Iglesia católica, abusos y sexualidad -- Pedro Serrano Martínez

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El País

Los abusos sexuales a menores son de los actos delictivos más abominables que un adulto puede cometer. Y si estos delitos son cometidos por religiosos, de los que se espera un plus de honestidad, la decepción y el escándalo aún son superiores a los ojos de la sociedad.

A Benedicto XVI le sobran motivos para pedir públicamente perdón a todas las víctimas que han sufrido los abusos de sus clérigos en varios países del mundo.

Pero pedir perdón e indemnizar a las víctimas no repara los daños morales causados; ni soluciona el grave problema que tiene la Iglesia católica con la represión sexual que impone a sus miembros. La Iglesia católica, con preceptos contra natura, pretende ignorar, hipócritamente, la condición humana de los hombres y mujeres que la componen.

Personas con conductas sexuales aberrantes las puede haber en cualquier lugar, pero si los hombres de la Iglesia tuvieran libertad para practicar una vida sexual sana, seguramente no se cometerían estos repugnantes e intolerables pecados.