FORO TEOL?GICO SOBRE IDENTIDADES Y ESPIRITUALIDAD EN CARACAS

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El día sábado 6 de Mayo pasado, se llevó a cabo en Caracas, Venezuela, una de los Foros Teológicos sobre Identidades y Espiritualidad, auspiciado por el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) para la región Caribe y Gran Colombia. Para esta actividad se contó con la coordinación del Rvdo. Akos Puky, por la Iglesia Evangélica Luterana en Venezuela, el Rvdo. José Francisco Salazar, por la Iglesia Anglicana Episcopal de Venezuela, y de la Pbra. Loida de Valera y el Rvdo. Valmore Amarís, en representación de la Iglesia Presbiteriana de Venezuela.
Esta comisión fue la responsable de estructurar la jornada en todo lo que tuvo que ver con su agenda, contenidos y logística. La tarea fue ejecutada con éxito, por lo cual nos permitimos indicar la dinámica de la misma y su saldo organizacional:

9:45 a 10:00 a.m. Encuentro y bienvenida

10:00 a 10:30 a.m. Momento Litúrgico

10:30 a 11:30 a.m. Exposición de la Hna. Jacquelin Jiménez

11:30 a 12:40 a.m. Estudio de Documento por grupos de trabajo

12:40 a 2:00 p.m. Almuerzo y Receso

2:00 a 4:40 p.m. Continuación de las mesas de trabajo

4:40 a 5:00 p.m. El caminar del CLAI / Rvdo. Akos Puky

Trabajo en grupos

El trabajo de grupos se desarrolló de la siguiente manera:

(1) Nos organizamos en cinco agrupaciones de cuatro personas cada una;

(2) Procuramos que en la composición los grupos hubiese diversidad. Esto es en lo confesional y en el género, esencialmente;

(3) A cada grupo se le responsabilizó por analizar una porción del material que antecede (La diversificación de la espiritualidad);

(4) Ese análisis debía establecer las conexiones pertinentes con la exposición efectuada por Jacquelin Jiménez;

(5) Una vez efectuada esta labor, compartimos en una plenaria nuestro análisis y las intuiciones básicas que surgieron del mismo.

