La multinacional suiza Novartis ha abierto la veda contra la industria farmacéutica india, que copa alrededor de un 30% del mercado mundial de genéricos y que ofrece tratamientos contra el sida por una décima parte del valor de los medicamentos patentados. Aunque en este caso el producto en cuestión, Glivec, no es un antirretroviral sino un anticancerígeno, son muchos los que temen que en caso de que Novartis se salga con la suya, se producirá un efecto en cadena. La farmacéutica suiza demandó al Gobierno
de India con el fin de salvaguardar la patente de su tratamiento Glivec y ayer comenzó en Chennai, al sur del país, el juicio que determinará si India puede seguir fabricando el genérico de este medicamento. Tras la vista preliminar de ayer, en la que ambas partes expusieron sus argumentos, hoy será el turno de la acusación. Varias ONG, entre ellas Médicos Sin Fronteras, se manifestaron el miércoles en la ciudad para exigir a Novartis que retirara su demanda contra el Gobierno indio, al que también acusaron de no tomar en serio el juicio y no aportar expertos gubernamentales que defiendan la postura de los fabricantes de genéricos. Las protestas de diferentes asociaciones se repitieron ayer ante las puertas de los juzgados de Chennai. Fuentes de la industria estiman en 9.000 el número de patentes pendientes de litigio, de las cuales 2.000 se encuentran en una situación parecida a la de Glivec. Cabe precisar que, durante casi un cuarto de siglo, India dejó de reconocer las patentes de medicamentos, lo que ahuyentó a las multinacionales extranjeras, a la vez que hacía florecer la industria nacional de genéricos. ONG como Médicos Sin Fronteras combaten el VIH con antirretrovirales producidos en India, en un 80%. En 1995, India firmó con la Organización Mundial del Comercio la aceptación de derechos
de propiedad intelectual y patentes, acuerdo que entró en vigor en el 2005.Noobstante, la ley india no reconoce las nuevas patentes que no introduzcan mejoras sustanciales a las ya registradas antes de esa fecha. Ese sería el caso de Glivec, según las autoridades indias, y de ahí el litigio. Novartis obtuvo en el 2006 unos beneficios de 7.200 millones de dólares, con Glivec comoproducto estrella en su escalada de beneficios, aunque también con la elaboración de
genéricos. La empresa suiza defiende que sin protección de patentes se acabó la investigación, con lo que la humanidad sale perdiendo. También recuerda que los estados siempre pueden saltarse las patentes en caso de emergencia nacional. No obstante, hasta la antigua presidenta de la Confederación Helvética, Ruth Dreyfuss, le ha sacado los colores a la empresa suiza, poniéndose del lado de las autoridades indias y de las ONG.
Seis asociaciones indias se enfrentan a las farmacéuticas por la creación de patentes
Hasta ahora, Asia y África se han beneficiado de los genéricos indios para luchar contra el virus del sida. La misma India ?donde más de la mitad de las mujeres del medio rural nunca han oído hablar del virus? es ya el país del mundo con mayor número de casos. De todos modos, sería erróneo ver a las farmacéuticas indias como unos Robin Hood de la edad moderna. Las mayores,
como Ranbaxy, Cipla o Dr Reddy’s, se han convertido en auténticas multinacionales que, en los
últimos meses, han comprado laboratorios en Alemania, Italia, Irlanda o Rumanía, por cientos de millones de euros. Dichas industrias llevan un lustro creciendo más de un 10% anual y sus propietarios figuran entre las mayores fortunas de India. Estas empresas están dejando
de fabricar los retrovirales más recientes ?para combatir la habituación a los antiguos? porque dan por perdida la posibilidad de seguirlos comercializando a medio plazo. La expansión a Europa de estas multinacionales se hace para vencer dificultades legales en el Viejo Continente y por la imposibilidad de superar el proteccionismo encubierto norteamericano. Pero el no poder seguir viviendo del pirateo ha constituido un estímulo para la innovación de las farmacéuticas indias.
Son muchas las farmacéuticas norteamericanas y europeas que están deslocalizando sus ramas de investigación y desarrollo a India, por la competencia de sus científicos y sus menores costes.
Media docena de asociaciones indias de defensa de los seropositivos se han organizado contra la eventual aprobación de las patentes de antirretrovirales de varios laboratorios occidentales. En cada caso, un mínimo de dos de ellas ha asumido la batalla legal contra una farmacéutica: GlaxoSmithKline, Roche, Abbott, Bristol-Myers-Squibb, Boehringer Ingelheim y Gilead Sciences.
Esta última empresa llegó a un acuerdo con once compañías indias para que éstas pudieran comercializar genéricos de su antirretroviral Viread en India y varios países pobres
a cambio de un royalty del 5%. Pero otra multinacional india, Cipla, se ha unido a las asociaciones
de seropositivos para denunciar dicho acuerdo, alegando que la patente no introduce innovación. Si Cipla y sus aliados se salen con la suya, el primer asalto habrá sido superado. El temor que planea es que el tratamiento contra el VIH que actualmente cuesta 132 dólares anuales pueda costar 10.430 dólares,muy lejos de su alcance. Dichas asociaciones consideran inminentes los litigios sobre patentes de antirretrovirales y opinan que la sentencia que
se dicte en el caso de Novartis sentaría un precedente.