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Se cumple ahora los 209 años de la independencia de Haití. Valle Adame, misionera, lleva allí dos meses y nos cuenta sus primeras impresiones. (Redacción de RR CC)
Ya va llegando el momento de celebrar más conscientemente la llegada del Hijo de Dios a este mundo y nuevamente el Señor me toca y nos toca el corazón a prepararnos para este intenso e impresionante momento en la vida de todo cristiano. Y la liturgia nos ayuda a esta preparación con todo un espacio de 40 días preparativos. Pues todo lo importante se ha de cuidar como lo merece. Y esto es cierto en la vida espiritual.
Yo me encuentro en Puerto Príncipe (Haití). Se trata de una ciudad súper poblada con una mala urbanización y donde la gente intenta sobrevivir de cualquier manera. No están aún muy concienciados de la necesidad de la limpieza para impedir o disminuir la transmisión de las enfermedades pero ya intentan cuidarse del cólera. Esta enfermedad se lleva a mucha gente en esta ciudad.
Hace tres años sufrió el último gran terremoto. Miles de personas se quedaron sin vivienda y la ayuda humanitaria se volcó con este pueblo. Se construyeron 200 campos de refugiados, 5 llevados por el Servicio de Refugiados de los jesuitas, la Cruz Roja, etc. Pero estos campos ya han llegado a su fin y el gobierno haitiano los quiere quitar para antes del 12 de enero, fecha clip_image004del tercer aniversario del terremoto.
Yo tengo la suerte de ir a uno de esos campos de refugiados llamado “automeca”. En este campo viven unas 10000 personas hacinadas en tiendas de campaña donadas por los diferentes países que ayudaron. Tienen su sistema de letrinas y de sala común para las diferentes actividades comunitarias. Entre esas actividades está la mía de asistencia sanitaria. Las personas que viven aquí son de diferente clase social. Hay ex convictos, traficantes de drogas, personas que no tenían otro lugar donde vivir, etc.
El día 25 de diciembre se va a cerrar este campo. Para ello la Cruz Roja está ayudando pagando el alquiler por un año a la gente que puede certificar un sitio donde vivir. Además debes estar censada como persona que vive en el campo. Pero claro, como siempre hay un grupo de personas indocumentadas. Así es el caso de una mujer, madre de gemelos que era una “restabek”, o sea, niña dada como esclava por los padres. Esta chica se enamoró y la dejó con gemelos. Vino a vivir al campo con una amiga pero la amiga se fue y fue a vivir con otra. Total que está indocumentada. Su suerte es que las hermanas le van a ayudar a conseguir casa.
Pero ¿cuánta gente se quedará en la calle el día de Navidad? Esta realidad me deja con el sabor amargo de decir, Señor se vuelve a repetir la historia y el día de tu Nacimiento sigue habiendo gente que estará en la calle celebrando que continúan viviendo. Realmente Dios está con ellos cada día y nos dice a través de ellos que aún queda mucho para la instauración del Reino de Dios en este mundo. Pido al Señor nos ayude a saber ser sus manos y sus pies para con nuestros hermanos y hermanas.