ECUVIVES, Encuentro Ecuménico Juan Vives*, es un colectivo que intenta ser una referencia de cómo el mundo religioso comprometido con los procesos de liberación del pueblo, entiende, interpreta y analiza la realidad venezolana. Por eso busca madurar su pensamiento e ir ganándose ese lugar de hablar a la opinión pública nacional. Está integrado por unas 50 personas, de varias partes del país, diferentes confesiones religiosas y con distintas participaciones en el proceso revolucionario venezolano, algunos desde la militancia social, otros desempeñan cargos de importancia, personas con muchos años de lucha, y todos y todas coinciden en que el mundo religioso también tiene que decir algo desde la visión de la espiritualidad humana sobre este proceso que se lleva a cabo en Venezuela, y en los pueblos latinoamericanos, que, de alguna manera, están manifestando un deseo de salir adelante, después de años, décadas, de postración ideológica y política.
El colectivo nació hace poco más de dos años, cuando algunos de ellos fueron convocados por el Congreso Bolivariano de los Pueblos para organizar el “Primer Encuentro Ecuménico Latinoamericano y Caribeño de Espiritualidad y Dimensión Política de la Fe”. Continuaron como grupo sostenidos por la afinidad y por la convicción de mantener un espacio donde se plantee la relación de la fe y la política. El Segundo Encuentro de Dimensión Política de la Fe, que se llevó a cabo en octubre de 2006, se propuso reflexionar bajo el lema “David y Goliat hoy, en Venezuela y el mundo”, el tema de la violencia, tema candente en la coyuntura venezolana y que como cristianas y cristianos no deja nunca de inquietarnos.
Se hace necesario este grupo en Venezuela, donde, como en la mayoría de nuestros países, existe “un discurso manipulador de que la religión no se mete en política, pero con eso queriendo disimular que los que manejan el poder y el control religioso, por supuesto que maniobran políticamente, y no les gusta que las bases se comprometan políticamente porque creo que perderían privilegios”, explica Valmore Amarís, pastor presbiteriano, miembro fundador del colectivo. “Yo creo, continúa, que tiene mucho sentido, en lo que se está viviendo en Venezuela, que esos postulados de la Teología de la Liberación encuentren algún engarce”.
El cristianismo en Venezuela
Le pedimos a Valmore Amarís, Coordinador de Comunicación y Formación de Ecuvives, que nos describiera la “situación religiosa” de Venezuela, donde lo que los medios reflejan son constantes y duras críticas de la jerarquía eclesial Católica al Gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías. Por otra parte, el Presidente constantemente define a la Revolución Bolivariana como cristiana, y en sus discursos no faltan citas bíblicas.
Valmore Amarís: Con la Jerarquía Católica la relación del gobierno de Chávez es de oposición. Son muy pocos los clérigos que apoyan abiertamente el proceso. El poder religioso ha sido detentado tradicionalmente por la jerarquía Católica; las bases católicas de extracción popular se encuentran “en la acera del frente” con respecto a sus jerarquías. El grupo más numeroso que le sigue es el evangélico, pero es una minoría, y los protestantes de las iglesias históricas (Presbiteriana, Luterana, Anglicana y Metodista) una minoría aún más pequeña. El mundo evangélico en general es teológicamente muy espiritualista, y lo político nunca había sido su preocupación. Hoy en día, en su gran mayoría, apoyan el proceso, pero más bien lo ven como una oportunidad de hacer cosas que les eran imposibles años atrás, cuando eran casi despreciados por los “amos” del país. El resto del mundo religioso venezolano está integrado por colonias relativamente pequeñas, como judíos, musulmanes y budistas. Hay también una presencia fuerte de las espiritualidades afroamericanas, pero ellos no parecen tener interés en este debate.
Tiempo Latinoamericano: ¿Por qué una mayoría de católicos apoya un Gobierno tan denostado por su Iglesia, que ha llegado incluso a organizar retiros espirituales para todo el clero de Caracas donde se estudia la justificación teológica del magnicidio?
V.A.: El pueblo venezolano es de los más secularizados de América Latina, después de Uruguay. Aunque se confiesa católico, el clero no tiene mucha ascendencia en el pueblo, sobre todo en el pueblo sencillo que nunca se sintió identificado, respetado ni atendido por ellos. Por eso, a pesar de todas las pestes que hablan de Chávez, no les prestan atención. Un episodio representativo sucedió hace un tiempo atrás en Barquisimeto: El Cardenal Castillo Lara, uno de los más ácidos voceros antichavistas, estaba oficiando una misa en una fiesta patronal, y comenzó a hablar contra el gobierno. El pueblo empezó a murmurar y a gritarle “queremos misa”. Hay una dicotomía: por un lado lo respetaban como representante de la Iglesia, y como tal lo querían mantener (no le pedían que se fuera, ni nadie se iba), pero no querían que se metiera con el gobierno. No les resulta un problema esa ambivalencia. Aunque también hay muchos que ya no consideran a estos señores como pastores.
T.L.: ¿Por qué crees que a pesar de la oposición de la Iglesia Católica, Chávez define la Revolución Bolivariana como una revolución cristiana?
