Enviado a la página web de Redes Cristianas
Tanto se ha dicho de la crisis y de sus causas; tanto de la corrupción y de sus consecuencias; tanto de los políticos y su lamentable proceder; tanto de este país en estado de demolición; tanto se ha dicho y redicho que ya no quedan eslóganes que gritar, opiniones que emitir, maldiciones que escupir, lamentos que gemir, lagrimas que derramar ni blasfemias que proferir.
Ya solo nos queda el silencio como instrumento de protesta, como herramienta defensiva contra la tiranía, el latrocinio y la estulticia. Cuando ya lo hemos probado todo contra el estridente y ensordecedor ruido político, ¿por qué no probar con un sonoro y elocuente silencio?; ¿por qué no probar con una huelga de silencio? Quizá el silencio sea la forma más adecuada de gritar. Quizá el silencio sea la forma más efectiva de ser escuchados.
Valladolid