?sta que llaman Fortuna -- Pedro Serrano

0
58

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Si aceptamos el juego que nos propone la vida, uno no puede sentarse a la puerta de su casa a que la buena suerte venga a buscarle. La suerte, creo yo, hay que pensarla, perseguirla, lucharla, trabajarla con denuedo. Y si después de todo eso nos rehuye, ya podremos echarle la culpa a lo que nos venga en gana, pero nunca a nosotros mismos por no haber intentado atraparla. Pero es cierto que la suerte es caprichosa y no son pocas las veces que termina jugando un papel nada desdeñable o incluso decisivo en nuestras vidas. Desde el mismo momento que nacemos, o tal vez antes, a la suerte ya le gusta tomar partido. Y es que, aparte de la vicisitudes que luego nos depare la vida, es obvio que existen factores aleatorios como la cuna, la la familia, la época, el país o el entorno que la suerte maneja a su antojo sin perdirnos consejo ni parecer.

Pero, para hablar con autoridad y buen tino de la suerte, nadie como como lo hizo Cervantes a través del dialogo que mantienen Sancho y don Quijote al salir de Barcelona ya vencido y desarmado éste en la playa por el Caballero de la Blanca Luna. ?He oído decir que esta que llaman Fortuna es mujer borracha y antojadiza y, sobre todo, ciega. Y, así, no ve lo que hace, ni sabe a quién derriba, ni a quién ensalza. ?Muy filosofo estás, Sancho ?respondió don Quijote?, y muy a lo discreto hablas; no sé quién te lo enseña. Lo que yo te sé decir es que cada uno es artífice de su ventura, y que yo lo he sido de la mía, pero no con la prudencia necesaria??.

. Valladolid