V.A.: Chávez define este proceso como cristiano, en el sentido más auténtico de fe cristiana, porque está orientado hacia algunas ideas o conceptos como igualdad, amor por el prójimo, sentido de desprendimiento y solidaridad, porque busca hacer concreto ese sentido de fraternidad, de justicia, de paz. De alguna manera el uso de ese término despeja algún temor en la gente sencilla que tal vez no conoce bien el discurso político, pero le gusta que nombre a Cristo. A su manera muy particular, con su estilo, Chávez hace alguna forma de Teología de la Liberación. En mi opinión, Chávez a lo largo de estos años ha ido aprendiendo de la religión, en sentido amplio. O es muy buen artista, o es un hombre muy honesto que con humildad trata de beber de todas las fuentes que lo puedan ayudar en su proyecto político, que tiene muy claro. Ha encontrado en la religión un espacio del cual nutrirse.
El compromiso que nos cabe
T.L.: Desde un ideal cristiano estamos habituados a denunciar las injusticias, o “señalar el camino”. Pero ¿cómo es esto de comprometerse en un proceso concreto, con todas las contradicciones y todos los defectos que puede tener?
V.A.: Tiene que ser así porque el Evangelio para poder encarnarse tiene que asumir la ambigüedad de los procesos. Todo teólogo de la liberación tiene que estar conciente de que un proceso político de ninguna manera representa el clímax del Reino de Dios y su justicia. Y se entiende que no es un proceso acabado ni agotado, sino un proceso, valga la redundancia, en proceso; y por lo tanto, lleno de ambigüedades, y, por lo tanto, humano. Entonces tenemos que acompañarlo de manera crítica, constructiva, entendiendo que estará lleno de defectos. Hay una tarea aún más comprometedora: Es fácil amar a la humanidad pero difícil amar al ser humano, real y concreto. Eso es una lucha permanente. Y ahí tenemos que estar mirando a Jesús como modelo.
T.L: ¿Pero no es demasiado atrevido afirmar que este proceso es una señal del Reino de Dios?
V.A.: Salvando las distancias, cuando Juan el Bautista estaba preso, y tal vez un poco confundido, mandó a preguntarle a Jesús si él era el Mesías o tenían que esperar a otro. ¿Qué le manda a decir Jesús? Que los ciegos ven, los sordos oyen y los mudos hablan. Esas señales de vida, de dignificación humana, se están haciendo manifiestas. Llevemos eso al plano de Venezuela: Los ciegos están viendo, en sentido metafórico, la gente está tomando conciencia de su dignidad humana, los que estaban completamente olvidados son tomados en cuenta, y esas son señales. Hay muchas cosas defectuosas, por supuesto, pero son cosas muy distintas a las que pasaban antes. Antes estaba la gente prácticamente ciega, sorda y muda; los que no eran tomados en cuenta lo asumían como su destino y hasta como algo que venía de Dios. Ahí están las señales del Reino.
T.L.: ¿Y qué crees que tiene para aportar la preocupación por la espiritualidad en este momento político del país, donde a lo mejor parecería más urgente preocuparse por la defensa de la soberanía, por el ataque de los medios de comunicación, por las elecciones…?
V.A.: La espiritualidad liberadora tiene muchísimo que decir, precisamente porque este es un pueblo sumamente estropeado y golpeado en su autoestima, en sus valores. Yo pienso que la Revolución Bolivariana será bien auténtica cuando comience a aparecer en el venezolano y la venezolana una nueva manera de ver la vida, las relaciones humanas, las relaciones interpersonales, la familia… Me parece que eso está demasiado deteriorado en la cultura cotidiana. Por eso es que Chávez a veces hace referencia a cosas particulares del mundo doméstico. Es allí donde la espiritualidad debería jugar un papel importante. Pero siempre y cuando los que predican esa espiritualidad sean consecuentes con ese anuncio; que sean los que vivan primero la espiritualidad que corresponda a ese nuevo ser humano que buscamos, estoy hablando de los problemas de género, del uso del poder, del lugar y del valor del dinero en la escala de valores, todos esos aspectos donde a veces se dan formas de opresión en lo individual: “Con la boca soy un militante antiimperialista, pero en mi casa soy un opresor”. Yo creo que esa es una de las luchas de Chávez, que el sistema de valores no siga siendo el mismo del capitalismo, que no sea consumir sólo que ahora consumimos todos; porque al final nos vamos a caer a dientes para obtener lo que consideramos el ideal del desarrollo humano. ¿Qué es el desarrollo? ¿Qué es progreso? Es una discusión profunda y poca gente se detiene en eso.
Más información se puede encontrar escribiendo a mensajero.ecuvives@cantv.net o visitando la página www.ecuvives.org
* El padre Juan Vives es una figura muy representativa de las luchas del sector religioso por los Derechos Humanos y por el encuentro ecuménico en Venezuela. Sacerdote diocesano, catalán de nacimiento, llegó muy joven al país, donde murió en junio de 2004. En su homenaje se realizó el “Primer Encuentro Ecuménico Latinoamericano y Caribeño de Espiritualidad y Dimensión Política de la Fe” que dio origen al colectivo ECUVIVES. Desde su llegada se comprometió con los sectores populares del país. Abrazó la Teología de la Liberación, y por años estuvo en esa lucha. Fundó “Fundalatin”, una organización que trabaja por los Derechos Humanos. Mucho antes de que apareciera Chávez, el Padre Juan Vives ya era un luchador por la integración de los pueblos de América Latina. Era un hombre religioso que practicaba realmente el ecumenismo. También ayudó a fundar en Venezuela “FEDEFAM”, organización de Familiares de Desaparecidos. Los últimos años de su vida se identificó con el proceso de la Revolución Bolivariana. Eso le acarreó el rechazo y apartamiento de los sectores de la jerarquía eclesial.