El feminicidio es un crimen de odio hacia las mujeres por ser mujeres, representa la culminación de una relación de violencia originada por las relaciones desiguales entre mujeres y hombres en la sociedad patriarcal. La violencia feminicida es resultado de las prácticas sociales, culturales, judiciales y políticas que acreditan las conductas agresivas de los hombres. Las agresiones hacia las mujeres han sido legitimadas históricamente a través de las instituciones sociales y del Estado.
El feminicidio es el genocidio contra las mujeres, ocurre cuando las condiciones históricas generan comportamientos sociales impregnados de machismo y misoginia, en los que la violencia contra las mujeres está permitida y se admiten las agresiones contra la libertad e integridad de las mujeres.
La violencia contra las mujeres y niñas sucede cuando el agresor utiliza el maltrato físico, psicológico o ambos para dominar a otra persona, a fin de apoderarse de ella mediante el sometimiento.
Según la diputada Marcela Lagarde existen, al menos, dos tipos de feminicidas.
Los hay que matan a las mujeres en vida, poco a poco, destruyendo su identidad a través de golpes y agresiones psicológicas, desmoronando su integridad. El otro tipo es el que las asesina.
El primero mantiene a la mujer bajo tortura después, luego del sometimiento, las matan. El 85 por ciento de los asesinatos de mujeres por parejas, ex parejas o esposos se cometen durante el proceso de separación o divorcio.
La violencia de género está presente en todos los estratos socioeconómicos, en todas las edades y es independiente del nivel de estudios o del trabajo del agresor o de su víctima.
Los agresores no son psicópatas o drogadictos. Estudios con agresores inmersos en procesos judiciales muestran que el 95% de éstos no sufren psicopatología que condicione su responsabilidad criminal.
El uso de estupefaciente tampoco es causa del ejercicio de la violencia contra las mujeres, aunque a veces se utiliza por los agresores para facilitar el ejercicio de la misma.
Pues como bien dice Ana Belén Puñal, especialista en estudios de género: ?No hay crímenes pasionales. Nadie mata por amor. Lo que hay detrás es una situación de poder??.