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Alerta al rostro oculto, el más peligroso, de todas las Elecciones. Los políticos son elegidos para promover, garantizar y legislar el BIEN COMUN; están por encima de todo otro poder que pretenda encubrir, socavar o frustrar ese BIEN COM?N. Pero,¿hay algún país democrático que controle y domine al poder económico y no sea degradado, corrompido y dominado por él?
1.La persona no es de derechas ni de izquierdas
Comienzo por apuntar a la raíz donde se encuentra el
origen del árbol socioeconómico de la convivencia.
Llevamos no sé cuánto tiempo clasificando a los
ciudadanos en dos bandos: la Derecha y la Izquierda. Dos
bandos desiguales, contrapuestos, irreconciliables,
seguramente porque la historia ha ido tejiendo con esos
dos hilos la suerte y el desarrollo de unos y de otros. Y tan
pertinaz y cruel se ha mostrado esa figura que, llegada
hasta nuestros días, no acertamos a salir
de ella y nos resignamos a mantenerla como clave
descifratoria de nuestra política.
Y lo peor es que, sin nada que lo haya demostrado, no
hay como clavarle a uno el sambenito de ser de derechas
o de izquierdas para dejarlo irremisiblemente calificado.
Contra el sentir de esta historia , pienso que la
persona humana no es ni derechas ni de izquierdas, no
nace inscrita en uno de los dos bandos, ni le corresponde
por genética estar en uno de ellos.
Esa es una concepción de la convivencia
darwinística, inspirada en el fuego de la estirpe, que
condena a perpetuar la lucha de unos contra otros y
descarta lo más propio del ser humano: su libertad,
condicionada ciertamente, pero no atada al yugo de
ningún determinismo, sea clase, edad, género, derecho,
patria o religión.
Los ciudadanos no caminamos como dos carriles de
tren que nunca se encuentran. La humanidad avanza y
descubre lo absurdo de un convivir enfrentado , y
destructor, pudiendo ser fraternal y solidario, con
ausencia de sufrimientos, frustraciones, retrocesos y
pérdidas enormes.
No hay mayor falacia que la de reducir el ser
humano a cosa, a valor de mercancía, despojándolo de su
dignidad sagrada. Y esa dignidad es el motor que siempre
funcionará cuando la perversión humana pretenda
despreciar, someter o corromper esa dignidad.
La marca de todo ser humano es esa dignidad,
inviolable, como inviolables son los derechos que de ella
brotan, por más que una concepción neoliberal
burdamente materialista busque encubrir o borrar esa
marca.
Es ésta la base con que las Naciones Unidas quisieron
proclamar una nueva época para la convivencia humana,
tal como lo consigna en su artículo 1 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos: ?Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de razón y conciencia, deben
comportase fraternalmente los unos con los otros??.
Cosa que nuestra Constitución española reafirma en su
artículo 10: ?La dignidad de la persona, los derechos
inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la
personalidad , el respeto a la ley y a los derechos de los
demás son fundamento del orden político y de la paz
social??.
2.Normativa primordial de toda política
Dicho esto, deseo recalcar lo que debiera ser para
todos criterio primordial a la hora de discernir y medir la
autenticidad de toda política y, por supuesto , de todo
poder económico, sea local, nacional o globalizado. Este
criterio emerge de la entraña del ser humano, es
universalmente válido y a él está subordinado todo
modelo económico, revístase del nombre o color que se
quiera.
1º)Declaración universal de los Derechos
Humanos
– ?Toda persona tiene todos los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración (Art. 2). En concreto,
-?Todos son igual ante la ley, y tienen, sin distinción,
derecho a igual protección de la ley?? (Art. 7).
– ?Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene
derecho a la seguridad social, a los recursos del
Estado y la satisfacción de los derechos económicos,
sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al
libre desarrollo de su personalidad?? (Art. 22).
-? Toda persona tiene derecho, sin discriminación
alguna, a igual salario por trabajo igual: a una
remuneración equitativa y satisfactoria, que le
asegure, así como a su familia, una existencia
conforme a la dignidad humana y que será completada,
en caso necesario, por cualesquiera otros medios de
protección social?? (Art. 23).
?Toda persona tiene derecho a un nivel de vida
adecuado que le asegure , así como a su familia, la
salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios
sociales necesarios?? (Art. 25).
2º). La Constitución Española
La Constitución Española, reconociendo que
?Todos los españoles son iguales ante la ley?? (Cap. II, Art.
14), encomienda a los Poderes públicos ?Promover las
condiciones para que la libertad y la igualdad sean reales y
efectivos?? (Tít. Preliminar, Art.9). Entre esas condiciones
están las de garantizar ?El derecho al trabajo y a una
remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y
las de su familia?? (Cap. II, Art. 35), ?Promover una
distribución regional y personal más equitativa?? (Cap. II,
Art. 40), y ?Regular la utilización del suelo de acuerdo con
el interés general para impedir la especulación y hacer
efectivo el derecho de todos los españoles a disfrutar de
una vivienda digna y adecuada?? (Cap. II, Art. 47).
