Enviado a la página web de Redes Cristianas
Es difícil abrir un diario o escuchar un telediario sin que sus contenidos no estén dedicados, casi por completo, al conflicto catalán. Y esta bien que hablemos de la locura independentista, claro que sí. Es un asunto lo suficientemente grave como para dedicarle atención, pero no nos olvidemos de que el mundo sigue girando y de que otros asuntos importantes también deberían reclamar nuestra atención.
De modo que, ¿por qué no hablamos de la gestión política que este Gobierno, en connivencia con los poderes económicos, está llevando a cabo y que tiene como resultado una desigualdad creciente entre ricos y pobres, una insoportable precariedad en el empleo, un vergonzoso aumento de la pobreza en personas empleadas, unas lamentables condiciones de trabajo y una injusta pérdida de poder adquisitivo de las pensiones? ¿Por qué no hablamos, y solo son algunos ejemplos, de la financiación de las pensiones del futuro, de la sequía que padecemos debido al cambio climático, de la educación, de la sanidad y sus listas de espera o de las recientes conclusiones de la Fiscalía Anticorrupción sobre el caso o Gürtel, donde queda acreditada la existencia de una caja B en el PP y donde queda patente que el PP nacional se benefició ilícitamente de dicha trama?
Entiendo que, tanto al gobierno de Puigdemont como al de Rajoy, les vaya muy bien que sigamos hablando del monotema independentista. Mientras siga el raca, raca secesionista, ninguno de estos dos acérrimos contendientes se verá en la necesidad de dar explicaciones de su gestión al frente de sus respectivos gobiernos.
, Valladolid