El presidente de la Junta Islámica, Mansur Escudero, calificó este lunes de «atentado a la democracia y a las libertades» que se hayan prohibido los minaretes en Suiza después de que la mayoría de los ciudadanos helvéticos votara ayer a favor de esta opción en referéndum.
En declaraciones a Europa Press, Escudero añadió que la libertad religiosa «es un derecho fundamental y, por tanto, también su expresión en el ámbito público». En este sentido, dijo que lo que se ha votado en Suiza es «una excepción a la libertad religiosa con respecto al Islam»
Así, acusó a la «ultraderecha» de manipular a los ciudadanos utilizando «la islamofobia y los estereotipos más negativos del Islam como arma electoral». «Los más afectados por esta medida son los no musulmanes», agregó.
En su opinión, la prohibición «no fomenta la convivencia, ni la integración, ni el ejercicio de derechos democráticos». Así, recordó que en Francia se prohíbe llegar el velo en espacios públicos, al tiempo que denunció que en España «se está prohibiendo la construcción de mezquitas». «Esto es más grave que prohibir minaretes», agregó.
Félix Herrero: «Una chorrada»
Por su parte, el presidente-imam de la Asociación Islámica Al Andalus de Málaga, Félix Herrero, afirmó que se está haciendo «demasiado ruido» con la cuestión de los minaretes. «Es una estructura no indispensable para un mezquita», dijo.
En este sentido, explicó que el minarete en la mezquita o el campanario en la iglesia tenía una función social. «Hoy no necesitamos el campanario o el minarete para saber la hora que es o para que nos llamen a la oración», sentenció Herrero en declaraciones a Europa Press.
Con todo, reiteró que son «elementos decorativos» y calificó de «chorrada» que se prohíban. «No se ha prohibido abrir mezquitas, sino construir minaretes», agregó. En este sentido, dijo que musulmanes y católicos no tienen que dedicarse «a molestar al vecindario con gritos o campanadas».
«Los musulmanes que vamos a la mezquita sabemos cuando es la oración y si llegamos tarde, es nuestro problema; nadie necesita que nos den la hora ni que nos llamen a la oración, eso es de otra época», concluyó.