del medio ambiente el único mal que han traído los cultivos ilícitos. Lo que a largo plazo más los afecta es la violencia y la descomposición socio-cultural de muchas comunidades, tanto indígenas como campesinas. La muerte ronda por todos los caminos en forma de peleas por borracheras y atracos. Lo más preocupante es el crecimiento de la confrontación armada por el control y manejo de estos cultivos ilícitos.
Recientemente (enero 8) la Defensoría del Pueblo, a través del Sistema de Alertas Tempranas (SAT), había advertido ?….sobre los factores de vulnerabilidad y amenaza de la comunidad indígena Awa…. por el accionar armado de los grupos armados ilegales de la guerrilla de las FARC y el ELN y de los grupos armados emergidos con posterioridad a la desmovilización de las autodefensas que se autodenominan Autodefensas Campesinas de Nariño (ACN) y «Los Rastrojos» que se podrían materializar en homicidios, desplazamientos forzados, desapariciones, accidentes por minas antipersonal, entre otros hechos de violencia??.
La realidad que vive el pueblo awa es insoportable, pues forzados a abandonar una economía propia que les proporcionaba buena alimentación, salud y tranquilidad familiar, para sustituirla por otra (ilegal), que viene arrollando su organización interna, desmantelando su autosuficiencia alimentaria, destruyendo su exuberante medio ambiente y amenazando su subsistencia a corto plazo, hoy son criminalizados como habitantes de ?zonas cocaleras y rojas??.
La llegada de grandes contingentes de personas foráneas interesadas en el cultivo de la coca, la pugna por el control de rentas asociadas a estos cultivos y la consecuente violencia que ello acarrea, agrava aún más la situación, estableciendo nuevos ciclos y formas de pobreza (cultural, ambiental y espiritual), nuevas amenazas y nuevas vulnerabilidades. Esta población ve día a día como pierde el control interno y como queda a merced de actores y decisiones externas. Peor aún, ve como se esfuman sus esperanzas de llegar a vivir en paz en sus territorios.
Poco se sabe sobre la visión de estos indígenas que vaya más allá de algunas frases publicitarias que salen de los micrófonos, expresando que lo que estos indígenas realmente quieren ?es conservar su cultura y vivir con autonomía en sus territorios??. Poco se sabe como se vienen tejiendo en estas comunidades las redes clandestinas de informantes alrededor de los actores en contienda, lo cual constituye uno de los mecanismos permanentes del terror cotidiano.
Este contexto social nuevo configura un camino que ha conducido al desarraigo y a la pérdida de identidad de muchas comunidades awa. Esta es la preocupación central de sus organizaciones que buscan fortalecer los mecanismos propios de control social que tienen en su cultura para frenar estos desafueros, pues las autoridades y sabios del pueblo awa intuyen que esta situación que están viviendo los está conduciendo a la desaparición.
A este drama de los awa se junta nuestro propio drama: nos venimos acostumbrando a recibir este tipo de noticias sin turbarnos. Y también a interpretarlas: se trataría de víctimas inevitables de la fatalidad de nuestro conflicto armado interno, que no depende de nosotros y que cada vez es más autónomo.
Historia de negaciones
La historia de Colombia, desde sus orígenes, está cargada de negaciones. Los españoles le negaron la humanidad a los indios: ?homúnculos’, como fueron llamados, no tenían derechos ni capacidad de gobierno. Posteriormente a miles de africanos les fueron negadas sus vidas y libertades por medio de la esclavitud.
La independencia de España no significó que la nueva República asumiera su pasado negro o indio. Por el contrario las nuevas élites con actitudes no exentas de servilismo, negaron su origen criollo, pues vieron a indios y a negros como rezagos de un pasado que había que superar, ya que los consideraban un obstáculo para el progreso y la civilización de las Américas.
Las corrientes liberales les negaron a los indios y a los negros los rasgos étnicos distintivos de sus identidades y reivindicaciones. Esta negación se llevaba a cabo en nombre de ?la libertad, la igualdad y hermandad de todos los hombres??.
Una iglesia al servicio de la corona, duró más de un siglo debatiendo si los indígenas gozaban de la Gracia divina y podían ser considerados pueblos de Dios. Esta iglesia, a pesar de todos sus cambios, no ha terminado de revisar totalmente su visión hacia las creencias indígenas y todavía existen muchos curas en Colombia que las consideran meras supersticiones de culturas sumidas en la oscuridad.
Un sistema económico y social que privilegia intereses egoístas de reducidos grupos de poder, no escatima esfuerzos para oponerse a cambios estructurales en la economía y sociedad colombianas. Sectores punitivos de estos grupos de poder, por medio de comandos paramilitares han adelantado en el territorio nacional masacres contra la población indígena y negra.
