Enviado a la página web de Redes Cristianas
La elección de Francisco I , Papa número 266, ha sido una sorpresa total e inesperada. ?Ganó?? en la cuarta votación, hoy miércoles 13 de marzo de 2013.
¿Quién es Jorge Mario Boroglio? Actual Cardenal-Arzobispo de Buenos Aires, nació el 17 de diciembre de 1936, de padre y madre italianos. Hijo de un trabajador de ferrocarriles y de madre ama de casa. Entró al noviciado de la Compañía de Jesús en 1958. Ordenado sacerdote a los 32 años, Estudioso, ha sido profesor universitario y escritor. Además, pastor sobre el terreno. Presidente, por dos periodos, de la Conferencia de Obispos de Argentina. Fue designado cardenal en 2001. Tiene 76 años.
Ha hecho parte de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, del Consejo Pontificio para la Familia y de la Comisión Pontificia por América Latina. Pero no ha vivido en la curia vaticana.
Primer Papa latinoamericano. La fumata blanca empezó a salir a la una y ocho minutos, hora de Colombia. ?Parece que los cardenales me vinieron a buscar al fin del mundo??, una de sus primeras frases.
¿Qué puede significar esta elección?
Ha sido muy positivo, que el Papa no saliese de ese mundo-mundillo de cardenales y monseñores del Estado de la Ciudad del Vaticano, tan desprestigiado por una larga crisis.
Desde ese punto de vista, Francisco I se puede colocar como árbitro exigente entre las diferentes tendencias. Pero no hay que olvidar la sabia sentencia: ?El Papa reina pero NO gobierna??. La curia vaticana es poderosa, burocrática y amañada en un triple sentido de la palabra: amañada al poder vertical, amañada al dinero y amañada a la burocracia. La reforma, y a fondo, de la curia vaticana, es impostergable. Pablo VI no la pudo hacer. Juan Pablo II y Benedicto XVI no quisieron ?ver?? el alto grado de degradación y pasaron de largo. Una primerísima decisión es la del despido del cardenal Bertone, analizado y criticado por su pésima gestión, durante las congregaciones cardenalicias antes del Cónclave.
Con dicha elección, ¿los cardenales europeos reconocen la crisis de la Iglesia católica en Europa? Desde hace largos años se vive un éxodo permanente de fieles. Las iglesias nacionales han envejecido y tienen ya muy poco peso social. La crisis vocacional es cuasi total. El promedio de edad de sacerdotes, religiosas y de religiosos está por los sesenta años y más.
¿Reconocimiento de los cardenales que votaron por él, al ?Continente de la Esperanza??, que congrega todavía a la mayor parte de las y los creyentes católicos del Planeta Tierra? Pero también una iglesia latinoamericana en crisis por el alejamiento constante de millones de católicas y de católicos hacia las iglesias evangélicas y ?cristianas??, de última generación. Además, en una creciente indiferencia religiosa de los sectores sociales. Y en primer lugar de la intelectualidad. ¿Es otra forma de reconquista?
Es un Papa que conoce la conflictividad que han desplegado los monseñores del Estado de la Ciudad del Vaticano contra los sectores progresistas católicos del Continente. Y, obvio, la animadversión de los medios vaticanos contra la Teología de la Liberación. ¿Tratará de amainar esa tempestad? ¿Podrá ponerle ?riendas?? a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que bajo el actual y reciente inquisidor, el arzobispo Müller, nombrado el año pasado por el Papa Ratzinger, sigue aplicando inquisición?
¿Será un Papa que por venir de una región del mundo que ha convivido secularmente con la miseria, la pobreza, el hambre y la explotación, tendrá la capacidad de comprender lo que pasa en las otras partes del mundo en miseria y pobreza, como son África y Asia, para debatir y criticar el neoliberalismo salvaje, y debatir con los gobiernos conservadores, impulsores del neoliberalismo salvaje? Los ricos se hacen super ricos y los pobre super pobres.
¿Con Francisco I al fin podremos saber en qué consistirá la Nueva Evangelización?
Francisco I tendrá que llevar a sus espaldas el papel negativo de una parte de los obispos argentinos y de los nuncios, en tiempos de la dictadura militar (1976-1982). La Iglesia como Institución apoyó la Dictadura. Hubo obispos pro-militares que aprobaron y aplaudieron los métodos inhumanos y violadores de los Derechos Humanos. El obispo Enrique Angelelli, Obispo de La Rioja, para citar un caso, fue una de las personas mártires de la Dictadura.
Bogotá, 13 de marzo de 2013.
(1). Licenciado en Teología y en Sociología.
Para conocer mejor a Francisco I, adjunto el texto que acaba de difundir hoy 13 de marzo, la Agencia de Prensa EFE.
