Jiménez Losantos, condenado a pagar 100.000 euros por injuriar al ex director de ‘ABC’ -- Ángeles Vázquez

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Público

Por los daños morales que pudieron causarle los insultos y afirmaciones injuriosas del locutor
Federico Jiménez Losantos ha vuelto a ser condenado. En esta ocasión, el Juzgado de Primera Instancia número 69 de Madrid ha declarado que los calificativos que dirigió entre enero de 2006 y noviembre de 2007 al entonces director de ABC José Antonio Zarzalejos son, «sin duda alguna, insultos en el más estricto sentido de la expresión». Suponen una intromisión ilegítima en el derecho fundamental al honor del actual vicepresidente ejecutivo de Llorente & Cuenca, y tendrá que indemnizarle con 100.000 euros por los daños causados.

La juez Asunción Remírez utiliza el cargo actual de Zarzalejos para «inferir que su prestigio como profesional del ramo de la comunicación ha quedado incólume», y reduce la condena del locutor a una cantidad sensiblemente inferior a la solicitada en la demanda, que ascendía a 600.000 euros, y que la magistrada «aprecia un tanto excesiva».

La sentencia señala que las expresiones que dirigió a Zarzalejos eran «claramente ofensivas»
Insiste en que esta condena se ha producido por la vía civil y para fijar la cuantía indemnizatoria ha valorado el daño causado a Zarzalejos por las expresiones vejatorias de Losantos, lo que «no debe confundirse» ni «provocar comparaciones» con la multa de 36.000 euros con la que se castigó a Losantos por injuriar a Alberto Ruiz-Gallardón, que acudió a la vía penal. ERC también reclamó por lo civil y se le indemnizó con 60.000 euros.

La sentencia de ayer también ordena al locutor a hacer pública la condena en las franjas horarias de su programa (entre las 6 y las 7, las 7 y las 8 y la tertulia) y pagar de su bolsillo su publicación en tres diarios nacionales.

Ofensivas e innecesarias

La sentencia señala que las expresiones que dirigió a Zarzalejos eran «claramente ofensivas, innecesarias para la información que pretendía transmitir, e inútilmente vejatorias, como ?detritus’ o ?escobilla para los restos». Añade que «versaban sobre su apariencia física (?calvorotas’), sobre su valía moral (?mentiroso’, ?traidor’, ?sicario’, ?embustero’), sobre su capacidad intelectual (?analfabeto funcional’, ?zote’) o capacidad profesional en ese momento (?pésimo director’, ?incompetente’ o ?ignorante’), o sobre su capacidad como ser humano en general (?fracasado o pobre diablo’, ?nulidad’, ?ruindad’)».

La resolución dice que estos insultos «no tienen nada que ver con la crítica, por dura que sea, de una conducta o una actitud ante determinadas situaciones o noticias, sino que aparecen como meras exteriorizaciones de sentimientos personales ajenos a la información sobre hechos o a la formación de una opinión pública responsable». Agrega que, aunque es difícil probar que existiera premeditación, la forma en la que se estructura el programa y la repetición de los comentarios durante veinte meses, permite excluir que «fueran fruto del calor de una discusión» que nunca se hizo pública entre ambos.

Niega que sea «provocación bastante» para la «campaña de menosprecio realizada» por Losantos contra Zarzalejos que «la dirección del diario no comparta los mismos criterios que la cadena de radio» o que ABC publicara el editorial Los obispos tienen un problema, por más que «molestara» al locutor.

La resolución dice que estos insultos «no tienen nada que ver con la crítica, por dura que sea Para negar estos argumentos, utilizados por la defensa de Losantos, la magistrada hace un repaso a la jurisprudencia del Supremo y del Constitucional en relación con el derecho al honor, que también está protegido para los personajes públicos. «De lo contrario se estaría lisa y llanamente privando de honor al ofendido, dando lugar al absurdo de que determinadas personas no tendrían ese derecho».

La sentencia también tiene en cuenta «la notable difusión de las expresiones insultantes, vertidas por un conocedor de la lengua castellana y a quien racionalmente se le ha de presumir con plena conciencia de su significado, al tratarse de un licenciado en filología hispánica, autor de unos 20 libros».

Góngora y Quevedo

Los ofensivos calificativos y los juegos de palabras que realizó con su apellido («Carcalejos», «Zanzalejos» o «Carcoscopia») no tienen amparo «ni por un pretendido tono satírico que, si bien en la época de Góngora y Quevedo podría estar tolerado (como esgrimió la defensa), nunca podría justificarse en la época actual». La juez menciona que en noviembre la búsqueda de «Carcalejos» en Internet producía 1.780 entradas en 0,23 segundos (ahora son 3.520 en 0,09 segundos). Esta «chanza», admite la resolución, aumentó «el dolor de la persona que se pretendía ridiculizar», porque afectaba también a sus familiares.