La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha concedido el título de Doctor Honoris Causa al profesor Hans Küng, catedrático de teología fundamental, de teología dogmática y de teología ecuménica en la Universidad de Tubinga. La investidura del nuevo Doctor se celebró el pasado día 27 de enero, víspera de la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrono de los teólogos.
Me parece importante destacar esta distinción que una Universidad española concede a un teólogo de fama y reconocimiento mundial, como es el caso del profesor H. Küng. Para él es un título bien merecido. Y para la Universidad española, un ejemplo que da que pensar. Como es sabido, los estudios de Teología Católica fueron excluidos de la enseñanza universitaria en España, en virtud del conocido genéricamente como ?Decreto de Libertad de Enseñanza??, de 21 de Octubre de 1868, por el que fueron abolidas las Facultades de Teología en nuestras Universidades públicas. Desde entonces, la enseñanza de la religión en España quedó totalmente controlada por la autoridad jerárquica de la Iglesia. Por eso la presencia de un teólogo de fama mundial en la UNED reviste una significación que trasciende los límites de una Universidad española concreta.
Han Küng ha ejercido su magisterio en la Iglesia Católica. Y en la Iglesia Católica sigue, por más que haya quienes se empeñan en decir que no es ?católico??. Los dos gruesos volúmenes de sus memorias, que hasta ahora ha publicado, son el mejor testimonio público de su fidelidad a la Iglesia, ante la que siempre ha tenido una postura crítica, frente a los ?excesos vaticanos?? de todos conocidos. Pero Küng ha dejado siempre claro que, por encima de la crítica, está la fidelidad. Unir ?crítica?? y ?fidelidad??, en el ámbito de las creencias religiosas, no es fácil.
Pero es necesario, para una conciencia recta, tal como están las cosas en la Iglesia. Por otra parte, la biografía del profesor Küng entraña una ejemplaridad de singular importancia en este momento. Su ?Proyecto de una ética mundial?? (1990) trasciende los límites, no sólo del Cristianismo, sino incluso de todas las religiones. Y a esto hay que sumar su preocupación (extraordinariamente documentada) por investigar y divulgar el conocimiento de las tres grandes religiones monoteístas: ?El Judaísmo?? (1991), ?El Cristianismo?? (1994) y ?El Islam?? (2004). Hans Küng ha sabido unir sus convicciones de creyente con su fidelidad a la Iglesia y su libertad de ciudadano del mundo, que trasciende fronteras culturales, religiosas y políticas.
Insisto en que este ciudadano, este intelectual y este teólogo es un ejemplo, en este momento, para la Universidad española. Como ya he dicho, desde 1868, en España no se enseña, en los planes de estudio universitarios, más teología que la ?Religión Católica??, una de las ?tres marías?? que se daban en la Universidad de los tiempos del franquismo. En España, por tanto, no existe titulación universitaria para enseñar lo que constituye uno de los componentes fundamentales de la cultura, el hecho religioso. En España se enseña, en la escuela y en las enseñanzas medias, lo que la Conferencia Episcopal permite enseñar. O lo que enseñan (cuando pueden) los clérigos de otras religiones.
Pero, del fenómeno religioso como tal, de su historia y su influencia en la cultura, bien poca cosa. Es una más, entre las muchas carencias, que tiene nuestro sistema educativo. Por eso he dicho que la investidura del profesor H. Küng, en la UNED, es no sólo un homenaje merecido para él, sino además un ejemplo necesario para nosotros.
El Centro Mediterráneo, de la Universidad de Granada, invitó al profesor Hans Küng a pronunciar una conferencia en nuestra ciudad. El profesor Küng disertó, sobre su proyecto de ética mundial, en el Colegio Mayor Cardenal Cisneros, el 25 de Noviembre de 2003. Su enseñanza magistral, lo mismo que el ejemplo de su vida, es una voz autorizada, que viene a replantearnos, no sólo las grandes cuestiones teóricas y espirituales a las que nos enfrenta el hecho religioso en su totalidad, sino además las cuestiones concretas y urgentes que hoy tendrían que afrontar nuestros gobernantes, si es que buscan en serio el bien de todos los ciudadanos y no sólo los intereses de algunos o de algún partido político, sea el que sea. ¿Estaremos, una vez más, ante una voz que clama en el desierto?