Esglèsia Plural llama a una «reforma a fondo de las estructuras jerárquicas de la Iglesia»

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Religión Digital

Los escolapios ven en la decisión papal «un gesto profético, libre y evangélico»
Foro de Laicos: «Profundo afecto y reconocimiento por su entrega incondicional»
Continúan las reacciones a la renuncia al Papado de Benedicto XVI. En esta ocasión, Esglèsia Plural, que ha reclamado la «urgente necesidad de una reforma a fondo de las estructuras jerárquicas de la Iglesia católica»; el Foro de Laicos, que respeta la «libertad y verdad» de la decisión de Ratzinger; y los escolapios, que ven en el anuncio del Papa un «gesto profético, libre y evangélico».

?ste es el comunicado de Esglèsia Plural:

La renuncia de Benedicto XVI al papado implica, más allá de las razones de salud aducidas, la urgencia de una reforma radical de la curia vaticana y de la jerarquía, empezando por el propio papado. El gesto de Benedicto XVI tiene tres consecuencias inmediatas:

1. Acabar con la imagen sacralizada que se ha querido dar al papado.

2. Ahorrar la lamentable y impúdica, retransmisión pública de la decadencia física y psíquica, y de la agonía de una persona al final de su vida.

3. Denunciar la corrupción en que vive instalada la curia vaticana, y contra la que él se ve incapaz de luchar.

El 5 de noviembre de 2010, con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI a Barcelona, Església Plural, organizó un acto que, bajo el lema de «¿Qué modelo de papado necesita la Iglesia del nuevo milenio?», con el que se quería llamar la atención sobre la necesidad urgente de repensar el modelo jerárquico católico.

Hoy, con la renuncia de Benedicto XVI, se pone en evidencia, por parte de la primera autoridad del catolicismo, esta urgencia histórica.

Uno de los objetivos que se autoimpuso el cardenal Ratzinger cuando accedió al papado fue la reforma de la curia, lo que se ha visto que no ha podido llevar a cabo y que finalmente le ha impulsado a presentar la renuncia.

Durante siglos, los núcleos de poder vaticanos han procurado que la figura del Papa quedara rodeada de una aureola de sacralidad, tal y como sucedía con el emperador Romano. A lo largo de la historia este proceso se fue consolidando hasta que en el siglo XIX, en el Concilio Vaticano I, desembocó en la proclamación del dogma de la infalibilidad del Papa.

El referente directo por los católicos y católicas pasa a ser el Papa que, en buena parte, desplaza al Jesús del Evangelio y de ello se beneficia toda la estructura jerárquica, reforzando su poder. Por otra parte, el gesto de Benedicto XVI implica una crítica muy directa a la forma en que el entorno de Juan Pablo II utilizó la agonía de este pontífice, y que él tenía claro que no quería repetir.

Las principales autoridades vaticanas, en ese momento en manos del Opus Dei y otros grupos de los llamados Movimientos de la Nueva Evangelización, utilizaron la debilidad del Papa polaco para crear un icono, del cual servirse más adelante, para orientar la Iglesia hacia sus posiciones ideológicas y garantizarse el control del gobierno de la Iglesia.

Benedicto XVI tenía claro que no permitiría esta situación, en un primer momento su intención era reformar la curia, los primeros nombramientos de cargos así lo indicaron, pero con el tiempo, la maquinaria curial tomó la iniciativa y los escándalos se fueron multiplicando y las intrigas y deslealtades colapsaban la actividad de Benedicto XVI, ya de por sí muy mermada por la edad.

Todo ello pone en evidencia la urgente necesidad de una reforma a fondo de las estructuras jerárquicas de la Iglesia católica. Mientras esto no ocurra y la curia vaticana y los grupos de presión y de intereses campen a su antojo, la Iglesia seguirá perdiendo credibilidad y el mensaje evangélico quedará ahogado por los lodos que llegan desde Roma.

Barcelona, 12 de febrero de 2013

Por su parte, Camino Cañón, presidenta del Foro de Laicos, envió esta misiva a Su Santidad:

Su Santidad Benedicto XVI
Ciudad del Vaticano

Querido Santo Padre:
La Comisión Permanente del Foro de Laicos desea expresarle nuestro profundo afecto y reconocimiento por su entrega incondicional al servicio de la Iglesia.

Agradecemos de corazón la esperanza sembrada con su palabra, con sus gestos, con su cercanía. Y le hacemos llegar nuestro más profundo respeto por la decisión que ha tomado, acogiendo en ella un mensaje de libertad y de verdad propias del Espíritu de Jesucristo.

A Santa María le encomendamos la nueva etapa de su vida, con la certeza de que sabrá hacerle llegar toda nuestra gratitud y cariño. A Ella, también, encomendamos este tiempo en que la Iglesia se unirá para pedir al Señor la bendición de un nuevo Papa.

Con todo afecto,

María del Camino Cañón Loyes
Presidenta del Foro de Laicos (España)

Finalmente, la Congregación General de la Orden de las Escuelas Pías (Escolapias), también ha hecho público el siguiente comunicado:

La Orden de las Escuelas Pías, y cuantas personas comparten el Carisma de San José de Calasanz e impulsan la Misión Escolapia, queremos expresar nuestro profundo agradecimiento al Santo Padre, Benedicto XVI, por el extraordinario testimonio de amor al Señor y a la Iglesia que nos ha ido ofreciendo a lo largo de su pontificado y que en estos días, con su renuncia a la Sede de Pedro, ha alcanzado una nueva dimensión.

La decisión del Papa es un gesto profundamente significativo, y nos ayuda a todos a comprender que nuestra vida está al servicio del Reino de Dios y de la Iglesia. Nuestra Orden se une al agradecimiento de toda la Iglesia por este gesto profético, libre y evangélico.

Recordamos con mucha alegría las palabras que el Papa Benedicto XVI dirigió a nuestra Orden en 2007, con motivo del 450º aniversario del nacimiento de San José de Calasanz «Contemplando la vida y ejemplo del Fundador, pueden los Religiosos Escolapios y los miembros de la Familia Calasancia crecer en fidelidad a su misión de «cooperadores de la verdad», evangelizando y educando desde la primera infancia a los niños y jóvenes, especialmente a los más pobres, afrontando con ardor misionero los retos de la época moderna».

El Papa Benedicto XVI se ha dirigido en muchas ocasiones a los religiosos y ha valorado siempre la misión de las Instituciones religiosas. En uno de sus discursos a la Unión de Superiores Generales decía que «la vida consagrada es una planta con muchas ramas que hunde sus raíces en el Evangelio. Lo demuestra la historia de vuestros Institutos, en los cuales la firme voluntad de vivir el mensaje de Cristo y de configurar la propia vida a este, ha sido y sigue siendo el criterio fundamental del discernimiento vocacional y de vuestro discernimiento personal y comunitario. El Evangelio vivido diariamente es el elemento que da atractivo y belleza a la vida consagrada y os presenta ante el mundo como una alternativa fiable. Esto necesita la sociedad actual, esto espera de vosotros la Iglesia: ser Evangelio vivo».

Gracias, Santidad, por toda una vida entregada a la causa del Evangelio y por estos años en los que, como padre y pastor, nos ha ayudado con su palabra y con su testimonio. La Orden de las Escuelas Pías, y todas las personas que viven y comparten nuestro carisma y misión, le deseamos todo bien en esta nueva etapa de su vida. Que Dios le bendiga.

La Congregación General de la Orden de las Escuelas Pías

Roma, 13 de febrero de 2013