Quiero compartir con los lectores y lectoras del blog de CiJ algunos de los interrogantes y reflexiones que la crisis económica y social que estamos viviendo me suscita en los numerosos coloquios, seminarios, jornadas y reuniones en las que he tenido oportunidad de participar en los últimos meses, y muy especialmente los últimos días con ocasión de los debates sobre la reforma laboral y la huelga general convocada para el próximo día 29.
¿Cuál es el impacto de la política económica y social que se está adoptando en las instancias de dirección de la Unión Europea sobre las condiciones de vida y de trabajo de los ciudadanos de los países del sur de Europa? Los cambios sociales que estamos viviendo en Grecia, Portugal, Italia y España, de momento, ¿están influenciados por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, algún país de la propia UE como Alemania y Francia, y también por el Fondo Monetario Internacional? ¿Cómo impactará el nuevo Tratado de estabilidad financiera suscrito el 2 de marzo de 25 países, que establece una rígida disciplina presupuestaria?
¿Qué es hoy la flexiguridad? ¿Hay que revisar la relación entre estabilidad en el empleo y la flexibilidad en la organización del trabajo? ¿Cómo proteger adecuadamente a los trabajadores, tanto los que están dentro como aquellos que permanecen fuera del mercado de trabajo, frente a la rapidez del cambio productivo?
Estamos asistiendo, a mi parecer, a un proceso acelerado de construcción de la Europa de dos velocidades, en donde parece que los países del sur de Europa deben asumir el rol de proporcionar mano de obra cualificada los países del ?primer anillo??, al mismo tiempo que se deterioran las condiciones laborales y salariales de una buena parte de la población de dichos países. Por cierto, en España casi siete de cada diez asalariados perciben una remuneración mensual no superior a 1240 euros, y de ellos algo más del 40 % no superan los 1.000 euros mensuales.
Me hago muchas preguntas sobre las reformas normativas laborales que se están operando en estos países, con mayor o menor intensidad: ¿respetan el marco constitucional? ¿Debilitan la cohesión social por el desprecio hacia las fórmulas pactadas de solución de las discrepancias, es decir los acuerdos entre los agentes sociales? ¿Tienden a devolver al Derecho del Trabajo a un papel residual como el que tenía en sus orígenes, con la importante diferencia que hace muchos años el Derecho del Trabajo fue fortaleciéndose y ahora estaría debilitándose? ¿Qué impacto para la cohesión social puede tener la ?cultura del miedo?? que parece estar instaurándose en una parte no menospreciable de la población trabajadora?
Refiriéndome de manera específica a España ¿qué impacto tiene en la calidad del sistema político y la cultura democrática el hecho de que se hayan dictado 10 Reales Decretos-Leyes desde la toma de posesión del nuevo gobierno? ¿Qué papel juega el Parlamento en la actualidad?
Hay que reflexionar sobre cómo hemos de atender los laboralistas a las nuevas realidades del mundo laboral y a la composición cambiante del mundo del trabajo: empleados; desempleados, con o sin prestaciones; trabajadores por cuenta ajena, autónomos, funcionarios; jóvenes, adultos, tercera edad; españoles o comunitarios y extracomunitarios; hombres y mujeres; personas que trabajan en la economía regular o irregular; personas que trabajan en el centro de trabajo y otras muchas que lo hacen a distancia, etc. ¿Cómo se enfrenta el mundo sindical, y también las empresas, a esta cambiante realidad del mundo del trabajo? ¿Se ha prestado demasiada importancia a la cuestión salarial y se han dejado de lado durante demasiado tiempo asuntos tan importantes como las políticas de formación, por ejemplo?
¿Cuál es la realidad de mundo laboral, y más concretamente del mundo jurídico: aquella que explicamos habitualmente al alumnado, o la que algunos de ellos te plantean después de la clase al preguntar sobre un problema concreto y que demuestra que las normas laborales no se aplican en muchas ocasiones, o se aplican de la forma y manera que decide una de las partes, el empleador?
Son preguntas, reflexiones e interrogantes que voy planteando para seguir debatiendo, pero no sólo para ello sino también para formular propuestas a fin de avanzar hacia una sociedad más justa y cohesionada, probablemente lo contrario de aquello que algunas políticas económicas y sociales actualmente en boga pretenden. El camino no es fácil, pero les puedo asegurar que era mucho más difícil el de los primeros luchadores por los derechos sociales en el siglo XIX, y con sangre, sudor y lágrimas lo consiguieron. Espero y deseo que ahora también sea posible, pero mejor sólo con sudor y sin sangre ni lágrimas.