ENTREVISTA A NIURKA PI?EIRO, PORTAVOZ DE LA ORGANIZACI?N INTERNACIONAL PARA LAS MIGRACIONES

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Aunque la mayoría de los inmigrantes de América Latina se traslada a destinos fuera de la región, se estima que tres millones se han desplazado a países latinoamericanos.
Los problemas de estos migrantes son diversos y las situaciones varían de país a país.
BBC Mundo conversó sobre el tema con Niurka Piñeiro, portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) quien radica en Washington, la capital estadounidense.

¿Cuáles son los principales flujos migratorios dentro de la región latinoamericana?

Para poner el tema en contexto internacional hay que decir que en el año 2005 se estimaba un total de 25 millones de migrantes de Latinoamérica y el Caribe en todo el mundo.
De estos 25 millones, tres millones se encontraban en países fronterizos o cercanos dentro de la región; o sea, bolivianos o brasileños en Argentina, nicaragüenses en Costa Rica.

Los números más grandes de migrantes intrarregionales los reciben tres países: Argentina, Costa Rica y Venezuela.

En estos casos es difícil hablar de cifras por la situación de ilegalidad en que están muchas de las personas que migran, pero habrá estimad
os.

Sí, tenemos el caso de Argentina donde en el 2001 se registraron 923.000 inmigrantes.
Lo más importante «son los derechos humanos de los migrantes».
O sea, si decimos que hay unos tres millones dentro de la región, ya en Argentina hay casi un millón.
Ahora, hay que decir que el número más grande de migrantes en este hemisferio proviene de México y, claro, la gran mayoría, si no casi todos, va para Estados Unidos.
Entonces, la segunda emisora de migrantes en este hemisferio es la comunidad del Caribe, y algunas de las pequeñas naciones caribeñas tienen hasta el 20% de su población fuera del país.
Colombia, por ejemplo, tiene más de un millón de sus nacionales fuera del país. Ecuador tiene menos de un millón y hay otros porcentajes muy altos, por ejemplo, entre el 8 y el 15% de las poblaciones de Cuba, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay viven fuera de su país de origen.
Hay un movimiento importante, pero la mayoría de las personas se dirige principalmente a Estados Unidos y luego a Europa.

¿Cómo ve la OIM la situación en general de las personas que se desplazan dentro de la región latinoamericana y qué hace para ayudarlas?
Lo más importante y la tarea más difícil, no sólo para la OIM sino para los gobiernos nacionales, regionales, locales y Organizaciones No Gubernamentales, son los derechos humanos de los migrantes.
Muchas veces los migrantes no tienen derechos, se les pagan salarios por debajo de los sueldos mínimos; muchos son chantajeados con denuncias y la deportación.
La OIM lleva a cabo todos los años conferencias regionales sobre migración y América Latina es una de las áreas más avanzadas en este tema.
Una vez al año, todos los países de una región se reúnen y debaten sus temas migratorios. Por ejemplo, Norteamérica, Centroamérica y República Dominicana, o la región sudamericana, que se compone de 12 naciones.
Se trata por todos los medios de reportar casos de violaciones, de trabajar con la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con el Relator Especial para los migrantes y sus familiares.
Es decir, se trata no sólo de recabar datos, sino llamar la atención, hacer campañas informativas. Un ejemplo es el caso de la frontera entre Guatemala y México, donde muchos migrantes pierden brazos, piernas; las mujeres son violadas.

Hablando de conferencias regionales, hace poco se desarrolló la Sexta Conferencia Sudamericana sobre Migraciones, en la que participaron responsables de los asuntos migratorios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela y funcionarios de México en calidad de observadores.
A pesar de las buenas intenciones, ¿se ha avanzado en el combate de problemas como el tráfico de personas y la explotación de los inmigrantes?

Claro que se avanza. Siempre que hay una reunión se avanza porque no se trata sólo de la reunión anual que es a nivel de ministros, sino que a lo largo del año hay otras reuniones.
Y lo más importante -y es lo que yo siempre digo- los avances no son avances grandes, que salgan en la primera plana de los diarios. Los avances son lentos pero importantes.
En el caso de la Conferencia Sudamericana, por ejemplo, son doce países, cada uno hablando de su problemática. Luego se habla de la problemática de la región y después se buscan soluciones.
Es un proceso largo, pero es un proceso positivo y necesario. El éxito para la OIM es que todos los años todos los países participan. Ha habido avances pero la realidad es distinta para cada país: hay países receptores de emigrantes, países emisores, países de tránsito.
República Dominicana es a la vez receptor, emisor y país de tránsito: hay dominicanos que emigran, hay haitianos que llegan y hay otros migrantes como por ejemplo cubanos e incluso chinos que utilizan a Dominicana como puente para continuar su viaje a otros destinos.
Por eso, los problemas son diversos, y las situaciones, y no se pueden resolver en un día, pero estas reuniones regionales son la única manera para que los países redacten políticas migratorias que es lo que hace falta para manejar mejor la migración.

Recientemente las autoridades de la ciudad de Buenos Aires, en Argentina, llevaron un cabo operativos de clausura de varios talleres textiles clandestinos acusados de emplear a inmigrantes bolivianos indocumentados y se inició un proceso de regularización de inmigrantes.
¿Es esto un ejemplo que podrían seguir otros países o el proceso ha estado aquejado de dificultades?

Esto es un ejemplo para todos los países. Los talleres fueron cerrados por «irregularidades»: horas excesivas de trabajo, remuneración por debajo del salario mínimo, maltratos laborales. Y ya son 90 talleres cerrados.
Además, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires se está enfocando en la problemática social originada por el cierre de los talleres porque muchas personas han quedado desempleadas.
Nosotros estamos apoyando a algunos trabajadores de talleres textiles cerrados que se han organizado. Los apoyamos con la compra de máquina y ellos van a montar sus propios talleres.
Las autoridades de Buenos Aires y la OIM han dispuesto un programa de ayuda a inmigrantes.
También junto con la ciudad de Buenos Aires estamos ayudando con el pago de pensiones porque muchas personas se quedaron sin vivienda ya que trabajaban y vivían en el mismo lugar.
En cuanto a la regularización en Argentina, el programa llamado Patria Grande va a permitir regularizar la situación de todos los migrantes del Mercosur. Ya se han recibido 40.000 solicitudes y esto da pie para decir que podría ser un éxito