3.Una práctica negadora de la dignidad y
derechos humanos
Enunciados estos principios, alguien tendrá que
explicar el hecho de los desahucios en nuestro país,
que han afectado en estos últimos años a más de
350.000 familias españolas, ejecutados además
impávidamente con anuencia de unos y otros
responsables públicos. ¿A quién no estremecen esas
cruces sangrientas de los desahucios?
Alguien tendrá que explicar por qué la distancia
entre pobres y ricos está agrandándose a un ritmo sin
precedentes: por qué en España, entre 2002 y 2011, la
riqueza media creció en un 40 %, pero el 25 % más
rico la aumentó en un 40 %; los hogares intermedios
en un 31 % y el 25 % más pobre la vió reducida en un
25 %.
Alguien tendrá que explicar por qué en 1975 los
asalariados recibían en España el 72 % de la renta
nacional y en el 2013 el 62,2 %; por qué en la
actualidad hay más de 731.000 hogares sin ingreso
alguno, por qué se ha destruido más de un 25 % del
empleo juvenil y por qué la deuda que España tiene
?la más descomunal e intolerable usura de la historia-
sobrepasaba al comenzar el 2015 un billón de euros.
Este contraste confirma que el criterio para medir la
autenticidad y el valor del ser humano viene siendo la clase
y el caudal económico y no la dignidad y los derechos de
los demás, vistos como un reflejo de la dignidad y
derechos de uno mismo: ?Trata a los demás, como tú
quieres que te traten a ti?? (Regla de oro, de la ética
universal).
En los últimos años, a partir sobre todo del 15 M , la
conciencia ciudadana fue analizando que la crisis económica no era casual sino causal. La letanía de abusos,
fraudes, corrupciones , transgresiones e irregularidades de
todo tipo era repetida casi a diario y tras ellas había unos
Partidos que, en lugar de promover y mejorar la vida de los
sectores más débiles y necesitados, los sumergía en un
mayor empobrecimiento y desespero: ?La sociedad
española no quiere seguir prisionera de un sistema
económico que acrecienta sin cesar las desigualdades, ni
esclava de una política despiadadamente injusta,
patriarcal, discriminatoria y que atenta contra los
principios y derechos básicos de nuestra Constitución??
(Manifiesto firmado por 20 intelectuales )
Crecimos en prosperidad, medios y riqueza, pero esa
riqueza los Gobiernos la han redistribuido a favor de los
grupos sociales de mayor renta.
Votar en Madrid, el 4 de mayo, hay que hacerlo
apoyando a aquellos Partidos que van a asegurar el
cambio, los intereses generales, la defensa de nuestra
soberanía frente a los intereses económicos, que
propicien Acuerdos de Estado para combatir todas las
manifestaciones de desigualdad y que ponga las bases para
una nueva política económica.
Hay Partidos que caminan de espaldas a los retos y
demandas más graves de la sociedad. Si se encuentran
bien con su proyecto socioeconómico es porque en él ven
asegurados sus privilegios, monopolios y beneficios y no
aceptan que ese proyecto caiga de raíz, por ser contrario a
la dignidad, al bien y derechos de las mayorías. Su
inmovilismo demuestra un natural horror a la igualdad y a
la justicia, no toma en serio la dignidad y derechos de toda
persona. Y en tanto en cuanto se alejen de esa dignidad y
derechos, son rechazables, se revistan de las siglas que
quieran.
Es el momento de abordar reformas concretas y no
de luchar por ver quién saca más puntos de poder. Los
electores están unidos en querer resolver situaciones y
problemas que afectan a una gran mayoría.
La disponibilidad al diálogo y al pacto brota de la
bondad, del cuidado por los demás, del compartir la
responsabilidad, el derecho y la solidaridad con los otros,
única forma de que se pueda construir una sociedad más
justa y equilibrada, más concorde con los derechos y
felicidad de todos.
4.La máscara del terrible engaño
Nuestra política actual es esclava de una economía
global errada, que considera natural la desigualdad y la
injusticia y otorga patente a unas minorías para disponer
de una fortuna y bienestar que no les corresponde y que
sustraen a una gran mayoría. Para acabar con ese clasismo
inmoral, creo que se debieran atender tres aspectos
principles.
1.Los dueños del capital y los propietarios de las empresa se
sienten libres para buscar mano de obra donde quieran,
sin tener que ocuparse de las pensiones o seguridad social
de los trabajadores ni sus derechos. La desregulación
hace que los jefes ya no dependan de los trabajadores.
2. A la hora de actuar, la gente se encuentra como sola
frente a los dueños de los recursos, ha asimilado que no
tiene otra alternativa que el capitalismo, presentado
como incuestionable. La competencia, la codicia, la
escasa o nula sensibilidad hacia el destino de las víctimas
causadas por la propia actividad, no tienen límite. Se ha
eliminado el sentimiento de formar parte de una
comunidad y de establecer instituciones que revoquen
unos derechos pisoteados.
