Después de esto el Señor designó a otros setenta y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 2y les dijo:
-La mies es abundante y los braceros pocos; por eso, rogad al Señor de la mies que mande braceros a su mies. 3¡En marcha! Mirad que os envío como corderos entre lobos. 4No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias, y no os paréis a saludar por el camino. 5Cuando entréis en una casa, lo primero saludad: «Paz a esta casa»; 6si hay allí gente de paz, la paz que les deseáis se posará sobre ellos; si no, volverá a vosotros. 7Quedaos en esa casa, comed y bebed de lo que tengan, que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa.
Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed de lo que os pongan, 9curad a los enfermos que haya y decidles: «Está cerca de vosotros el reinado de Dios». 10Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a 4as calles y decidles: 11″Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies nos lo limpiamos, ¡para vosotros! De todos modos, sabed que está cerca el reinado de Dios». 12Os digo que el día aquel le será más llevadero a Sodoma que a ese pueblo.
13¡Ay de ti, Corozain; ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las potentes obras que en vosotras, hace tiempo que se habrían arrepentido vestidas de saco y sentadas en ceniza. 14Por eso, el juicio le será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. 15Y tú, Cafarnaún, ¿piensas encumbrarte hasta el cielo? Bajarás al abismo.
16Quien os escucha a vosotros, me escucha a mí; quien os rechaza a vosotros, me rechaza a mí; y quien me rechaza a mi, rechaza al que me ha enviado.
17Los setenta regresaron muy contentos y le dijeron:
-Señor, hasta los demonios se nos someten por tu nombre.
18?l les contestó:
-¡Ya veía yo que Satanás caería del cielo como un rayo! 19Yo os he dado la potestad de pisar serpientes y escorpiones y todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá haceros daño. 20S, no sea vuestra alegría que se os someten los espíritus; sea vuestra alegría que vuestros nombres están escritos en el cielo. in embargo
COMENTARIOS
NI BOLSA NI ALFORJA
La gerencia de la Conferencia Episcopal Española cifraba en unos 4.000 millones de pesetas las rentas del clero pata 1978 en razón de sus bienes patrimoniales…
– En cuanto al capital móvil, los ingresos de la Iglesia proceden de tres fuentes principales: el Estado, con 9.323 millones en 1982 a través del Ministerio de Justicia; el trabajo remunerado de los propios sacerdotes, tal vez por encima de los 2.000 millones (muchos de los sacerdotes dan clases de religión en centros del Estado, a cuyo efecto el Ministerio de Educación presupuestó en 1982 la cantidad de 1.730 millones de pesetas, y, por último, las aportaciones directas de los fieles, con un volumen anual superior a 15.000 millones en 1982, según cálculos aproximados.
– Los obispos y el clero secular disponían en 1982 de un dinero líquido valorado en unos 32.000 millones de pesetas. De ellos, en torno al 40 por 100 se dedicaban a gastos de personal (unas 45.000 ptas. brutas al mes por sacerdote) y el restante 60 por 100 a actividades pastorales, obras sociales y conservación del patrimonio (un millón anual por parroquia).
– En 1980, el presupuesto a nivel nacional y diocesano de Cáritas fue de 890 millones de pesetas, provenientes en su mayor parte de donativos y colectas.
– Los 340 institutos religiosos en España tienen, cada uno de ellos, organización económica independiente, y sus estados de cuentas no son accesibles en la inmensa mayoría de los casos. Sin embargo, en 1979, una ley del Ministerio de Hacienda obligó a los institutos religiosos a hacer declaración de sus bienes patrimoniales, lo que abre la posibilidad, a corto plazo, de que tales balances económicos sean del conocimiento público.’
Son algunos datos, necesariamente incompletos, que reflejan el volumen económico de la Iglesia española, entresacados de la revista «Misión Abierta» (1982) 49-59.
Pido disculpas por esta incursión en el mundo de la economía, por donde uno se mueve como en corral ajeno. Pero la idea me la ha sugerido la lectura del evangelio de Lucas, que dice así: «Algún tiempo después designó el Señor otros setenta y dos -hoy la Iglesia tiene aproximadamente más de millón y medio de personas en todo el mundo, entre clero y religiosos, célibes dedicados a tiempo pleno- y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les dijo: -La mies es abundante y los obreros pocos; por eso, rogad al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡En marcha! Mirad que os mando como corderos entre lobos. No llevéis bolsa, ni alforja ni sandalias… (Lc 10,lss).
Jesús quiso a los suyos sin seguridades de ningún tipo: ni bolsa, ni alforja, ni sandalias, pobres de verdad. Sus discípulos deberían andar por el mundo como por un templo a cuya entrada era costumbre dejarlo todo. Su única seguridad debería ser Dios y no los bienes de la tierra.
Tal vez pueda decir alguno que eran otros tiempos. Algo, no obstante, me parece claro: con la organización y el montaje eclesiástico actual difícilmente podrá la Iglesia evangelizar de acuerdo con las radicales recomendaciones del Maestro nazareno. O cambia de sistema, o no puede ser fiel al evangelio. Para mantener tanto tinglado, tan inmensa plantilla y tantas obras de asistencia hace falta mucho dinero. Y para conseguirlo hay que entrar necesariamente en el juego de la economía capitalista, de la política y del poder. Es el precio de la supervivencia de la estructura eclesiástica actual, no necesariamente eterna, y a todas luces poco evangélica.