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Una de las preguntas que más me han hecho durante estos últimos días ha sido mi opinión sobre el nuevo Papa. Los comentarios han sido muy positivos por parte de gente, que precisamente parece que antes no les importaban los temas religiosos. Su método de trabajo, lento pero firme, ha atraído la atención de mucha gente, al observar que sus gestos responden a la manifestación exterior de unos convencimientos profundos de su nuevo papel en el mundo actual. Según Lombardi, el Papa, con su mensaje, ha dado un gran impulso y camina con una iglesia que busca su misión hoy en el mundo por el bien de todos.
Francisco es conocido y reconocido mundialmente como un soplo de aire fresco de renovación. Su mensaje cala, principalmente porque su lenguaje es claro, cercano y atrayente; va al grano. Desde el primero momento, además de conectar perfectamente, ha dado muestras de saber escuchar. Saber escuchar es fundamental para encontrarnos con nosotros mismos. Nadie hay más cercano a nosotros que nosotros mismos y, a veces no nos conocemos. Francisco nos ha dicho que estar atentos no es simplemente un oír superficial para encontrarnos con nosotros mismos. Se hace necesario estar atentos y estar atentos no es simplemente un oír superficial, sino una escucha basada en la atención, en la acogida. Hay que evitar oír las palabras sin escucharlas. Nos enseña escuchar los hechos, los acontecimientos de la vida; a observar la realidad concreta de la vida, sin quedarnos en la superficie de las cosas, va a lo profundo para comprender el significado de cada acontecimiento y de cada palabra. Nos enseña, sin cátedra, a prestar atención a las personas, sin protección de las cercanías; ha desterrado el miedo de su alrededor. Sabe indicarnos que podemos encontrar las suficientes señales para descubrir nuestro camino.
Francisco ha pretendido desterrar el miedo de la Iglesia, acercarse a la periferia, con decisión. Tomar decisiones es difícil, y, a menudo solemos aplazarlas, dejando que otros decidan en nuestro lugar. Con su lenguaje sencillo nos dice, incluyéndose él, que preferimos dejarnos arrastrar por las situaciones de moda del momento. ¿Quién no entiende que a veces aunque sabemos qué es lo qué debemos hacer, no tenemos el valor de ir contracorriente? Nos lanza a la acción, sin posponer la actuación. En los momentos actuales, si los preferidos son los pobres, hay que gritar fuerte contra las causas de la pobreza. El mundo es único y la acción social entra de lleno en los compromisos del nuevo Papa y de su iglesia.
Nos advierte Francisco que a veces nos detenemos en la escucha y en la reflexión de lo que debemos hacer y, aunque tengamos clara la decisión que debemos tomar, sin embargo no damos paso a la acción. Y sobre todo no nos involucramos “rápidamente” para ofrecer nuestra ayuda a los demás, colaborando con nuestra acción en la construcción de un mundo más justo y humano. Por supuesto que los compromisos del nuevo Papa no deben quedar en una simple admiración por nuestra parte, sino en una corresponsabilidad comprometida.
Juandediosrd@hotmail.com