Ingresado en la clínica -- Jacques Gaillot, obispo de Partenia

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Partenia

Es una experiencia que les toca vivir a muchos un día u otro en su vida.
Me operaron de un cáncer de intestino y me sometí de buen grado a los diferentes ritos de la preparación. Por otra parte ¡no tenía elección! De entre los que intervinieron en la operación, me impresiona el anestesista que tiene el poder de dormirme y de despertarme. ¡Es mágico!
Estuve en reanimación y rodeado de tubos que me hacen dependiente de los demás, y fui conociendo, de día tanto como de noche, al personal médico al que aprecio mucho.

La experiencia del Apóstol Pablo, descrita en su segunda carta a los Corintios aporta mucha luz a mi situación: « ¿Pasamos dificultades? Es para consuelo vuestro. ¿Somos consolados? Es para consuelo vuestro»
Los sufrimientos de Cristo en nosotros son fuente de consuelo.
¡Qué maravillosa enseñanza! «Dios nos consuela en todas nuestras tribulaciones, par hacernos capaces de consolar a todos los que pasan tribulaciones?? »

El cirujano pasa a verme todas las mañanas. Está muy satisfecho de la operación. El cáncer no va a ir adelante y no se necesita ningún tratamiento complementario.

De momento, me aconseja que camine. Así que, camino por los pasillos de la clínica y voy conociendo al personal que viene de Guadalupe, Martinica, Malí, Laos??
Aún me queda un poco de tiempo y abandonaré los pasillos de la clínica para volver por fin, lo cual está mucho mejor, a las calles de París.