La alternativa de Jesús (II)
El martes pasado presentamos la primera parte de la primera conferencia de José Antonio Pagola en Santander. En ella desarrollo dos de los puntos que para él caracterizan el Proyecto del Reino propuesto ñpor Jesús: 1. La compasión como principio de actuación y 2. La dignidad de los últimos como meta. En esta segunda y última parte va a tratar de otros dos principios: la actitud curativa y el perdón. Y el martes próximo continuaremos con la otra conferencia, cuyo tema anuncia él al final de ésta.
3. La actuación terapéutica como programa del Reino de Dios
Al mirar a Juan el Bautista descubrimos que toda su actividad está centrada en el pecado; le preocupa el pecado del pueblo, por eso denuncia a los pecadores y les invita a la penitencia, ofreciéndoles una liturgia de conversión y de perdón.
Sin embargo, no hace ni un gesto compasivo, de bondad, no cura a ningún enfermo, parece que no ve a los enfermos, ni a los muchos niños que había por aquellas tierras, no limpia a leprosos, no acoge a pecadores ni a prostitutas?? Seguramente que, lo primero que captó la gente, en cuanto Jesús comenzó a actuar, fue la enorme distancia que había entre el gran Juan Bautista y Jesús.
En las páginas del evangelio vemos que Jesús no se queda en el desierto, sino que va caminando por toda Galilea; se acerca a los pueblos, quiere llevar consigo a Dios para visitar a la gente. No podemos imaginarnos a Jesús predicando la conversión por los pueblos y ofreciendo penitencia a los pecadores, como hacían aquellos misioneros que antes recorrían nuestros pueblos y ciudades en Cuaresma, para el cumplimiento Pascual.
Jesús se acerca a los enfermos, incluso se los traen??, de tal manera que, podríamos decir que Jesús está introduciendo una revolución religiosa de carácter curador, una religión terapéutica que no tiene precedentes en la tradición judía. Jesús anuncia la salvación curando; esto es lo nuevo. A Jesús le preocupa el pecado, bastante más que a nosotros, pero ve que, para un padre compasivo, el mayor pecado es introducir injusticia, sufrimiento injusto, o tolerarlo dándole la espalda. Para Jesús el pecado no es algo de lo que se trata en los libros de moral, una ofensa a Dios?? El pecado existe encarnado en aquella gente que está sufriendo y que está siendo olvidada por todos; entonces empieza a curar.
La actuación de Jesús desconcierta al Bautista, que manda a unos discípulos suyos a preguntarle: ¿eres tú él el que ha de venir o hay que esperar a otro? Jesús les responde: Decidle a Juan lo que estáis viendo: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios?? y a los pobres se les anuncia una Buena Noticia. Yo he venido a curar, decidle a Juan que no se escandalice.
En otra ocasión, cuando le acusan de curar en nombre de Belcebú, el dios de las moscas, el dios de la peste, les dice: yo expulso demonios con el dedo de Dios porque os está llegando a vosotros el Reino de Dios. Cuando se lucha contra el sufrimiento, cuando se alivia el dolor, cuando se abre una vida más sana?? allí está actuando el Reino de Dios. Lo que hizo Jesús, fundamentalmente, fue curar la vida.
No penséis solamente si las curaciones que Jesús llevó a cabo fueron a nivel físico, psíquico, etc. Esas curaciones son lo que mejor indica y apunta a todo el proyecto de Jesús, porque no cura de manera arbitraria o por sensacionalismo. Los textos repiten una y otra vez que Jesús se compadeció. Jesús curaba movido por la compasión; ve que los que más sufren son los primeros que tienen que experimentar, en su propia carne, lo bueno que es Dios. A los más abatidos, desesperanzados, los más rotos, los que ya no tienen ni rostro humano, es a los que tenemos que poner en el centro de nuestro corazón y de nuestra religión, porque son el centro del corazón del Padre.
Se puede decir que toda la actuación de Jesús está encaminada a crear una sociedad más saludable, más humana, más respirable, más llevadera?? Recordad, por ejemplo, la rebeldía de Jesús frente a tantos comportamientos patológicos de raíz religiosa; cómo critica Jesús el rigorismo, el legalismo, el culto vacío de amor?? Jesús quiere sanar la religión; su esfuerzo por crear una sociedad más justa y solidaria; su ofrecimiento de perdón gratuito a todos; su acogida a todos los maltratados por la vida o por la injusticia de los hombres??
Sus gritos, los últimos serán los primeros, las prostitutas os precederán en el Reino de Dios??, son gritos tremendos que están ahí resonando. La frase que más se repite de Jesús es ¡No tengáis miedo! Hombres de poca fe, ¿por qué teméis? ¡Ánimo, yo he vencido al mundo! Es una llamada a la confianza, a vivir de otra manera.
