Bienaventurados los que tienen hambre y sed de jus-ticia, porque ellos serán saciados.(San Mateo 5.6; Versión Reina-Valera, revisión 1960)
Se me ha invitado para contestar la pregunta: ¿Qué dice Dios respecto a la situación de injusticia que muchos viven y sufren hoy en nuestro país? ¿Cómo nos habla Dios hoy?
Visitando las ciudades de Olinda y Recife en Brasil hace algunos años, encontré que la diócesis del Obispo Elder Cámara había unos 300 grupos de estudio bíblico en lo que más tarde se llamó co-munidades eclesiales de base.
Cada mes los ?mo-nitores?? se reunían para reportar el resultado de los estudios del mes. Los testimonios eran sor-prendentes. Básicamente lo que decían era que , por primera vez, podían darse cuenta que la Pala-bra de Dios les hablaba directamente a su situa-ción. Y eso es verdad, Dios nos habla por medio de su Palabra escrita.
1. Como palabra viva, la Biblia nos invita a un diá-logo por medio del cual formulemos nuestras pre-guntas desde la realidad que hoy vivimos a la rea-lidad histórica del texto mismo. La realidad nues-tra parece muy lejana a la de los tiempos bíblicos y, sin embargo, podemos encontrar aspectos para-lelos. Especialmente encontramos rasgos muy pa-recidos a los tiempos de Jesús de Nazaret. Este diálogo con las Escrituras es esencial a fin de lle-gar a tener claridad acerca de la fe en Jesús y de cómo su Mensaje tiene pertinencia esperanzadora para nuestra existencia como personas y cómo di-cho Mensaje desafía las estructuras de injusticia y opresión.
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1 Ponencia brindada en el Foro sobre la impunidad y violaciones a los Derechos Humanos realizado en el Norte de México, Saltillo Coahuila, en Septiembre de 2008, por el Pbro. José Luis Velazco Medina, Pastor Presbiteriano, miembro del Grupo Ecuménico Solidari-dad, México, D.F.
CONTRA LA IMPUNIDAD A?O IX * 22 ? 28 FEB 2008 * NUM. 08
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2. La Biblia se compone de dos partes llamadas An-tiguo Testamento y Nuevo Testamento. Ambos se componen principalmente de narraciones acerca de Dios y de fe en ese Dios. El A.T. es el testimonio de la experiencia del pueblo Hebreo acerca de las revelaciones de Dios en la historia. En dichas narra-ciones Dios se revela como Creador y Sustentador de la Creación entera y como un Dios justiciero, trascendente e inaccesible, (Exodo, 19 y 20; Isaías 6.1-8).
Pero también se revela como liberador, mi-sericordioso, bondadoso (Ex.3.7-9; Jer. 3.12) y hon-damente preocupado por la práctica de la justicia y la misericordia a favor de los que padecen violencia (Salmo 103.1-6; Amós 5; Miqueas 6.8).
3. En el Nuevo Testamento encontramos en las na-rraciones evangélicas también el testimonio de la experiencia de los primeros cristianos acerca de la revelación del mismo Dios santo y glorioso. Pero ahora, y esta es la Buena Nueva, está dispuesto a hacerse accesible a todos los seres humanos en la Persona de Jesús de Nazaret (Jn. 14.6). El Señor Je-sús es la manifestación más clara del amor de Dios por todos los seres humanos (Jn.3.16). Por otro la-do, en los evangelios también vemos a Jesús hon-damente preocupado especialmente por los de abajo, los empobrecidos y los que padecen vio-lencia por las injusticias de estructuras de maldad (Lc. 5.30-31; Mr. 6.34).
4. En esas narraciones bíblicas encontramos miste-rio y revelación a la vez. En Jesús, el Cristo, Dios está presente real y corporalmente en la historia humana. A la vez se muestra poderoso y vulnera-ble. Proclama un mensaje de justicia y equidad (Mt. 5.1-12). Muestra su amor sanando enfermos (Mc. 1.32-34). Muestra su indignación echando a los mercaderes del templo que habían comerciali-zado hasta los bienes espirituales (Lc. 19.45-46). Jesús muestra que el templo es para enseñar la Palabra de Dios y sanar a los quebrantados más no para explotar al pueblo (Mt. 21.14 y Lc.19.47).
5. Por su postura y cuestionamiento a las estructu-ras del poder político/militar, social y religioso, Je-sús es ?un Hombre en conflicto?? y en confrontación con los poderes terrenales de su tiempo. Traiciona-do, arrestado, juzgado y condenado arbitrariamen-te, Jesús es crucificado al estilo Romano, como si hubiera sido un criminal, y por una autoridad reli-giosa hipócrita y un imperio invasor cuya ?paz y se-guridad?? se basaba en su poderío militar opresor y represor (Jn.11.48-53; Lc.19.47; Mt.27.27-31)
6. Paradójicamente, su muerte es la redención, es-peranza y vida del mundo. ?Yo he venido para que tengan vida??en abundancia?? (Jn. 10.10). Y no só-lo se refiere a la vida en el más allá. Se refiere también a la vida en el más acá, a la vida en el aquí y ahora! Su resurrección muestra el poder de la vida en Dios y en él, así como la posibilidad im-posible de la esperanza de una nueva creación y de una nueva humanidad (I Co.15.1-22). Y es por eso que los cristianos también podemos decir co-mo dijeron originalmente los Zapatistas de Chia-pas: ?Otro mundo es posible!??
