Entrevista a Pedro Casaldáliga: «los obispos no son toda la Iglesia» -- Marc Serena

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Pedro Casald?¡liga2.jpg«Hace falta recordar que la Iglesia no son los obispos y lo suficiente»
El obispo emérito celebrará hoy 80 años «con un pastel», preocupado como siempre por los pobres.
«Los obispos no son toda la Iglesia. Los prelados sólo somos cristianos con un servicio de ministerio»
Pere Casaldàliga es un hombre a quien le gusta preguntar y escuchar con atención. Sus colaboradores más próximos dicen que tiene un gran instinto de periodista. Cuando le toca responder, lo hace despacio, meditando cada una de sus palabras. De vez en cuando añade, con una sonrisa pícara, un fina capa de ironía.

Ha recibido a Avui en San Félix Araguaia, la diócesis brasileña dónde ha ejercido de obispo desde el 1971. Ahora todavía tutela la prelatura, pero con el cargo ya emérito. Es una de las voces más lúcidas de la Iglesia universal y este hecho lo ha convertido en una voz demasiada crítica para la Santa Sede. Pero en su diócesis, lo adoran.

Felicidades por los 80 años! Como los celebrará?
Lo haré con una plegaria de acción de gracias y, sobre todo, pidiendo perdón. En 80 años se pueden llegar a hacer muchos disparates!

De alguna manera más?
Bien, y con el típico pastel brasileño! No falta nunca en ninguna celebración!

Qué representan 80 años?
Son el final de una línea. Y hace falta afrontarlo con una nueva dosis de esperanza.

Sigue preocupado por sus causas. Continúan vigentes?
Sí, aun cuando me han ocupado los 40 años que traigo al Brasil! Persisten los problemas de la tierra, de los pueblos indígenas y el pueblo negro, el proceso de integrar verdaderamente nuestra América, los dramas y las reivindicaciones de los pueblos del Tercer Mundo, la conversión de la Iglesia a los pobres y marginados, la corresponsabilidad efectiva ?sobre todo de la mujer y de la juventud? a la sociedad civil y a la Iglesia, el ecumenismo y el macroecumenismo, el diálogo interreligioso.

Y quien puede arreglar todo esto?
El futuro es de la gente joven. Aunque a los jóvenes no les gusta demasiado que se los considere el futuro! Sobre todo cuando los viejos somos los que maltratamos el presente.

Como está el Brasil?
Hoy tenemos un país dividido en dos. Tanto políticamente como económicamente. Es uno de los lugares del mundo con diferencias más abismales. La renta y las tierras se siguen concentrando en manos de unos pocos. Hay una macroeconomía que todo lo puede. Que apuesta todas sus cartas en el capitalismo neoliberal, obedeciendo el FMI y las leyes del mercado. Con la complicidad de las empresas transnacionales.

Qué consecuencias tiene?
Siguen el monocultivo, la expansión de los agrotóxicos y la marcha de los campesinos de los territorios indígenas. Se dice por aquí que el gobierno de Lula gusta más a los ricos que a los pobres.

¿Se han notado los cinco años del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el gobierno?
Hay muchos militantes que creen que mejor con Lula que sin él… Lo que sí se ha notado es que el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y las pastorales sociales de la Iglesia ya no están satanizados de manera oficial. El gobierno deja más espacios para la reivindicación social.

Algún punto fuerte de Lula?
La política externa está siendo la fuerza correcta, con la actuación del ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim. Ejerce de vez en cuando una hegemonía al servicio del Tercer Mundo, y concretamente en favor de la integración de los países latinoamericanos.

Qué papel puede jugar la prelatura de San Félix, que ha dirigido durante años y de dónde ahora es obispo emérito?
Debe seguir apostando por las tres prioridades que siempre hemos mantenido de pie: la formación, la autonomía en personal y en economía y la pastoral sociopolítica. Estimular y crear comunidades eclesiales de base. Y tener claro que los laicos deben participar en la vida de la Iglesia.

Mientras tanto, en el Estado español, sigue el enfrentamiento entre el gobierno español y los obispos de la Conferencia Episcopal… Esto es porque nos falta conciencia y ejercicio de una pastoral libre, servidora, samaritana. La sociedad debe ser autónoma y la Iglesia hay de contribuir aportando la luz del Evangelio. Lo que pasa es que también se debe recordar que la Iglesia no son los obispos y lo suficiente. Los obispos sólo somos cristianos con el servicio concreto de ministerio episcopal. Ya habría de haber pasado la hora de referirnos sólo al episcopado cuando hablamos de la Iglesia.

Es sencilla, la teoría… Acabo de recibir una carta preciosa de un obispo negro brasileño muy veterano, José Maria Pires, Don Pelé o Don Zumbi, que le dicen. En la carta me recuerda que hace falta insistir en anunciar que «Dios nos estima y nos quiere felices ya aquí». Después, viene, en el corazón de Dios, la felicidad para todos y todas. Realmente tiene toda la razón. No creo que este Dios pueda cerrar la puerta de su misericordia a nadie.

(Entrevista traducida al español de Avui por cortesía de Miriam, de la lista de distribución de Derechos Humanos «Pedro Casaldáliga»)