Redes Cristianas
Nos llega esta noticia y queremos compartirla con nuestros lectores, junto con algunos comentarios:
(EFE) “El Vaticano estrenará este jueves un nuevo portal de internet, donde además de incluir informaciones sobre el Estado pontificio, mostrará en tiempo real a través de cámaras web, algunos rincones como la tumba de Juan Pablo II y los jardines, informó un comunicado. El nuevo portal se sumará al ya existente, donde a partir de ahora se podrán consultar las actividades del Papa. Sin embargo, este nuevo sitio web permitirá acceder a la Ciudad del Vaticano y sus servicios, como museos, filmoteca, oficina de correos o la farmacia. El nuevo portal mostrará, en tiempo real y a través de cinco cámaras web, los bellos jardines vaticanos, casi desconocidos ya que están cerrados al público; la plaza de San Pedro; la Cúpula de la Basílica y la tumba del Papa Juan Pablo II. La cámara sobre la tumba de Juan Pablo II permitirá observar en cualquier momento a las miles de personas que cada día acuden a las grutas vaticanas para rendir homenaje al pontífice.
El sitio de internet está dividido en cinco secciones: Gobierno y Estado, Servicios, Otras Instituciones, Monumentos y Tienda, en éste último se permitirá a los usuarios comprar productos numismáticos, filatélicos, tarjetas de teléfono y otra serie de artículos de los Museos Vaticanos”.
Bueno. Esto es sólo el comienzo. No demos crédito a quienes ven aquí una variante místico-morbosa de Gran Hermano. Aquí veremos gente rezando. Y gente viendo, por primera vez, lo que estaba oculto y ha sido revelado.
Se me ocurren, casi sin esfuerzo, algunas ideas sobre dónde poner estas cámaras web, sin salir del 0,44 km2 al que Garibaldi redujo los Estados Pontificios en 1870 y que hoy constituyen la Ciudad del Vaticano. Lo que siguen, son sólo algunos ejemplos.
Congregación para los obispos
Podrá conocerse, en directo, el mecanismo por el cual los organismos vaticanos, en nombre de una dudosa teología, se alzan con los derechos de las iglesias locales, ignorando el parecer del Pueblo de Dios y amparando todo el procedimiento en el más absoluto de los secretos. Por fin entenderemos por qué cuatro mosignorinos –con pechera romana y peinados de peluquería– saben más de nuestras necesidades pastorales y ministeriales que nosotros mismos.
Congregación para las Causas de los Santos
¡Al fin sabremos por qué las malas palabras del Cura Brochero son más obstáculo para su canonización que los títulos nobiliarios comprados por Escrivá de Balaguer! ¡Por qué está más cerca de la santidad el trabajo con los sindicalistas polacos del padre Popieluszko que el compromiso martirial de los obispos Romero y Angelelli!
Una cámara nos mostrará el momento en que una junta médica –erigida en autoridad indiscutida de la manifestación de lo divino– decide por qué un milagro es un milagro, tras lo cual las autoridades de la Congregación dictaminan a qué santo de los que aguardan en lista de espera conviene que sea acreditado.
Congregación para la Doctrina de la Fe
Las cámaras nos muestran una gran pizarra cubierta con fotos de reconocidos teólogos. Frente a ellas, un grupo de funcionarios romanos practica puntería con dardos de puntas de acero. Jon Sobrino acaba de ser alcanzado entre ceja y ceja. Los otros protestan y se lamentan, no por solidaridad con la teología latinoamericana sino porque su derrota los obliga a redactar una nota condenatoria de la obra del teólogo en cuestión. “¡Nunca lo leí!”, protesta uno. “Habría que conocer América Latina”, comenta otro, sin duda mal influenciado por lecturas indebidas. Pero todos ponen manos a la obra: ante todo está el deber…
Pontificia Comisión para América Latina
La polémica entre Eduardo de la Serna y el cardenal Francisco Javier Errázuriz habrá llegado a su fin: sabremos, finalmente, quién introdujo los cambios sobre la redacción que los participantes del Quinta Conferencia general del episcopado latinoamericano celebrada en Aparecida consideraban la definitiva, y de la que se gloriaban porque nunca un documento había recibido tanto consenso. Pero parece que “tanto consenso” no es bueno para la eclesiología dominante, y hay que matizarlo con un poco de sin-senso. ¡Y qué me importa el disenso!
Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”
Este apartado es el más difícil: está filmado en latín, y sin subtítulos. Abundan las palabras esdrújulas que terminan en “us” o en “um”. Es difícil reconocer los rostros en la filmación: casi todos los protagonistas están de espaldas. No sabemos si es por vergüenza, por discreción, o porque están esperando, equivocadamente, que los sigamos…
Recordemos a los lectores desatentos que esta comisión pontificia fue creada para “colaborar con los obispos, con los dicasterios de la Curia Romana y con los ambientes interesados, para facilitar la plena comunión eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades, religiosos o religiosas, que hasta ahora estaban ligados de distintas formas a la Fraternidad fundada por le arzobispo Lefebvre y que deseen permanecer unidos al Sucesor de Pedro en la Iglesia católica, conservando sus tradiciones espirituales y litúrgicas, según el protocolo firmado el pasado 5 de mayo [de 1984] por el cardenal Ratzinger y por el arzobispo Lefebvre.”
Quién sabe si dentro de un tiempo no se cree una Pontificia comisión para atender pastoralmente y establecer relaciones ecuménicas con aquellos que aún esperamos el cumplimiento de las promesas del Concilio Vaticano II. Quizás hasta nos permitan celebrar la misa en lengua vernácula y nos autoricen a leer la Gaudium et spes y la Dignitatis humanae…
Ver y oír
Sí, el pueblo de Dios quiere ver y oír, pero quiere oír y ver otras cosas. Son muchos los que desean habitar una Iglesia alejada tanto de los pactos de silencio, sordamente renovados aquí y allá, como del circo, la puesta en escena y el culto a la personalidad. Por eso acuden a mi memoria las palabras de Ronaldo Muñoz en “La Iglesia que amo”:
Pocas catedrales de canto y oro,
muchas capillas de barro y tabla.
Pocos ricos adiestrados a la indiferencia,
muchos pobres expertos en pasión compartida.
Pocos letrados calculadores y prudentes,
muchos sencillos que saben de fe y de esperanza.
Pocos doctores muy seguros de su doctrina,
muchos testigos que escuchan de verdad.
Poco poder de fariseos y sacerdotes de carrera,
mucho servicio humilde a los hermanos más pequeños.
Pocos proyectos de dólares y marcos,
muchas mingas de sudor y canto.
Pocas ceremonias en palacios y cuarteles,
muchas fiestas en aldeas y barrios marginales.
Pocas bendiciones de armas, bancos y gobiernos,
muchas marchas de paz, justicia y libertad.
Poco temor al Dios del castigo y de la muerte,
mucho respeto al Dios del amor y de la vida.
Poco culto de espaldas al pueblo
a Cristo rey eterno en las alturas;
Mucho amor y seguimiento a Jesús el de María,
Compañero, Profeta, Hijo del Padre.
Poco, cada vez menos,
mucho, cada vez más.