Enviado a la página web de Redes Cristianas
Siendo hijo de padres maestros no tengo más que agradecimientos para los maestros y maestras de Honduras, más aun para aquellos que cultivaron mi mente y elevaron mi conciencia. Esta conducta la heredamos conociendo sus luchas y sacrificios; su entrega y abnegación a la niñez y juventud; las penas y limitaciones que viven los maestros. Lo mismo podríamos decir de los obreros y obreras que han generado tanto bien para el país a pesar de los salarios de hambre y su desprotección social, principalmente hoy desangrados por las maquiladoras extranjeras y las transnacionales voraces. Bien lo decía el científico social CARLOS MARX, sólo el ser humano produce desarrollo y bienestar, ni el capital (dinero), ni las máquinas (tecnología) por sí solas generan riqueza. Siempre los obreros o las obreras son imprescindibles e indispensables.
Nuestra madre, María Mercedes Calderón Castillo (n. en 1917), fue luchadora magisterial y fundadora del COLPROSUMAH. Nos forjó a sus diez hijos e hijas a luchar por una Patria y una sociedad más justa y solidaria, igual nuestro padre, Carlos R. Cortés (n. en 1915), a pesar de nacer en una familia conservadora abrazó con pasión las ideas liberales y fue biógrafo, admirador y seguidor de RAMÓN ROSA. Fue presidente del COPRUMH, no usándolo como catapulta política, sino al servicio de su gremio y fue probo en el manejo de sus bienes. Toda nuestra conducta deriva del ADN de ellos dos.
Reconozco que en nuestros últimos años he sido un crítico acérrimo de los maestros y maestras de Honduras–entre los que tengo innumerables familiares y amigos–, no por su vocación o su función, sino por su debilidad al dejarse imponer y aceptar líderes magisteriales corruptos que han dado al traste con sus derechos y llevado al magisterio a la ruina en que hoy se encuentra. Esta pérdida no sólo ha afectado al magisterio, sino también al sector obrero y la ciudadanía en general.
Pero también de esta crítica no se han liberado los obreros, otrora dignos representantes de las grandes masas trabajadoras, pero hoy sus líderes castrados, vendidos y plegados al sistema duermen el sueño neoliberal. De la CTH, de la CUTH, de la CGT, de la FUTH, no queda ni la sombra de lo que fueron en sus orígenes, valen menos que un cascarón vacío.
Acepto que en mi juventud madura forjé y acrecenté mi conducta social conociendo por más de ocho años las luchas del Sindicato Unitario de Trabajadores por la Educación del Perú, SUTEP, el sindicato más fuerte que hay en el país incaico. Precisamente la última lucha la dio a nivel nacional en julio del 2017. Sus luchas más fuertes son de orden pecuniario y contra la privatización de la educación, idea impuesta por el neoliberalismo salvaje, pero lo importante es que no claudican.
No dejaré tampoco de reconocer las valientes luchas magisteriales en Honduras de los años 1885, 1916 y 1950, como tampoco desconoceré la lucha de los años 1962-1965—cuando era un adolescente–que sentaron las bases para una nueva organización magisterial, lamentablemente nació fragmentada como una forma del sistema para debilitarlos. Así surgió el PRICPHMA, el COLPROSUMAH, el COPRUMH y posteriormente otros que años después se aglutinaron en la FOMH que nunca tuvo la beligerancia de un sindicato como el SUTEP. El actual presidente del régimen JUAN ORLANDO HERNÁNDEZ, JOH, acabó con ellos y sus luchas.
Pero esta embestida no sólo es contra los maestros de Honduras, similar caso pasa con los maestros y maestras dignas de México, Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Colombia que no bajan los brazos, son persistentes y perseverantes. ¿Qué mejor escuela de lucha que Ayotzinapa? Permanentemente nos están regalando los medios internacionales no plegados al sistema imperial información de cuan vivos y activos están, pero desgraciadamente no podemos decir lo mismo de nuestro país donde los colegios magisteriales y las centrales obreras han pasado a ser oficinas de las políticas de JOH.
Es oportuno el momento para que los dignos maestros y obreros de Honduras se replanteen una lucha social clasista, entendiendo que todos los que vendemos nuestra fuerza de trabajo y nuestras capacidades intelectuales somos obreros y obreras y nos liberemos de la idea prejuiciada de considerarnos burgueses.
Amigas y amigos: el mundo y la vida son inexorables, si hoy retomamos la lucha, tal vez dentro de 5 o 10 años estaremos recobrando lo mucho que nos hemos dejado arrebatar o tal vez más; de lo contrario negaremos mejores niveles de vida a la posteridad.
A pesar de su retardada actuación, la lucha de los estudiantes integrados en el Movimiento Estudiantil Universitario, MEU, es un grande y digno ejemplo de lucha desde el año 2015 que todas las organizaciones obreras, campesinas y profesionales debemos imitar si no queremos que el neoliberalismo termine con nuestras economías, organizaciones e ideales.
¡A repotenciar pues, las organizaciones obreras en general con nuevas estrategias y tácticas de lucha!
17 de septiembre 2017, DÍA DEL MAESTRO Y MAESTRA EN HONDURAS.