En las antípodas de las tarjetas opacas, del caso Noos y de la Gurtel, de los Eres fraudulentos y de todo el rosario de pufos y mangazos, siguen estando –castizos y eternos—los pobres de solemnidad, los comensales de Viridiana, los amigos de Carpanta. Alguien lo dijo: un pobre es un extranjero en su patria. España, hasta ahora, había ido conquistando un sistema público que buscaba protegernos de esa extranjería de la miseria pero, en los últimos años, hemos procedido a su voladura incontrolada. ··· Ver noticia ···