Para algunas corrientes criollas del marxismo, la cuestión étnica ha sido una «contradicción secundaria», que podría también leerse como los «problemas de seres de segunda clase». Los grupos armados fraguados en este pensamiento niegan la validez de aquellos pueblos, que como los indígenas, reclaman autonomías, exaltan órdenes comunitarios y decisiones colectivas. Son gente de poca monta, un estorbo para la unidad del pueblo. Hoy le niegan la vida al pueblo awa.
Las FARC
?A los soldados, a los marineros, incluso a los cuatreros y forajidos, les concedía el doctor Johnson ?the dignity of danger’, la dignidad del peligro??. Según Héctor Abad, esta ?quizá sea la única dignidad que todavía conservan en Colombia los guerrilleros de las FARC: la de poner cada día en riesgo su vida??.
Después de casi medio siglo de lucha armada de estas milicias de campesinos, otrora perseguidos y ultrajados por la violencia de los años 50, terminaron corrompiendo sus ideales de una sociedad igualitaria hasta el punto de quedar atrapados por los recursos que obtienen del cultivo y comercialización de drogas ilícitas, que son los que los mantienen en la guerra y con vida, sin necesidad de una base social, de la cual dependan y a la cual tengan que rendirle cuentas.
Sin amigos, salvo algunos ?hinchas’ en el exterior, pero ante todo sin futuro político, pues su impopularidad es inmensa, sus métodos de lucha se han venido de tal forma degradando, que han terminado tomándose a sangre y fuego pequeños pueblos desguarnecidos, asesinando a campesinos, indígenas y negros y reclutando ?a la brava?? a menores de edad para trabajos viles, típicos de una guerra pervertida.
Hoy día constatamos con desánimo que el medio siglo de lucha de las FARC y otros grupos guerrilleros, no ha representado las luchas de los campesinos y los indígenas por la tierra. Más que incidir en un cambio de la estructura de tenencia de la tierra en Colombia, sus métodos para despojar la riqueza ajena, generó como respuesta la conformación de bandas paramilitares. Peor aún, condujo a que una clase retardataria y terrateniente, ?partidaria y acostumbrada también a combinar todas las formas de lucha?? (Alejandro Reyes), se aliara con ellos (los paramilitares) y con los carteles del narcotráfico para dirigir una guerra sucia (de la cual no salimos aún) que costó la vida a la dirigencia de las organizaciones sociales, arrasó con partidos políticos de izquierda, como la Unión Patriótica y disolvió el poco Estado de derecho que aún nos quedaba.
Para terminar
Franz Fanon, el ideólogo de las luchas independentistas de Argelia decía que, «puesto que estamos construyendo una nueva Argelia democrática,…………., condenamos con amargura a aquellos hermanos que acceden a la acción revolucionaria con una brutalidad casi psicótica, engendrada y afianzada por la larga represión francesa». No sabemos que pensará Alfonso Cano, el antropólogo, al cual le hicimos llegar por allá en los años 80, cuando yo participaba de las luchas del CRIC, este texto (?Los condenados de la tierra’) y otros sobre las luchas indígenas en Colombia. Quizás nunca los recibió, nunca tuvo el tiempo para leerlos o tal vez no les dio importancia.
Lástima, pues siendo el consentido de ?Tiro fijo?? hubiera tenido posibilidades de cambiar el curso de los acontecimientos, ahorrándole tantos años de sufrimiento al pueblo colombiano, ahorrándonos a muchos colombianos este malestar que de tal manera nos embarga, que me lleva a decir, parodiando a Joseph Konrad, que me avergüenza compartir una nacionalidad con unos asesinos de ?horca y cuchillo’. Y que me producen nauseas imaginar que siguen pisando territorios de amigos indígenas, negros y campesinos, que yo a diario recorro en mi trabajo o con mi mente.
Epílogo
Terminando de redactar estas notas, llegan nuevas noticias de la zona awa: algunas comunidades que se encontraban desplazándose hacia el municipio de Samaniego habrían sido interceptadas por un grupo armado hasta ahora no definido. El gobernador del Resguardo ?El Sande’, confirmó a la ONIC , que diez indígenas awa de su resguardo habrían sido también asesinados, cuando intentaban abandonar la zona. Este hecho sucedió mientras los indígenas descansaban entre los límites de los municipios de Ricaurte y Guachavéz.
Según el gobernador se trata de miembros de la comunidad ?tangarial’ , quienes con otros awa fueron sorprendidos por el grupo armado. Según el gobernador de Nariño, Antonio Navarro Wolf, el número de indígenas awa asesinados ascendería a 27. Según el doctor Juan Manuel Santos, ministro de defensa, con esa sonrisita fastidiosa que irrita, los cuerpos de los asesinados no han podido ser localizados, porque los indígenas no han querido colaborar con el ejército.
