Enviado a la página web de Redes Cristianas
Cuando algo se pone de moda, aunque ese algo sea intrínsicamente malo para la mayoría, parece que ya no hay manera de pararlo, pues suele terminar extendiéndose como mancha de aceite. Así ocurre, para nuestra desventura, con las controvertidas externalizaciones. Un fenómeno que parece imparable en estos tiempos de banalización y deterioro de los valores sociales y humanos.
Fueron, en principio, las grandes empresas las que pusieron en práctica la subcontratación de trabajos y servicios, no esenciales, a otras empresas, devaluando así las condiciones de trabajo, salario y seguridad de los trabajadores concernidos. De ahí, pronto se pasó, como por contagio, a las externalizaciones en la sanidad mediante la gestión privada de servicios públicos y, a poco que nos descuidemos, pronto nos veremos abocados a la temida privatización.
Por último, y como muestra definitiva de esta cadena de despropósitos contra las personas, la ética y los derechos humanos, aparece en escena la mismísima Union Europea llevando a cabo la ignominiosa externalización del problema de los refugiados a cambio de un puñado de euros. ¿Cuál será el siguiente problema a externalizar? Veremos.
. Valladolid