3. La oportunidad de un progreso moral y social se frustra
porque se cree cada vez más que un simple y mayor
crecimiento económico es el que puede resolver nuestros
desafíos y problemas.
Escrie Bauman: ?Desde una ciudad a otra del
planeta, las familias no van a Misa o a ceremonias
religiosas, sino que van a las grandes catedrales actuales:
los templos de consumo. Y son esas las grandes salidas
familiares de la semana. Van no sólo a comprar, sino a
disfrutar mirando, viendo lo que hay.
Nos han hecho, prácticamente, esclavos del consumo.
La búsqueda de la felicidad equivale a ir de compras. El
crecimiento del consumo es considerada la única manera
de satisfacer la felicidad. Y la medida de nuestra posición
social y de nuestro éxito dependen de nuestra capacidad
de consumo. Buscamos en las tiendas nuestra solución a
los problemas.
Desde la cuna , nos entrenan para usar las tiendas
como farmacias que curan o mitigan todos los males o
aflicciones de nuestras vidas y de nuestras relaciones con
los demás??.
5.¿Pueden cambiar estos patrones de comportamiento?
En tiempos pasados ? y me limito a comentar ideas
de Bauman- la gente se sentía bien en el lugar donde
estaba, bien con sus vecinos y dentro de una red de
familiaridad próxima. Pero, llega un momento en que esta
relación y control natural de vecindad va desapareciendo,
y surge el Estado como encargado de mantener un orden
sobre el que se otorga legitimidad para resolver una
situación de inestabilidad. Estaría aquí la base del Estado
? Nación y de los Nacionalismos, vistos como la ilusión de
ofrecer una suerte de paraiso perdido para una
convivencia segura y feliz.
Es en el siglo XVII cuando se crea un nuevo orden
político, con poder soberano en los gobernantes de cada
territorio. Nuevos Estados en que la Religión era
sustituida por la Nación. Nuevos Estados, cada cual con su
autogobierno dentro de su propio territorio. Pero, esto ha
cambiado totalmente.
Los políticos, es cierto, son elegidos por el pueblo y
se les exige que gobiernen según el programa prometido.
Pero, hoy, el problema está en que los Estados no son
soberanos e independientes. Es una ficción. No pueden
controlar la interdependencia de la sociedad global. El
poder financiero escapa a su control, y no pueden hacer
las cosas que determinan.
Los Estados, y los políticos que los representan,
no son soberanos en su territorio. El mercado financiero y
quienes lo dominan carecen de todo control político,
están desregulados y pueden moverse libremente para
lograr sus beneficios. Los políticos prometen y
establecen medidas, pero la desregulación absoluta del
mercado, puede dar al traste en un momento con todos
sus planes.
Todo se debe, según Bauman, a un divorcio entre
poder y política. No hace ni medio siglo que poder y
políticas residían en manos del Estado soberano. Hoy, no.
Las cuestiones esenciales están sometidas a fuerzas
globales. Tenemos poderes libres , si; pero los políticos
carecen de poder. Sabemos seguramente lo que tenemos
que hacer, pero no cómo hacerlo. ¿Qué dignidad y qué
derechos humanos se pueden hacer valer sin poder real?
6.Nos desafían dos grandes retos:
1) Volver a casar poder y política; lograr que el
poder esté sometido a la política. La globalización hoy es
maldita, anda suelta y deben ponerse bajo control
democrático popular sus ciegos y dañosos efectos;
obligándole a respetar y observar los principios éticos y de
cohabitación humana y de justicia social, que emanan de
la dignidad humana.
2) En segundo lugar: vida en común, promover y
perseguir todo lo que sea vida en común, bajo las estrellas
de la igualdad, de la justicia y de la solidaridad y frenar y
erradicar todo lo que sea competición, rivalidad y lucha
entre unos y notros o de unos contra otros.
¿Lograremos gobernar las fuerzas incontroladas del
capital que mueven al mundo? ¿Sustituiremos la rivalidad
y la codicia por una cooperación amistosa, confiada, de
reconocimiento y respeto mutuos?
Hoy el tren de nuestra civilización requiere un
cambio de dirección. El que no acabe destruyéndonos,
supone que estamos dispuestos a detenerlo. Estamos a
tiempo.
?? El hombre es hermano no lobo para el hombre.
Estrictamente, a nadie, porque milite en tal o cual Partido,
se lo puede encasillar como bueno o malo, leal o
enemigo, progresista o conservador; sería aplicar en un
plano individual lo que en el plano internacional osó
hacer una política estadounidense al marcar a ciertos
países como miembros del eje del bien y del mal.
Hay una humanidad ontológica, que todos
compartimos, desde la que cada uno puede realizarse sin
traicionar la naturaleza que a todos nos constituye y
fundamenta nuestra dignidad y derechos, nuestra
fraternidad y responsabilidad.