Los comentarios del papa Benedicto XVI en torno al fundamentalismo religioso van bastante más allá de las actuales secuelas de protestas musulmanas generadas por su discurso. Es otro indicio de que el pontífice está dispuesto a llevar su voz a uno de los enfrentamientos más decisivos de la actualidad: la lucha en el islam entre los moderados y los extremistas.
Las afirmaciones _incluidas en un discurso el martes en una universidad alemana donde enseñó teología_ han sido interpretados por muchos expertos en relaciones ecuménicas como una señal de que el Vaticano está apostando a una posición nueva y más exigente en su relación con el mundo musulmán.
Benedicto XVI, dicen, parece ver cada vez más la confrontación de Occidente con el islam radical como un momento decisivo en la historia que exige la autoridad moral del Vaticano, de igual forma que su predecesor, Juan Pablo II, dio nueva forma a las dimensiones del papado al tomar partido abiertamente en la Guerra Fría.
El riesgo que corre el Vaticano es que su posición sea percibida en el mundo musulmán como parte de una campaña cultural y política más amplia de Occidente contra el islam.
«Hemos visto que este Papa ha aplicado una línea dura», dijo Alí El-Samman, presidente del comité ecuménico del Alto Consejo Islámico de Egipto. «Para muchos musulmanes es una decepción. Pero sólo porque estamos decepcionados por un Papa, eso no significa que estemos contra todos los cristianos».
Sin embargo, hasta el momento aún se desconoce hasta dónde llegará el enojo.
En Egipto, aproximadamente 100 musulmanes efectuaron manifestaciones para denunciar al Papa y consideraron su comentarios como parte de una «guerra al islam» más amplia. El parlamento de Pakistán adoptó en forma unánime una resolución en la que condena a Benedicto XVI, y líderes políticos y religiosos de todo el mundo musulmán pidieron que ofrezca una disculpa.
En Turquía _donde el pontífice tiene programada una visita en noviembre, en su primer viaje a una nación de mayoría musulmana_ el principal clérigo del país también emitió críticas.
El Vaticano dijo que el Papa no pretendía que las afirmaciones fueran ofensivas, sino que buscaba atraer la atención a lo incompatible de la fe y la violencia.
El pontífice citó de un libro que narra la conversación entre el emperador bizantino cristiano Manuel Paleologos II, del siglo XIV, y un erudito persa acerca de las verdades del islam y del cristianismo.
«El emperador habla sobre la yihad, la guerra santa», dijo el Papa.
«El (Paleologos) dijo, y lo cito textualmente, ‘Muéstrame qué ha traído Mahoma que fuera nuevo, y allí sólo encontrarás cosas malignas e inhumanas, tales como su orden de extender mediante la espada la fe que él predicaba'», añadió el pontífice.
Evidentemente consciente de las susceptibilidades que despierta el tema, Benedicto XVI repitió dos veces la expresión «cito» antes de pronunciar las frases sobre el islam, que caracterizó como «bruscas», sin coincidir con ellas ni rechazarlas.