Mantiene una postura activa de lucha contra los desahucios y las injusticias que atenazan a las familias más pobres
Años antes de que el Papa Francisco clamara desde el balcón de la Plaza de San Pedro por una iglesia «pobre y para los pobres», el sacerdote Joaquín Sánchez, ‘el cura de la cárcel’, ya tenía claro que su lugar estaba junto a aquellos a los que la vida les reservó un peor papel. Este religioso, de 51 años y natural de Barcelona, ha batallado en los últimos años en muchos frentes, pero su lucha ha estado siempre del lado del pueblo.
Consiliario de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y activo representante de la Plataforma Antidesahucios, Sánchez lideró hace unos meses la iniciativa ‘En el nombre de Dios basta ya de desahuciar y empobrecer a las familias. La persona es lo primero’, que pretende recordar que la Iglesia está -o debe estar- junto a los pobres. Sánchez, cuya presencia ya es habitual en las cadenas humanas que tratan de evitar los desahucios de familias, no tiene reparos, incluso, en criticar la tibia actitud del Obispado, que no muestra una postura crítica ante el sufrimiento del pueblo. «La Diócesis mantiene su posición de retaguardia, pero nosotros entendemos que se debe estar en primera línea defendiendo a los pobres».
En los últimos tiempos, la presencia de este ‘cura obrero’ -que ya se mostró activo en otras ‘causas’, como la oposición a la guerra de Irak- se ha convertido en un símbolo en las manifestaciones. No falta a ninguna protesta contra los recortes y la reforma laboral ni a los encierros en bancos contra los desahucios. Una labor que le valió en febrero el primer premio de Derechos Humanos de la Asociación de Jóvenes Abogados de Murcia y que demuestra que, lejos de la jerarquía eclesiástica, aún hay ‘obreros’ dentro de la iglesia dispuestos a luchar por mejorar este mundo.