Enrique «el cura de Pedrera» -- Ramon Rodriguez Pulido

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

El diez de agosto de hace 50 años llego a nuestro pueblo «el cura nuevo » Enrique Priego Díaz. Desde la perpectiva que te da el tiempo, tengo que decir que desde ese día empezaron a cambiar muchas cosas en nuestro pueblo, y seguramente mucho de lo que hoy somos como sociedad, nuestra idiosincrasia y posiblemente parte de nuestra cultura tiene que ver con su llegada a nuestro pueblo, y de la llegada de otros como ?l a la comarca, aunque nosotros tuvimos también la suerte de compartir unos años a Juan Heredia.

Pronto ibamos a descubrir que este hombre era diferente, y que nada tenía que ver con los curas conocidos hasta ese momento.

Con el cura nuevo, con Enrique, muchos hijos y hijas de jornaleros tuvieron la oportunidad de aprender a leer y escribir en aquella improvisada escuela que hizo en su casa, a la que se podía asistir de noche después de dar la peoná.
Con ?l, aprendimos que Jesucristo era mucho más que una figura en la cruz, que su palabra, sus hechos, su rebeldía, su ejemplo, era lo realmente importante y que Jesù no pertenecia a las altas esferas de la iglesia ni del estado, era nuestro, y que murió defendiendo a los oprimidos, a los hambrientos, a los pobres.

Con el cura, con Enrique, llegò el Yunior, las excusiones, las reuniones, los debates, los libros, los teatros, etc, dónde aprendimos la importancia de la dignidad, del respeto a los demás y a uno mismo, que no importa ser negro, blanco, o amarillo, que todos somos seres humanos, la importancia de la tolerancia,
del apoyo mutuo, de la paz , lo importante de ser libres y de luchar por la libertad, que los hombres y mujeres somos diferentes pero iguales en derechos, aprendimos a diferenciar entre caridad y solidaridad, supimos que pertenecíamos a una clase, a la obrera, y a sentirnos orgullosos de ser lo que éramos, obreros y jornaleros del campo.

El cura, Enrrique, siempre predicò con el ejemplo, trabajando en el campo como cualquier jornalero, recuerdo sus primeros días de trabajo en las aceitunas ajustas en Jaén, sin tener mucho conocimiento, pero apencao como el que más
Fue en su casa donde aprendimos lo que significaba ser cristiano, ser socialista, comunista, o anarquista, y fue también desde su casa donde salieron las primeras organizaciones obreras, políticas y sindicales de pedrera.

Allà por el 79 en las primeras elecciones municipales, Estábamos con Enrique en Jaén, en las aceitunas, un grupo de compañeros nos visitó, había que convencer al cura, a Enrique para que se presentara, era la única manera que tod@s veían de ganar a la derecha, contra la opinión y las amenazas de las autoridades civiles y eclesiásticas, èl se presentò en las lista de las Candidaturas Unitarias de los trabajadores, CUT, y todo el tiempo que estuvo en el Ayuntamiento trabajò para lo público y para la gente, siendo fiel a sus principios

Enrique se enfrentó a la dictadura y a los poderes reaccionarios, y a todas las injusticias vinieran de dónde vinieran, luchò contra la ignorancia y siempre estuvo y está al lado de los más débiles , de los más pobres, de los que nada tienen, y él sabe mejor que nadie que su forma de ver la vida, que su ejemplo tiene un coste a veces muy desagradable, pero precisamente es eso lo que lo hace más grande, más humano y un ejemplo a seguir para mí y para much@s gente de pedrera que lo sentimos como un pedrereño más y como uno de los nuestros.

Me siento orgulloso de haber compartido tantos años de mi vida con Enrique y me alegro de poder compartir el futuro hasta que la vida aguante