La presidenta de una asociación que me es cercana fue procesada por el ministerio de Defensa. ¡Ciertamente no maneja la jerga judicial ni las medias tintas! Sus palabras contra la guerra en Afganistán son incisivas.
Recuerda que hubo que esperar la muerte de soldados franceses para que la prensa francesa saliera de su silencio. Elle explica que «el pueblo afgano soporta cada vez menos la ocupación militar de su país. ¿Es necesario esperar otras emboscadas para movilizar la opinión contre esta sucia guerra? Los pilotos de nuestros mirages siembran la muerte sin riesgos??Se siembra el caos, se alimenta el comercio de armas??»
El tribunal decreta su libertad sin cargos: «La presidenta ha hablado dentro de los límites autorizados de la libertad de expresión. Estas propuestas se inscriben en un debate de interés general sobre el compromiso militar francés en Afganistán».
El ministerio de Defensa apela. Acudo al tribunal junto a la presidenta de la asociación. Su abogado me susurra al oído: «Está muy bien que Vd. esté aquí».
Los militantes han venido a apoyar a la presidenta que habla con convicción. ¡Pero ningún periodista está presente! El abogado subraya que no hay una solución militar para el conflicto.
En el momento actual, se está más por dialogar con los Talibanes. Los franceses son hostiles al envío de soldados a Afganistán. Es un debate de alcance general que reclama la libertad de expresión.
El fiscal recalca extensamente las injurias al encuentro del personal del ejército francés y reclama una multa de 3.000 euros. Visto para sentencia.