Hay agendas y hay espíritu: la X edición del Foro Social va llegando a su fin -- Oscar Mateos

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Cristianismo y justicia

Marcha en Dakar
El X Foro Social Mundial va llegando a su fin. Nos encontramos en la tercera y última de las fases que habitualmente componen este encuentro. La primera fue la marcha que aglutinó el pasado domingo 6 a miles de personas por el centro de Dakar. La segunda han sido los centenares de talleres, que organizados en torno a diferentes ejes temáticos, se han desarrollado en los siguientes tres días a la marcha (lunes 7, martes 8 y miércoles 9).

Y, finalmente, la tercera fase concluye hoy mismo con las asambleas sectoriales (organizaciones campesinas, organizaciones de mujeres, colectivos en defensa del sector público, colectivos por una vivienda digna, etc.) y las asambleas unitarias. Tres cosas, entre otras muchas, pueden desprenderse del ambiente y de los debates de estos seis días:

1. La situación en Egipto y Túnez ha impregnado el Foro de expectación y esperanza. Expectación porque los miles de participantes han vivido pendientes de las noticias que en Egipto iban teniendo lugar y porque las manifestaciones de egipcios y tunecinos se han sucedido en las avenidas de la Universidad Cheikh Anta Diop que acoge el Foro. Esperanza porque estamos asistiendo a un momento histórico, en el que pueblos enteros se han alzado para reivindicar no sólo derechos políticos, sino también derechos sociales y económicos.

Al fin y al cabo, los pueblos tunecino y egipcio están reivindicando ese otro mundo que quiere y puede ser posible: democracia participativa, igualdad de oportunidades, educación y sanidad para todos, etc. El dilema, tal y como se discute aquí estos días, es si tras la salida de Ben Alí en Túnez y la más que posible marcha de Mubarak en Egipto dará lugar simplemente a la celebración democrática de elecciones, o bien tendrá en cuenta otro modo de organización política y social que apunte en una dirección diferente al ?sentido común?? de las últimas décadas (desregulación, privatización, etc.).

2. Una mención especial merece la situación en el Sáhara occidental. El boicot sistemático que los talleres organizados por colectivos saharauis han sufrido a manos de sectores marroquíes se viene repitiendo foro tras foro. Es desconcertante ver a los representantes del pueblo saharaui como ni tan solo fuera de sus fronteras pueden reivindicar algo tan esencial como es el cumplimiento de una resolución de las Naciones Unidas: la celebración de un referéndum que ha quedado en papel mojado.

El problema del Foro es que algo que debería ser prioritario, se diluye en un marasmo de reivindicaciones, colectivos y experiencias, dejando al pueblo saharaui, una vez más, en el rincón de las causas injustamente olvidadas.

3. A pesar del momento de crisis y de la salida no social que se le está dando, el Foro pone de manifiesto dos aspectos esenciales: hay agenda y hay espíritu. La agenda política, social y económica del Foro es tan amplia, las alternativas son tantas, y las experiencias en determinados países son tan importantes (sobre todo en el ámbito de la economía social), que hoy se hace imposible afirmar esa vieja idea de que ?no hay alternativa al paradigma neoliberal??. El ?otro sentido común?? está germinando, va configurándose y va dando algunos frutos.

Hay también espíritu. Para quienes venimos de la vieja Europa, desanimada y convencida de que no hay nada que hacer ante la coyuntura actual, con unos gobiernos que han perdido su soberanía a manos de los mercados, las experiencias de otros lugares, de los propios colectivos africanos, asiáticos o latinoamericanos nos han revitalizado y demostrado que queda mucho por hacer y que nada está perdido.

¿Optimismo excesivo? Quizá sí, pero la intuición (quizá ingenua y poco experimentada) me dicen que la ?otra gran superpotencia??, la de los movimientos sociales, la que considera que hay vida más allá de la manera neoliberal de entender el mundo, sigue viva. Y eso es lo que cuenta.