Producto teológico a partir de la exposición y el trabajo en grupos

1. Podemos advertir en nuestras comunidades eclesiales (léase: entre las personas que forman parte de nuestras congregaciones) por lo menos un par de maneras de vivenciar la espiritualidad cristiana: una, la espiritualidad que refuerza, de un modo u otro, al status quo; y otra, la espiritualidad que hace frente a ese algo de la ?civilización?? occidental contemporánea ?que no satisface?? y que necesita, por tanto, ?ser superado??.
2. En cuanto a esto último, en el foro coincidimos con la apreciación de que como nunca se ha dado el fenómeno de la aparición de corrientes de espiritualidad con ?posicionamiento crítico?? ante ?lo establecido?? (aunque sea solo en apariencia y no supere, en realidad, los mecanismos de alienación que dicen combatir). Aquí caben espiritualidades restauracionistas y de la interioridad como también espiritualidades de la justicia social.
3. Lo cierto es que es posible ubicar en el ámbito de las comunidades del CLAI el contingente mayor de fieles afectos a una línea de acción-reflexión pastoral de talante contestatario. Esta espiritualidad censura al paradigma moderno globalizante (como expresión ideológica del neo-liberalismo) en tanto que se erige sobre estructuras ?opresoras?? de índole económico, social, político y cultural, en las que prevalecen la exclusión, el no-reconocimiento y la explotación; y cuyas secuelas se hacen visibles en las personas-al-margen: lo(a)s pobres, lo(a)s mujeres; lo(a)s negros, lo(a)s indígenas, lo(a)s tercermundistas, lo(a)s desplazados, lo(a)s discapacitados, etc., como también en la problemática ecológica planetaria y fenómenos afines. En estas corrientes situamos a las teologías de liberación y a las teologías feministas.
4. Sin embargo, las exposiciones sirvieron para ?sacar a la luz?? que, a la par de esta espiritualidad sensible a la ?dimensión ética?? y a la ?justicia social??, y que ha sido un sello distintivo de nuestra espiritualidad como gente del CLAI, digno de la mejor valoración, es tiempo también de alcanzar dimensiones no exploradas del todo aún, en la misma línea ética, y que se refieren de igual modo al cosmos en el que somos y nos movemos: ¡tanto el cosmos interior como el cosmos más allá del individuo y la sociedad humana! En tal sentido, nos apropiamos de las palabras de nuestra expositora invitada, Jacquelin Jiménez, cuando manifiesta: ?Al estar aquí juntas y juntos, estamos anunciando nuestras opciones por unos determinados colectivos que alientan nuestra libertad: la iglesia presbiteriana, la luterana, la evangélica, la católica, entre otras; también estamos proclamando que nuestro sentido vital esta orientado por la persona de Jesús de Nazaret; y algunos de los valores por los que estamos dispuestos a dar la vida hasta el extremo. Son los mismos valores que tenía Jesús como la sororidad-fraternidad, la solidaridad, la justicia, el bien común, el respeto al despreciado socialmente entre nosotros. De eso no nos cabe duda. Estos apuntes, seguro, ya son parte de nuestra experiencia. Sin embargo, la novedad de hoy es la reflexión de que la espiritualidad que nos alienta no puede estar desconectada del proceso evolutivo del universo. No es sólo un asunto entre hombres y mujeres, un tema de fe individual, sino de integración de las tres dimensiones que envuelven a la realidad: lo humano, lo divino, lo cosmológico. De lo humano y lo divino se habla, se escribe, se acciona bastante. Pero de lo cosmológico no tanto. Pertenece al cuadro cosmológico TODO lo que habita este mundo, incluyéndonos por supuesto a nosotros, con los otros que son más que animales y cosas. TODO es la VIDA misma en sus diferentes manifestaciones sustentando al universo.??
5. En el grupo también hicimos nuestro el señalamiento a que ?el culto a la racionalidad abstracta?? típica de la civilización occidental ha traído como resultado que el ser humano afectivo, amoroso, sensible al otro y a la naturaleza haya sido prácticamente sepultado. Y aunque en la actualidad, entre las corrientes de espiritualidad-protesta hay voces que apuntan hacia esa dirección, muchas teologías de liberación no han sido capaces de articular adecuadamente con las necesidades de atención del ser-humano-interior e incurriendo por ello en otra forma de ?antropología reduccionista moderna??. Lo que se busca es poner en relieve la necesidad de contar con propuestas de espiritualidad ricos en nutrientes para la vida sensorial-afectiva-lúdica-celebrativa, a la vez que vigorosa en una racionalidad capaz de interpretar objetivamente los hechos y sus consecuencias. El ethos y la idiosincrasia de la latinoamericanidad parecen exigirlo así.
6. Ante la exigencia metodológica determinada para el foro, bien vale la pena remarcar unas intuiciones de Jiménez, que pueden quedar como colofón a la jornada: ¿Cuál identidad afianzar hoy cuando las expresiones y actitudes espirituales son tan diversas e incluso divergentes? La singularidad del espíritu humano es ser reflexivo y autoconsciente. La espiritualidad que ha de animarnos hoy es la de sentirnos religados e integrados en el TODO humano, divino, cosmológico, que da VIDA y VIDA en abundancia, ensanchando siempre nuestra capacidad de comprensión, unión, complementariedad y arraigo de los unos con los otros, y con todo lo OTRO que nos envuelve. Los diferentes no son amenaza, puede que interpelen mi identidad, pero estoy llamada a dejarme complementar y cuestionar por ello(a)s, pues son parte esencial de este mundo que habitamos.
7. A posteriori, una de las participantes del foro, la religiosa Bernardita Schaeffer, compartió con quien suscribe unas reflexiones derivadas de la dinámica, y que me ha parecido del todo pertinentes incluirlo aquí porque viene a reforzar y enriquecer nuestro aporte. Dice Bernardita: ?Para entender la situación de hoy, en este mundo que cambió, y vivir en este contexto una espiritualidad que sea apropiada a la realidad de hoy, hay que partir de lo siguiente: los años 60-70 vieron un cambio cultural radical. La cultura es hacerse persona. Ya no es solamente una «época de cambio», sino un «cambio de época». La época de la modernidad caducó. El «mundo de la cristiandad» también (aunque haya nostálgicos que quieran revivirlo). Recordemos el Mayo de 1968 en Francia, el Concilio Vaticano II, Medellín, etc. Las iglesias fueron sacudidas por el cambio radical que es un cambio cultural: pasamos de la primacía de la razón y de las ideas a la primacía del corazón. Dice L. Boff: «la cabeza piensa desde donde pisan los pies». Ahí se juega la realidad. En la década del 70, pasamos de la cultura de la razón al mundo de la RELACI?N. Antes de ser un ser de razón, somos un ser de relación. Es la mayor ruptura que ha tenido la humanidad. Apenas estamos educando según el corazón. Ahí hay futuro. Para hablar de espiritualidad, hay que integrar la noción de secularidad. La concepción del mundo de Jesús es la vida secular: la de Nazaret, la de todo el mundo. El mundo secular de hoy es mucho más cercano al de Jesús. La «cristiandad» no tiene futuro, el cristianismo, si. Habría que tomar en cuenta que el mundo se desarrolló durante muchos siglos (la Iglesia desde el siglo IV) y hasta más o menos mediados del siglo XX, desde la razón. En el siglo de las Ilustraciones, las creencias y la fe fueron desechadas, por ser «irracionales». Frente a lo afectivo, había tres actitudes posibles. la desconfianza, el tabú, y la necesidad de someterla a la razón. Con este esquema se iba a la realidad. Toda la educación, la formación y la fe cristiana se basaban en ese esquema: normas, reglas, deberes, institución. Desde los años 70, lo más importante es lo afectivo. Como dice Lévinas: «la persona es un ser de relación». La persona comienza con una relación de amor. No se llega al otro, si no es por la relación, lo afectivo. La fe es otra manera de conocer. La razón es esencial, pero al servicio de lo afectivo y las creencias. Hoy, hay que estructurar la persona desde lo afectivo, con la razón. La propuesta de Jesús en el plano antropológico es la válida. Los deberes surgen de la realidad, no son impuestos desde afuera. En la Modernidad, el ser determina el hacer. En la posmodernidad (la propuesta de Jesús), el hacer no vale por si mismo. Revela el ser. El hacer vale por lo que revela del ser. Eso es el mundo de hoy. ¿Mi hacer revela al Señor? Para que lo revele, tengo que conocer y reconocer al Señor. Frente al mundo de hoy, Jesús ofrece y propone: un concepto de Dios, un concepto del ser humano, un concepto de sociedad y una luz sobre el mal. Es lo que toda persona necesita hoy en día. Nuestra tarea es concretizar todo lo que Jesús nos dijo: es lo más liberador. Nos da una alegría y una esperanza fabulosa. El cristiano es cristiano por su relación con Jesús. Es su exclusividad, su identidad (una de las que tenemos, hay otras).Conclusión: Hay que recobrar el valor existencial de Jesús. En la Modernidad, la relación era ética (según la moral, los deberes). En la posmodernidad, la relación es constitutiva de la persona; no soy persona si no me relaciono con los demás. Hay que ir a la raíz del hacer, en vista al Reino.