Granada: Experiencia de una compañera de la APDHA: cómo se paró un desahucio en el Zaidín -- Domingo Gómez

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Mucha gente pequeña, haciendo muchas cosas pequeñas, en muchos lugares pequeños, puede cambiar el mundo
Esta mañana a las 10 me llamó una amiga de «Derechos Humanos» para decirme que le había llegado al noticia de que a las 11 horas había un desahucio de senegaleses en el zaidín, en la calle Pingarrón 8, bajo. Me preparo lo mas rápido que puedo y en mi moto me presento en el lugar anunciado.

Cuando llego me encuentro dos furgonetas de policías nacionales, la puerta de la casa cerrada con los inquilinos dentro y 8 o 10 personas coreando consignas: «Este desahucio lo vamos a parar», …e invitando a que se sumaran al grupo a los vecinos que asomaban a las ventanas diciéndoles que hoy es un senegales pero mañana les podía tocar a ellos.

La gente que conocía el caso repetía por el megáfono las circunstancias que habían conducido a esta familia a la situación y el engaño vil de que fueron objeto por parte de Caja Madrid que mientras pactaba con ellos el pago de una pequeña deuda atrasada , por otro había iniciado en el juzgado los trámites del desahucio.

La familia afectada era un matrimonio senegalés con cinco hijos que vive en España hace mas de 20 años. Esta familia llego a acumular un impago de 2000 euros que había ido reduciendo de acuerdo con el banco hasta llegar a solo 600 euros. Sin embargo de un día para otro le comunican que el desalojo está a punto de ejecutarse.

No se exactamente quien lanzó la noticia pero alguna gente lo supo la noche anterior. Allí había gente del grupo Stop desahucios del 15 M, de DRY y otros colectivos del zaidín. Entre estas personas y algunos vecinos que se unieron nos llegamos a juntar sobre 60.
Seguimos lanzando consignas explicando la situación de la familia invitando a la policía a que se pusiera de parte del obrero, no del banquero. Esperábamos la llegada de los del juzgado con la intención de taponar la puerta e impedir el desalojo, siempre de forma pacifica.
Pasadas las 12 nos dijeron que los del juzgado habían desistido y se habían marchado. Entonces todos nos pusimos contentos, era otra batalla que los ciudadanos habían ganado a los bancos.

La familia salió a la puerta a darnos las gracias, el matrimonio y los hijos, fue un momento muy emocionante para ellos y para nosotros. Estaban muy agradecidos y dijeron que sin nosotros estarían en la calle.

De allí nos fuimos al banco, la familia y nosotros y todo el camino fuimos cantando los eslóganes e informando a la gente del sentido de nuestra acción. La mayoría de la gente se mostró comprensiva y nos apoyaba. Cuando llegamos al banco entramos dentro y lo llenamos hasta la bandera, dentro desplegamos una pancarta, pegamos pegatinas en las paredes y pedimos hablar con el director que recibió a una comisión con la condición de que nos saliéramos fuera. Quedaron en que la semana que viene se volverían a reunir para intentar darle una solución.

Mientras esperábamos en la puerta una mujer de mediana edad y apariencia acomodada que era la primera vez que se sumaba a una acto de este tipo me dijo que estaba muy emocionada de ver que un pequeño gesto nuestro hubera conseguido tanto para una familia que lo tenía todo perdido. Tambien me djo que era interesante que personas de nuestra edad estuviéramos allí para que se hiciera visible que la protesta social no es cosas de perroflautas ni de desarrapados (ese argumento tan querido por alguna prensa y algunos políticos) sino que somos ciudadanos de a pie los que estamos mas que hartos de este sistema y de sus responsables para el que las personas son sólo basura.

Granada 12 de abril de 2012.