¿En dónde y cuándo se ha sabido que los vencedores de un alzamiento armado nieguen, 70 años después, a los hijos, nietos o hermanos de los vencidos el derecho a dar sepultura a sus muertos, padres o abuelos asesinados por aquellos?
La Falange fue brazo armado del franquismo antes, durante y después de la guerra civil; cómplice y ejecutor de los crímenes una vez terminada la guerra. Los más de cien mil ?paseados?? y asesinados después del año 1939 en que la contienda civil oficialmente terminó, están esperando aún digna fosa…
Y ahora resulta que la Falange se querella contra quien se aprestaba a cumplir la Ley (en cuya virtud el tribunal que lo juzga se hace a su vez cómplice de los querellantes) y se erige de esa manera en un ?reivindicador?? del derecho a sus crímenes, negando a un tiempo a esta generación el suyo a rescatar el cuerpo de los matados por sus ascendientes. Es como si Franco resucitado volviese con el alegato de su ?Movimiento??. España es un país donde todo puede ocurrir. Cualquier cosa, y si es disparatada, aberrante e inconcebible, con mayor motivo.
Todo esto es herencia del nacionalcatolicismo: una mixtura de golpes de pecho, de burla a las enseñanzas evangélicas impartidas para otros pero irrelevantes para quienes las predican; de conquistas imperiales con la cruz en una mano y el arcabuz en la otra; de sumisión ciega ante quien se le supone ?superior?? para descargar a continuación todo el horror sobre otros (el rasgo del fascista), etc.
El nacionalcatolicismo está enquistado en la sociedad española de tal manera que sin revolución, cruenta o incruenta, no habrá nada que hacer hasta quién sabe cuándo. Generación tras generación seguirá portando en sus genes las ínfulas y la bestialidad ladina de sus mayores. En este país no hay nada qué hacer en materia de sensatez colectiva. De ahí que muchos nos radicalicemos: los bárbaros ilustrados españoles no entendieron nunca de sutilezas…