De la Minga indígena:
?Nuestro corazón llora con profunda tristeza. No nos cabe tanto dolor e ira en el alma. A esas familias, a ese pueblo hermano, nuestro abrazo solidario. Nuestra solidaridad saldrá a caminar pronto. La Minga Social y Comunitaria ha sido desafiada. No haremos silencio! …. Detengamos a los asesinos y que se haga justicia… quienes defendemos la vida nos convoquemos.??
Colectivo de Trabajo Jenzera
Buenaventura 10 de febrero de 2009
http://www.panamaprofundo.org/boletin/pueblosindigenas/terror-en-el-pacifico.htm
Guerrilla tortura y asesina a nativos a los que acusa de colaborar con el Ejército.
La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y la Unidad Indígena del Pueblo Awá (UNIPA) responsabilizaron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por la masacre de 27 indígenas awá a principios de febrero en el suroccidental departamento de Nariño.
El 4 de febrero, «hombres armados con distintivos de las FARC retuvieron a 120 personas (hombres, mujeres y niños), las cuales fueron llevadas amarradas a una quebrada denominada El Hojal, de la comunidad El Bravo y se les observó [a los guerrilleros] asesinando a algunas personas con arma blanca», dice un comunicado de la ONIC y UNIPA.
Según miembros de la comunidad, 17 personas murieron a manos de los guerrilleros, quienes habrían actuado en represalia por una supuesta «colaboración» de los indígenas con el Ejército.
Dos días después, las FARC asesinaron a otros 10 nativos que huían tras la primera matanza. «Se trata de miembros de la comunidad de Tangarial, en el Resguardo El Sande, quienes fueron sorprendidos por el grupo armado mientras descansaban, entre los límites de los municipios de Ricaurte y Guachavez», dice el comunicado.
Las FARC, por su parte, admitieron en un mensaje publicado el 17 de febrero por la agencia Anncol el asesinato de ocho indígenas y manifestaron que su acción no fue «contra indígenas» sino «contra personas que independientemente de su raza, religión, etnia, condición social, etc., aceptaron dinero y se pusieron al servicio del Ejército en un área que es objeto de un operativo militar».
La ONIC y la UNIPA afirman que en los últimos 10 años se han producido «cuatro masacres, aproximadamente 200 asesinatos y 50 afectados por minas antipersonal» entre los awá.
En declaraciones a la prensa, el presidente de la ONIC, Luis Andrade, manifestó que «la estrategia de las FARC es tener a los indígenas como escudos humanos. Si huyen, creen que esconden algún vínculo con el Ejército y entonces los matan».
Las organizaciones indígenas han denunciado que «la militarización creciente de nuestros territorios en el desarrollo de la política de seguridad democrática [del presidente Álvaro Uribe] también ha complicado la situación de las comunidades».
La Organización de las Naciones Unidas en Colombia condenó la masacre y manifestó «su más profunda preocupación por el pueblo awá, cuyas condiciones de vida se han deteriorado a consecuencia de la situación de violencia en sus resguardos».
Los awá -cuya población se calcula en unos 30,000- exigieron el respeto a su autonomía territorial y política, el cese del minado de sus territorios y no involucrar a las comunidades indígenas en una guerra que no les pertenece.
Cuatro organizaciones awá en el sur de Colombia y el norte de Ecuador, decididas a defender su territorio, autonomía y recuperar su identidad, han iniciado desde el 2007 un proceso de unificación que ellos denominan «Plan de vida del gran pueblo awá».
http://lacocalocacompany.blogcindario.com/2009/02/03408-colombia-masacre-de-indigenas-awa.html
Comunicado de la Autoridad Nacional de Gobierno Indígena ante la masacre de indígenas Awá por las FARC
Indymedia Colombia – Jueves.19 de febrero de 2009 – 0 comentario(s)
La guerrilla de las FARC se posiciona sobre el ajusticiamiento a 8 indígenas Awá
CUERPOS MASACRADOS EVIDENCIAN BARBARIE DE LAS FARC Y DEL CONFLICTO ARMADO
ONIC
comunicaciones@onic.org.co +(57) (1) 2811845 Calle 13 # 4-38 Bogotá D.C.
La atrocidad y la barbarie de las FARC se hace manifiesta en las selvas nariñenses, sobre todo en el territorio ancestral del pueblo Awá, al encontrar el primer cuerpo de los indígenas masacrados por las FARC, cuya autoría fue reconocida en comunicado público, por la columna ?Antonio José de Sucre?, fechada el pasado 11 de febrero.
