Enviado a la página web de Redes Cristianas
Estamos asistiendo, en el siglo XXI , a un espectáculo vergonzoso. Las vallas y las barreras, entre países vecinos, se multiplican. La desconfianza entre las personas aumenta y crece el temor. La policía de las fronteras vigila detalladamente para identificar y controlar a los posibles terroristas. El fanatismo de algunos islamistas que creen en paraísos ficticios les lleva a poner en peligro las relaciones internacionales. Por otro lado, los intereses de los que fabrican armas provocan guerras injustificadas, con víctimas inocentes. Con frecuencia se nos olvidan los derechos humanos y convertimos la convivencia en algo insostenible. Parece que ya no somos humanos.
En estos tiempos se nos está inculcando la sospecha y hay que desconfiar del otro por sistema. Europa ha encallecido su alma. Los gobiernos no cumplen con las leyes de acogida que ellos mismos se han dado. «Toda persona perseguida u oprimida tiene derecho de buscar refugio y asilo , cualquiera que sea su raza, religión o sexo». Muchos vienen con la idea de que aquí se cumplen las leyes que se acuerdan y se aprueban. El Papa Francisco dijo hace poco: «Nadie debería ser obligado a huir de su patria y menos si al llegar a donde creía ser acogido se encuentra que se le desprecia, se le explota e incluso se le esclaviza». En vez de encontrar acogida solidaria se le mantienen en campos de concentración. (Como los CIES o los Campamentos de Turquía y de otros países).
La Biblia nos recuerda :»Emigrantes fuisteis vosotros en Egipto» (Exodo,22,20). Y «No explotarás al extranjero» (Deuteronomio 24,14 ). Ayudemos a los africanos a que salgan de su pobreza permitiéndoles industrializarse. No los sigamos explotando. Muchos europeos se enriquecen a costa de ellos también en la actualidad. Esto y otros buenos deseos pueden ser mi FELICITACION DE NAVIDAD para este año que acabamos de inaugurar.