Estado de salud de la población afectada por un proceso de desahucio -- Stop desahucios Granada del 15M

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Se ha realizado un estudio científico para conocer el impacto del proceso de deshaucios en la salud de las personas afectadas. Para ello, a lo largo del año 2013 y 2014 se seleccionaron personas adultas en proceso de desahucio, asistentes a las asambleas semanales organizadas por Stop-Desahucios en Granada y su área metropolitana. En total se estudiaron 205 personas, 83 hombres y 122 mujeres.
Para el estudio se diseñó un cuestionario, que administró personal entrevistador especialmente entrenado. En este cuestionario se incluyeron escalas utilizadas habitualmente en estudios poblacionales de salud. Los resultados obtenidos entre las personas afectadas por el proceso de desahucios se compararon con una muestra de 6507 personas adultas de la población general andaluza.

Entre las características de las personas en proceso de desahucio es que son de edades similares a la población andaluza, y en más de un 90% de origen español, como la población andaluza. Tienen un nivel de estudios algo superior al conjunto de la población andaluza, y están en desempleo actualmente en una proporción mucho mayor (59%) frente al resto de andaluces (24%).

El proceso de desahucio se inició debido a la pérdida de empleo (56%), disminución importante de ingresos (16%), y por cambios familiares (divorcios, muertes familiares, etc) ( 12%). Para más del 90% las dificultades para hacer frente a la hipoteca comenzaron en 2009 y años posteriores. Para un 84% el proceso de desahucio comenzó a partir del 2009, es decir, que llevan ya varios años en este proceso.

Las personas en proceso de desahucio han solicitado ayuda de diverso tipo, material, emocional y/o jurídica a diversas entidades: servicios sociales (un 89% solicitaron ayuda, pero solo la recibieron un 23%); sanitarios (22% solicitaron y 16% recibieron); stop deshaucios (98% solicitaron y 85% recibieron); y finalmente, un 63% solicitaron ayuda a familiares y amigos, y un 56% la recibieron. En cuanto a la satisfacción con la ayuda recibida, menos del 12% de las personas están «muy satisfechas» con la ayuda recibida por los diferentes servicios públicos o entidades. La excepción son, la familia y amigos (un 53% «muy satisfechos») y stop-deshaucios (un 88% de «muy satisfechos»).

En cuanto a los resultados en salud, un 67% de las personas en proceso de desahucio tienen una salud deficiente, frente a un 33% de la población andaluza. Además de más hipertensión, o más trastornos cardiovasculares, tienen muchas mas depresión, ansiedad, e insomnio y otros trastornos mentales (un 45% entre los desahucios, y un 9% entre la población andaluza). Las personas en desahucio no consumen más fármacos que la población general, excepto que un 48% consumen tranquilizantes, antidepresivos y otros medicamentos para la salud mental, frente a solo un 11% de la población general. Usan de forma similar los servicios sanitarios, aunque acuden algo más frecuentemente a urgencias.

Las personas en proceso de desahucio tienen un riesgo importante de suicidio: el 20,% de las mujeres y el 13,8% de los hombres presentan riesgo alto; la prevalencia de ideas de suicidio en el último mes es de un 34,2% y un 32,1% respectivamente. Además, un 17,9% de las mujeres y el 10% de los hombres han planeado cómo suicidarse y un 9,4% y un 2,5% respectivamente han intentado suicidarse también en el último mes. Este riesgo además aumenta a medida que avanza el proceso de desahucio, siendo del doble en las fases finales del proceso con respecto al principio. Además, este riesgo es mayor cuanta más edad se tiene. Podemos decir que un tercio de la muestra evaluada presenta niveles entre moderados y altos de riesgo de suicidio.

En cuanto a los hábitos de salud, consumen alcohol en proporción igual al resto de la población. Y hacen menos actividad física, y consumen menos frutas y verduras en las cantidades recomendadas.

Otro lo objetivo de estudio, ha sido evaluar los niveles de salud mental, es decir, como vivir el proceso de desahucio afecta a la salud mental de los afectados. Entre otras variables, nos hemos centrado en los niveles de ansiedad, depresión, estrés percibido, y estrés postraumático. Hemos constatado que los niveles de ansiedad y depresión son gravemente severos; el 92% de la muestra presenta niveles severos de depresión y el 88%, de ansiedad. Llama la atención el sólo el 5% de los entrevistados presentan niveles moderados o bajos de ansiedad y depresión.

En relación a los niveles de estrés, la muestra presenta niveles muy altos de estrés percibido. Esto es significativo no silo por el sufrimiento y el interferencia en su vida, sino porque el estrés es un conocido factor de riesgo de otros trastornos físico (ej. los trastornos cardíacos) y empeora los síntomas de trastornos físicos que puedan sufrir estas personas.
El dato que más nos ha llamado la atención, tiene que ver el estrés postraumático. En esta muestra encontramos niveles muy altos de sintomatología de estrés postraumático. No solo si comparamos sus puntuación con la población normal, sino que también encontramos puntuaciones significativamente más altas que un grupo de mujeres diagnosticados de trastorno de estrés postraumático que estaba recibiendo tratamiento psicológico por abusos sexuales. Más de dos tercios de la muestra encuestada presenta sintomatología de estrés postraumático, dato muy preocupante.

Concluyendo, entre las personas afectadas por un proceso de desahucio hay una mayor prevalencia de mala salud física y mental en comparación con la población andaluza. También hay una mayor prevalencia en relación a las visitas a los servicios sanitarios, especialmente a las Urgencias Hospitalarias. Consumen más psicofármacos, y tienen una mayor prevalencia de sedentarismo, obesidad y bajo consumo de frutas y verduras.

Entre las personas que se encuentran en un proceso de desahucio hay un riesgo de suicidio mucho mayor al que tiene la población andaluza y la detectada en otros estudios poblacionales españoles. Este riesgo es especialmente importante para mujeres, en las edades mayores, y en las fases más avanzadas del proceso.

El profundo daño psicológico entre las personas que se encuentran en un proceso de desahucio pone de manifiesto el empeoramiento de la salud entre los grupos andaluces más afectados por la crisis.