Lo importante además es que con este hallazgo y con una fosa ?se comprueba la denuncia de las autoridades indígenas y empiezan las luces probatorias de horror que tuvieron que vivir nuestros hermanos Awá antes de ofrendar sus vidas por seguir defendiendo su pueblo y su territorio ancestral??, así lo manifestó el Secretario General de la ONIC, Luis Fernando Arias.
El cuerpo en visible estado de descomposición a pesar de frío de la región, fue hallado en la vereda Tangaral del Municipio de Barbacoas, como lo manifestaron las autoridades militares, ?tenían en sus alrededores más de 50 minas interconectadas, con el objeto de causarle daño a la población indígena que lo buscaban para sepultarlo», así lo reveló el general Leonardo Barrero, comandante de la brigada 27 del Ejército.
Ante la crisis humanitaria que vive hace mucho tiempo el pueblo Awá, evidenciada una vez más por estas masacres genocidas. Hoy llega a la ciudad de Tumaco el Vice Alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Craig Johnstone, quien ayer arribó a Colombia desde Ginebra, para dimensionar y atender la crisis Awá.
Johnstone se reunirá, con autoridades indígenas de todos los niveles, gubernamentales, eclesiales y miembros de la sociedad civil. Se conoció igual que a su regreso a Bogotá, se reunirá con representantes de la comunidad internacional antes de viajar a Ecuador. Esta es la primera visita del señor Johnstone a la región desde que inició sus funciones como Vice alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en 2007.
Según Anncol, que usualmente reproduce las posiciones de las Farc, «Ante su responsabilidad en la muerte de numerosos guerrilleros y su innegable participación activa que los implica en el conflicto, fueron ejecutados», dice el comunicado. Por su parte las autoridades del pueblo Awá siguen ratificando que son más de 27 víctimas en dos masacres.
Las autoridades siguen su labor de desminado para dar las condiciones de favorabilidad que permitan que una comisión más técnica pueda rescatar y proteger la escena del crimen. De la mano con la Guardia Indígena.
«Invitamos a los dirigentes indígenas a no permitir que desde la gobernación o desde Bogotá los manipulen. Ellos saben del respeto nuestro por la comunidad civil. Los invitamos a no ser parte de la política del señor (presidente Alvaro) Uribe Vélez, pues aquellos que nunca han visto por estas comunidades indígenas y los han metido a la guerra, no pueden ser sus defensores, Son sus verdugos!» , dijeron las Farc.
Los Awá es uno de los 102 pueblos indígenas que hacen parte de la Colombia invisible, cuya población asciende a 25.000 personas, bajo dos organizaciones indígenas, UNIPA y CAMAWARI, en cuya primera la conforman 26 resguardos; tal como lo viene denunciando la ONIC desde hace muchos años, ?este pueblo indígena es acusado indistintamente por todos los actores armados de colaborar con el otro al que considera su enemigo??.
Tal cual como lo manifiesta el «tiempo.com» de hoy, lo que corrobora las reiterativas denuncias de las autoridades Awá y de la ONIC, ?la matanza de los Awás se da en medio de la avanzada de la Fuerza Pública en esa zona, una de las de mayor narcotráfico en todo el país y donde hacen presencia otros grupos armados que también han victimizado a esa etnia??.
?En el último año los organismos de inteligencia reportan un incremento de la presencia de esa guerrilla en los territorios de varias comunidades indígenas que habitan en toda la zona del Pacífico. Es el mismo lapso en el que, según las autoridades indígenas, se incrementaron los reclutamientos forzados, los atentados y las amenazas contra varias comunidades??.
EL TIEMPO, manifiesta haber conocido un documento enviado por ?Alfonso Cano?, nuevo jefe máximo de las Farc, a las pocas semanas de la muerte de ?Manuel Marulanda?, que manifiesta que ?es clave, porque revela que, pragmáticamente, la guerrilla se aparta de su objetivo estratégico de décadas (Bogotá) y habla de concentrarse en Putumayo, Nariño, Cauca, Valle, Tolima y Huila??.
AUTORIDAD NACIONAL DE GOBIERNO INDÍGENA – ONIC
www.onic.org.co
http://nodo50.org/tortuga/Comunicado-de-la-Autoridad
Por su parte, desde hoy más de 300 guardias indígenas del Consejero Regional Indígena del Cauca, CRIC, parte para la zona de concentración, que es Predio Verde del resgurado el Gran Sábalo – cerca al Diviso, Nariño. Así como ellos, cientos de otros pueblos y regionales, se irán sumando a la guardia indígena de los Awá.
Agradecemos su puntual asistencia, debido a la apretada agenda de incidencia que cumplen la comisión del pueblo Awá en la capital de todos los colombianos.
http://www.onic.org.co/