7. Conocer al Señor Jesucristo es conocer a Dios mismo. Conocer a Jesucristo es también revelador de nosotros mismos. En él nos conocemos a noso-tros mismos y podemos vernos cómo Dios nos ve develando la iniquidad personal en nosotros pero a la vez afirmando la posibilidad de llegar a ser nuevas criaturas por el poder y gracia de de Dios. Conocer, creer y seguir a Jesucristo es encontrarle sentido a la vida y a la historia humana aun en el sufrimiento más profundo (Ro. 8.28). Esa realidad nos da valor para seguir la lucha contra todo su-frimiento y todas las formas de injusticia!
8. También quiere decir que en este mundo injus-to no estamos solos. Uno de los nombres aplica-dos a Jesús en el Evangelio es ?Emmanuel,?? que quiere decir ?Dios con nosotros!?? ?l también es el Dios sufriente y sufre con los que sufren, llora con los que lloran, lucha con los que luchan por un cambio radical de vida y un mundo más justo!
9. El Señor Jesús celebra la Verdad, celebra la práctica de la justicia cuyo resultado es ?paz y se-guridad?? (Is. 32.17; Mt. 6.33) pues sin justicia para todos no puede haber ni paz, ni seguridad! Jesús también celebra la práctica de la bondad, de la compasión por los desvalidos, los encarcelados injustamente, (como los de Atenco y los reprimi-dos de Oaxaca!), por los que han perdido seres queridos (como las familias de Pasta de Conchos!). El Señor Jesús se compadeció de los leprosos de su tiempo desahuciados y marginados de la socie-dad como se compadece de los que hoy en día mi-llones padecen la maldición del síndrome del VIH (Sida).
10. Su ?evangelio?? y mensaje profético se encuen-tra enraizado en las entrañas del mensaje de los grandes profetas del Siglo Ocho A.C. El lenguaje de las narraciones evangélicas es también realista acerca de la debilidad de la naturaleza humana, pero también lo es acerca del poder de Dios para transformar vidas personales, y por medio de ellos/as, juntamente con todos/as aquellos/as lu-
chadores/as sociales, que sin ser cristianos/as, también luchan por una sociedad más justa (Mt. 6.33). Pero aquí tenemos que afirmar que Jesús es Alguien más que un luchador social. Jesús es el Hijo de Dios! (Mt. 16.13-17). Es el Señor de seño-res, es el Rey de reyes ante quien doblamos nues-tra rodilla con temor y temblor y gran reverencia! A la vez confesamos que ???Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre!?? (Fil. 2.11) Y, por tanto, sabemos que él está por encima de toda autoridad terrenal!
11. El Señor Jesús también es el ?Hombre para los demás.?? Por haber vivido y sufrido en un país ocu-pado por un imperio militarista y explotador, comprende y está del lado de las víctimas del pe-cado social y político estructurado en beneficio de los amos del poder. Como los profetas de antaño, Jesús está en contra de sistemas penales de injus-ticia que responden al soborno y al dinero de los pudientes. (Amos 5. 12; Mt.25.36)
Jesús esta del lado de los que sufren por carecer de trabajo y sa-larios dignos; por carecer de alimento en su mesa, de salud, y por carecer de respeto como seres humanos. El Evangelio de San Lucas presenta a Je-sús como Alguien que devuelve el sentido de dig-nidad a los niños/as, a las mujeres, a los enfermos y a los marginados de su tiempo como los lepro-sos. Por eso, Jesús al ver a las multitudes dispersas y oprimidas como ovejas sin pastor les decía: ?Ve-nid a mí todos los que estén trabajados y cargados que Yo les haré descansar!?? (Mt.11.28)
12. Jesús Condena la hipocresía religiosa y la utili-zación de la religión como sistema de explotación. ?Mi casa, casa de oración será llamada, más voso-tros la habéis hecho cueva de ladrones!?? (Mt.21.12-13). Hace tiempo un teólogo dijo que para que las Iglesias fueran creíbles, éstas deberí-an vender todas sus propiedades en beneficio de los necesitados. Desafío inaudito!
13. Para Jesús, la acumulación de la riqueza es pe-cado. La riqueza debe estar al servicio del pueblo. ?Ve, vende lo que tienes, dalo a los pobres y ven sígueme!?? le dijo a un hombre rico que creyó poder comprar su salvación con su dinero (Lc.18,22). El hombre se preocupaba por la tranquilidad de su vida en el más allá, pero Jesús al retarlo a compartir su riqueza, le hace pensar en el más acá y ayudar a resolver el sufrimiento de los pobres.
Es decir que Jesús ve en la distribución equitativa de la riqueza la manifestación de su Reino de justicia. Constru-yendo el Reino aquí, aunque sea en parte, todo vendrá por añadidura para todos! (Mt.6.33). Por eso, visitando la casa de Zaqueo, el cobrador de impuestos para el gobierno Romano, se alegró y lo alabó cuando éste decidió devolver al pueblo, en cuatro veces más, lo que había cobrado deshones-tamente para su propio beneficio (Lc. 19.2-10).
14. Ya se ve que los muy ricos y poderosos de nuestro tiempo, aunque muy religiosos, aman más sus riquezas que el pueblo y por ello procuran le-yes y reformas que les aumenten más su riqueza.
15. Pero el Señor Dice en su palabra escrita: ?Hay de los que dictan leyes injustas y prescriben tira-nía para apartar del juicio a los pobres y para qui-tar el derecho a los afligidos de mi pueblo y para despojar a las viudas y robar a los huérfanos.??! (Is. 10.1-2).
El llamado Sermón de la Montaña del Se-ñor Jesús no podría estar más de acuerdo con esa declaración y por eso El Señor dice hoy como ayer: ?Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados?? (Mt. 5.6). Por lo que fue e hizo Jesús hoy podemos seguir la lu-cha con Esperanza como pueblo de Dios! [ALC 230209]