Injerencia inadmisible -- Eduardo Álvarez Puga, periodista

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No existe la menor duda sobre la naturaleza de la concentración celebrada en Madrid. Criticaron sin piedad las leyes aprobadas por el Gobierno socialista. Se llegaron a formular acusaciones tan graves y falsas como que estaban «disolviendo la democracia» o atacando la familia «con leyes injustas e inicuas». Se celebró un auténtico mitin político a favor de las tesis más conservadoras en vísperas del inicio de la próxima campaña electoral.

Pero lo más asombroso es que semejante ceremonia propagandística fuese avalada y protagonizada por un jefe de Estado extranjero, injerencia inadmisible en cualquier democracia soberana. Y nadie ha movido un dedo en este sentido. El tratado de Letrán, negociado en 1929 entre el cardenal Pietro Gasparri y Benito Mussolini, reconoce la plena soberanía del Estado de la Ciudad del Vaticano, y como tal actúa en el orden internacional.

El Vaticano es la capital temporal y soberana de la Santa Sede. El papa Benedicto XVI es el actual jefe de Estado. ¿Se imaginan las reacciones ante semejante injerencia en Francia, Alemania o Inglaterra?

El Periódico, 12-01-08.