Al enterarme del archivamiento del caso Barrios, Ortega y otros, me recordé de las Palabras de Juna Pablo II, pronunciados en, Sacsayhuaman en su primera visita al Perú en 1985. Dijo:
?También en vuestra amada patria sufrís esta plaga, bajo la forma de violencia inhumana (se refiere al terrorismo). Como sufrís otras plagas, menos espectaculares, pero no menos dañinas. Una de ellas es la extremada diferencia de clases sociales.
El ostentoso bienestar y derroche de unos, frente a la pobreza de muchos campesinos y habitantes de los pueblos jóvenes de vuestras ciudades. … Situación que deja el campo abierto a inconsideradas iniciativas, inspiradas en el resentimiento y la violencia.
Lo mismo ocurre en todas aquellas prácticas en las que los intereses particulares e injustos se imponen sobre el bien de la comunidad. Tal es el caso del soborno en los distintos niveles de la administración pública y privada; el fraude para eludir la justa contribución a las necesidades de la colectividad; la eventual utilización indebida de los fondos públicos para el enriquecimiento personal.??
Si el terrorismo se tipifica como un crimen, lo son según el Papa, también estos hechos, más aún si se trata del saqueo indebido del erario de un ente, destinado a aliviar el sufrimiento de la población. ¡A cuánta gente Es-salud tiene que mandar a pacientes hacia una u otra clínica privada, por carencia de técnicas modernas! Ni hablar de la infraestructura de sus clínicas y la rutina superficial de los médicos debido a diarias colas que se forman delante de sus consultorios. Ni espacios para sentarse tiene gente de edad o mujeres embarazadas en clínicas como Las en los Próceres en Surco.
Se dice que lo que no puede un privado, lo podemos en comunidad. Aquí en el Perú es al revés, y gracias a la prensa libre, sabemos el porqué: Por ser la caja chica de funcionarios del Estado. Ahí su eminencia el Cardenal Cipriani no dice esta boca es mía. Más interesante son para él embriones y fetos, que gente a la que se apaga la luz, debido al robo disimulado de gente inescrupulosa y de sus cómplices. Hay que darle voz a los pobres que no la tienen, voz que grita al cielo.