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Hoy estamos frente a la tragedia más grande conocida en nuestra historia penal. Cerca de 400 personas privadas de libertad murieron asfixiadas y calcinadas dentro de sus celdas en la granja penal de Comayagua. Tras la tragedia en mayo de 2004 en el centro penal de San Pedro Sula, desde Radio Progreso nos preguntábamos sobre cuántas masacres más debíamos esperar para que el Estado aprendiera a dar respuestas a las necesidades de seguridad de los privados de libertad.
Y ahora nos encontramos con ésta auténtica escena macabra de asesinato colectivo por parte del Estado, un auténtico genocidio. Ya no solo se ratifica que el sistema penitenciario colapsó hace mucho, sino que el Estado está exterminando a compatriotas que en las cárceles se encuentran bajo la estricta responsabilidad de las autoridades públicas.
Hace varios años que se han presentado recomendaciones muy concretas al Estado para proteger la vida de los reclusos. Sin embargo, nunca se cumplió ninguna de ellas. Si en un centro penitenciario con capacidad para 440 privados de libertad había más de ochocientas personas recluidas, ¿no se tenía organizada acaso una ruta de evacuación ante cualquier emergencia o eventualidad? ¿Qué era más importante, mantener cerrados los candados aun con las llamas dentro de los celdas, o romper de cualquier manera los mismos salvar la vida de los privados de libertad? ¿O es que acaso no son seres humanos los que están detrás de una reja penitenciaria? ¿Acaso no se puede aplicar en un caso de evidente emergencia como un incendio invasivo, la figura de calamidad pública para romper con cerrojos que salven la vida de centenares de personas?
El cinismo oficial no admite límites. Los funcionarios públicos reaccionan con el mismo formato de siempre: cadenas nacionales, nombramiento de comisiones, se prometen realizar investigaciones y en algunos casos asignan una limosna a los familiares de las víctimas.
Ese formato termina en casi todos los casos con el mismo resultado: impunidad, corrupción o condenas al propio Estado. Una tragedia de esta magnitud en cualquier país con una institucionalidad básica supondría como primera medida la renuncia inmediata de todos los funcionarios de las instituciones bajo cuya responsabilidad se encuentran los centros penales, comenzando por el Ministro de Seguridad.
Con el dolor en el corazón que provocan estas tragedias y con la indignación ante tragedias debidamente advertidas, no podemos dejar de demandar el cambio de todo el sistema penitenciario y a la vez sumar todas las voces de las víctimas del Estado hasta derrumbar toda la infraestructura de la impunidad, y dar los primeros pasos hacia una nueva institucionalidad
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ASESINOS.
«Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza» (Inferno III:9) Dante Alighieri
Tegucigalpa, febrero de 2012 ? Ramón Zavala
El vocero de relaciones públicas de la policía nacional Héctor Iván Mejía se auto contentaba o trataba más bien de minimizar la terrible tragedia con la conclusión de que ninguno de los reclusos se había escapado vaya consuelo el que nos da, posteriormente el cabecilla del régimen Porfirio Lobo nos dice que la suspensión del director de Centros Penales de Honduras, Danilo Orellana y del comisionado Rommel Martínez, jefe del Centro Penal de Comayagua.
La cosa no pudo ser más tibia como todas las hipocresías que traman para investigar los crímenes que contra el pueblo hondureño cometen los que supuestamente son los responsables de nuestra seguridad y es que nosotros ya no creemos en la policía ni en los organismos de seguridad como bien lo demuestra la encuesta de opinión pública que llevó a cabo el ERIC SJ, donde apenas un 10% manifiesta tener confianza en ella y un 12% alguna confianza lo que nos dice que el pueblo no les cree sus mentiras.
Lo menos que se podía esperar es la suspensión del ministro de Seguridad Pompeyo Bonilla, pero tibiamente se mantienen las mismas estructuras de impunidad que no solo no les conviene investigar los desastres sino que por lo contrario buscan impedir toda investigación, es por esto que de nuevo clamamos por una reestructuración de la policía que mas debe pasar por la limpieza de casi toda las jefaturas que en su mayoría están vinculadas al crimen organizado.
Si bien se deben investigar científicamente las causas de este incendio algo que se deduce a primera vista es el tremendo grado de complicidad y falta de moral por parte de la policía carcelaria al no abrir los candados de seguridad de la cárcel mientras se escuchaban los gritos de auxilio de los cerca de 900 presos, esto no debe dudarse que es un claro asesinato por negligencia, mala voluntad o por lo que se diga pero son unos asesinos.
Pero los principales no son los guardias directos sino los que por años han utilizado los centros penitenciarios como un lugar para lucrarse en donde no interesa agilizar los juicios para reducir la mora judicial no señor estos que roban una gallina no tienen derecho a que se les declare una sentencia y pasan años en espera de un dictamen mientras tanto viven la peor pesadilla de hacinamiento y humillación.
Todos sabemos cómo hay grupos de presidiarios afines a los mismos cuerpos policiales para dedicarse a secuestros, sicariato, robos de vehículos etc. que viven como grandes jeques con todas las comodidades bajo el amparo de los mismos jefes de los centros penitenciarios, todo ello en contraste con la extrema pobreza y miserias que pasan la mayoría de sus compañeros.
Como seres humanos y hermanos de todos los presos exigimos una investigación imparcial de todos estos acontecimientos que pase por la inmediata suspensión de las autoridades policiales y de seguridad, para evitar que entorpezcan las investigaciones también de nuevo junto con nuestros amigos de Radio Progreso nos preguntamos de nuevo cuántos muertos más??.. Tendrán que pasar para remodelar estos centros penales que más parecen mataderos, ahora que el señor Lobo ha tenido que reconocer públicamente la fuga de algunos reos que nos tiene que decir sobre el argumento de que no abrieron los candados por evitar las fugas.
Denunciamos también las políticas obscuras que siguen los grupos de derecha de norte América en complicidad con los fascistas criollos que tras de estos crímenes solo se pretende desestabilizar aun mas nuestra querida Honduras para facilitar una intervención militar por parte de los Estados Unidos en complicidad de la fantoche ONU para convertirla en una segunda Haití.
En estos instantes en Tegucigalpa se ha desatado de manera extraña un incendio que ha consumido los principales mercados públicos de la ciudad capital con pérdidas millonarias para los locatarios y dejando en un desabastecimiento a la capital sobre todo para los sectores populares que son los que en definitiva van a los mercados. (ver archivo al final), que intereses hay detrás de todas estas tragedias.
A la entrada del presidio de Comayagua reza este rótulo ?Hágase justicia aunque el mundo perezca?? que viene del latín ?Fiat iustitia et pereat mundus?? utilizada en Loci Communis por Philipp Melanchthon Teólogo y humanista partidario de la reforma de Lutero mas sin embargo consideramos que mas propio es poner arriba de todos los centros penitenciarios hondureños la frase que cuelga a la entrada del infierno en la obra de Dante la Divina Comedia «Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza».
Urgente: Incendio consume mercados de la capital de Honduras
(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)