———-
Jorge Mario Bergoglio fue elegido como nuevo Papa y se llamará Francisco I
Efe | Ciudad del Vaticano | Publicado el 13 de marzo de 2013
Jorge Bergoglio, el primer Papa jesuita de la historia del catolicismo, es un sacerdote argentino de hábitos monacales que no duda en atacar al poder político, aunque paradójicamente su actuación en ese terreno le deparó el capítulo más amargo de su vida clerical.
Reservado, poco afecto a lo mediático, preocupado por la marginación social, el nuevo Papa llamado Francisco I gobernaba con firmeza la arquidiócesis de Buenos Aires y proyecta un pontificado sin sorpresas en los desafíos que la sociedad moderna plantea a la Iglesia como la sexualidad, el divorcio, el aborto o la bioética.
Una de sus biógrafas, Frascesca Ambrogetti, lo describe como una «personalidad absolutamente moderada. Es absolutamente capaz de hacer la necesaria renovación (en la Iglesia) sin saltos en el vacío».
«Coincide con la necesidad de una Iglesia misionera. Que salga al encuentro de la gente, activa y no pasiva. Una Iglesia que no sea reguladora de la Fe, sino promotora y facilitadora de la Fe», explicó.
De 76 años, el excardenal es un hombre austero, de marcada espiritualidad y apegado a las tradiciones seculares del catolicismo. De aspecto hierático, habita un departamento pequeño -rechazó la residencia oficial del arzobispado, más confortable-, donde pasa los fines de semana en soledad.
«Sobriedad y austeridad es su estilo de vida. Viaja en subte (metro), en colectivo (autobús), los viajes a Roma los hace en clase turista», describió Ambrogetti.
Suele guardar para sus escasas apariciones públicas discursos cargados de palabras duras tanto para los políticos como para la ciudadanía, señalando la pobreza masiva, la marginación y la desigualdad social que vive Argentina.
Según medios de prensa internacionales, Bergoglio había sido uno de los cardenales más votados en el Cónclave del 2005 que convirtió a Joseph Ratzinger en Benedicto XVI.
Años negros
Llegó al sacerdocio a los 32 años, casi una década después de perder un pulmón por una enfermedad respiratoria y de dejar sus estudios de química. Pero pese a su ingreso tardío, en menos de cuatro años llegó a liderar la congregación jesuita local, un cargo que ejerció de 1973 a 1979.
Su ascenso coincidió con uno de los períodos más oscuros de Argentina, lo que le deparó fuertes críticas: la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1982.
El cuestionamiento remite al secuestro de dos jesuitas detenidos clandestinamente por el gobierno de facto por hacer tareas sociales en barriadas de extrema pobreza. Según la acusación, Bergoglio les retiró la protección de su orden religiosa. Ambos párrocos sobrevivieron a un encierro de cinco meses.
El señalamiento consta en el libro El silencio del periodista Horacio Verbitsky, también presidente de la entidad privada defensora de los derechos humanos Cels. Se apoya en manifestaciones de Orlando Yorio, uno de los jesuitas secuestrados, antes de fallecer por causas naturales en 2000.
«La historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias innovadoras de la Iglesia y sobre todo, en la época de la dictadura, lo muestra muy cercano al poder militar», señaló tiempo atrás el sociólogo Fortunato Mallimacci, exdecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Los detractores de esa postura sostienen que no está probada y que, por el contrario, Bergoglio ayudó a muchos a escapar de las fuerzas armadas durante los años de plomo.
En el Vaticano, lejos de la mancha ignominiosa de la dictadura que aún sobrevuela sobre muchos de los que tuvieron actividad pública en esa etapa de Argentina, se espera que este hombre silencioso conduzca la estructura de la iglesia con mano férrea y con una marcada preocupación social.
Los políticos argentinos fueron varias veces blanco de la retórica filosa del sacerdote, que los ha acusado de no combatir la pobreza y querer enquistarse en el poder.
En el 2010, también se enfrentó al Gobierno de la presidenta Cristina Fernández cuando impulsó una ley para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
«No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios», escribió Bergoglio en una carta días antes de que el proyecto fuera aprobado por el Congreso.
Cardenal desde 1998, muchos de los pares que eligieron a Bergoglio lo conocieron por su inesperada y reconocida actuación de relator durante el Sínodo de purpurados del 2001.
Hijo de un hogar de clase media con cinco hijos, de padre ferroviario y madre ama de casa, poco afecto a aceptar invitaciones privadas y poseedor de un «pensamiento táctico’, según los especialistas, ahora deberá presentar sus credenciales ante más de 1.000 millones de católicos.