A modo de entradilla
Cuando el acento tónico cambia de sílaba ésta muda de aspecto: pierdo se convierte en perdemos, aprieto en apretamos y enmierdo en enmerdamos. Algo así ocurre con el acento eclesiástico: un robo en una iglesia se convierte en sacrilegio, una baja en apostasía y un distanciamiento doctrinal en herejía. El papa o el jefe de la Iglesia resulta ser el vicario de Cristo, goza de infalibilidad y su dios es el único verdadero.
En la jerga eclesial lo normal se convierte en sublime, la actividad humana se sacraliza, se diviniza y desnaturaliza. Todo un ropaje para provecho propio y para rebajar al rebelde, para denigrarlo y convertirle en un vulgar perinde ac cadáver. ··· Ver noticia ···
Iglesia-poder religioso, una perversión -- Mikel Arizaleta
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