Cuando Jesús confía su misión a sus discípulos, no los imagina como jerarcas, como teólogos, como liturgistas, sino como curadores. Y siempre, invariablemente, les da dos encomiendas: Anunciad que el Reino de Dios está cerca, que Dios está más cerca de lo que pensáis y que quiere adueñarse de esta vida tan desastrosa, y luego?? curad enfermos, limpiad leprosos, arrojad demonios?? gratis lo habéis recibido, dadlo gratis. La primera misión de la religión cristiana no es hacer teología, ni siquiera celebrar culto; todo tiene su razón de ser, pero lo primero es curar la vida, ser curadores. Una parroquia tiene que ser, antes que nada, una comunidad curadora, para que en ese barrio se viva con costumbres más sanas, de manera más humana, sin olvidar a nadie, acercándonos a los que más sufren?? Esa es la conversión que necesitamos.
4. El perdón como horizonte
Lo que provocó mayor escándalo y mayor hostilidad hacia Jesús fue su amistad hacia los pecadores; nunca había ocurrido algo así en Israel, era inaudito. Para muchos especialistas éste es el rasgo más revolucionario de Jesús. En el AT, Ezequiel, Isaías, Jeremías, Amós, Oseas?? son grandes hombres de Dios, pero no se rodean de pecadores, no comen con ellos. Ningún profeta, tampoco el Bautista, se acerca a los pecadores con el respeto, la amistad y la simpatía con que lo hace Jesús.
Les desconcertaba especialmente que invitara a todos a su mesa y les invitara a seguirle; cómo puede un hombre de Dios aceptar como amigos y amigas a esta gente, los indeseables de la sociedad, sin antes exigirles un ?noviciado??, un cambio?? Es escandaloso, inimaginable que un hombre de Dios coma con pecadores; sin embargo, Jesús insistía en hacer este gesto, aunque sabía que era provocador, pero era el más claro.
Rastreando en nuestras fuentes se ve enseguida la reacción que despierta Jesús; primero sorpresa: Este come con pecadores y publicanos ¡Es inaudito! Y después las acusaciones: Es un comilón y un borracho, amigo de pecadores. ¡Qué vergüenza!, no sabe guardar las distancias??
En aquella sociedad la comida era sagrada, tampoco se podía comer con cualquiera. En la sociedad de Jesús los ricos comen con los ricos, los pobres con los pobres, los judíos comen con los judíos, los paganos hasta comidas impuras, los fariseos con los miembros de las comunidades fariseas, en Qumrán sólo miembros de la comunidad; ¿qué persona honorable, respetable, va a comer con cualquiera? Sin embargo, Jesús insistía en abrir su mesa a todos. No hacía falta ser puro, podía ser una mujer limpia, podía ser una prostituta??, podía ser un hombre piadoso, podía ser un pecador alejado de la alianza??
Es que, como hemos dicho, en el Reino de Dios la compasión, la misericordia acogedora sustituye a esa santidad excluyente. El Reino es una mesa abierta a todos; lo más característico, la identidad de un grupo de Jesús es precisamente no excluir a nadie. Como creyente estoy convencido de que, probablemente no ha habido nunca sobre la tierra quien haya proclamado como Jesús, con tal fuerza, hondura y realismo, la amistad, el perdón, la acogida de Dios a todos, incluso a aquellos que lo olvidan o rechazan.
Yo voy a dejar resonando aquí, a mi estilo, el mensaje final de Jesús, porque creo que lo tenemos que escuchar todos. Cuando os veáis juzgados por la ley, incluso por la ley religiosa, no os olvidéis de Dios, sentíos comprendidos por ?l. Cuando os veáis rechazados por la sociedad, sabed que Dios os acoge. Cuando nadie os perdone, cuando nadie entienda que podéis ser mejores, pensad y sentid sobre vosotros y vosotras el perdón inagotable de Dios; no lo merecéis, no lo merecemos nadie, pero Dios es así, Dios es amor y perdón. No lo olvidéis nunca, creed esa buena noticia.
He tratado de aproximarnos, aunque sea de manera muy incompleta a lo que fue nuclear en Jesús. Si ésta es la alternativa de Jesús, nada puede haber más importante en el cristianismo actual que volver a Jesús. Estamos distraídos con muchas cosas, descalificándonos y condenándonos unos a otros?? dentro de la misma Iglesia?? sin escuchar a Jesús. Realmente esto es lo que a mí me da pena y, desde luego, hasta que me muera, voy a vivir sólo para esto. No nos damos cuenta de que lo mejor que tenemos en la Iglesia es Jesús, lo más valioso, lo más atractivo. Nadie, ni nuestros programas pastorales, ni nuestras liturgias, pueden atraer como puede atraer Jesús. Las religiones están en crisis, pero Jesús no; está interesando más que nunca, mientras nosotros aquí andamos distraídos con muchas cosas.
En mi próxima conferencia trataré de hacer ver, de una forma muy sencilla, que volver a Jesús, el Cristo, el Mesías, el hijo de Dios hecho hombre, es la tarea más urgente que tenemos dentro de cristianismo actual.