En un barrio cerrado los inquilinos comenzaron a pensar en irse y de hecho algunos ya se fueron. Los dueños se inquietaron e hicieron una campaña de marketing para que no salieran más familias o volvieran las idas, contando las ventajas de vivir allí. Ni siquiera se les ocurrió el investigar qué causas los estaban espantando.
En Aparecida se ha insistido mucho en el compromiso misionero para invitar a volver a la Iglesia aquellos que se apartaron. Idea muy buena. Pero el que hayan dejado de pertenecer a la Iglesia Católica no parece que lo enfoquemos bien.
La principal causa se suele poner siempre fuera: «se fueron a otras Iglesias Cristianas». El teólogo Pablo Richard ha escrito «varios estudios muestran que la mayoría delos que abandonaron la Iglesia Católica no lo hacen atraídos por otras religiones aun las más esotéricas (aunque algunos acaben en ellas) o por el ateismo imperante, sino porque la Iglesia Católica, inclusive el mismo cristianismo con su variedad de Iglesias, ya no les dice nada».
Es formidable el compromiso misionero, pero tiene que tener sabiduría. Y la mayor manifestación de ella es aceptar que la causa del abandono de la Fe cristiana, mayormente la tenemos los mismos cristianos.
Es necesario tener humildad para reconocer que, aun con todas las cosas buenas y de amor que hacemos, todavía tenemos otras que hemos de cambiar. Y cambiarlas ya y sin miedo. Porque Cristo va con nosotros.
* Sacerdote jesuita. Responsable por el Parlamento Jovem del Paraguay