Enviado a la página web de Redes Cristianas
Teniendo en cuenta el sufrimiento que la crisis y este Gobierno han causando a los ciudadanos, el debate del estado de la nación debería llamarse estado de los ciudadanos. Hablar en términos de estado de la nación es desviar el debate hacia conceptos técnicos y macroeconómicos que no alcanzan a explicar con precisión los problemas que sufre una ciudadanía paradójicamente sometida por el Gobierno que debería protegerla.
Es evidente que, desde el primer día de la legislatura, la compasión de este Gobierno ha estado siempre más cerca de los fuertes que de los débiles. Pero hete aquí que, estando como estamos en campaña electoral, y consciente del desgaste y de los malos augurios de las encuestas, de pronto, le ha invadido una sensibilidad social conmovedora y, en el tiempo que queda de legislatura, está dispuesto a alejar el palo y a acercar la zanahoria. Pero ya es demasiado tarde. El daño ya está hecho y de nada sirven los paños calientes y repetir hasta la extenuación el mantra de la recuperación. Las perdidas y las bajas que se han producido en esta guerra contra los ciudadanos están ahí, en el campo de batalla y a la vista de todo el mundo.
De modo que hablen ustedes, señores del Gobierno, si tienen arrestos, de la pobreza, de la desigualdad y de la exclusión social que han generado; hablen del estado lamentable en que han dejado la sanidad, la educación, la dependencia, las pensiones, la calidad del empleo, el seguro de desempleo y los derechos democráticos; hablen, si son capaces, del control interesado y vergonzante de los medios de comunicación públicos.
. Valladolid