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ENRIQUE DE CASTRO: “ESTAMOS EN UN MOMENTO DE INVOLUCIÓN DE LA IGLESIA QUE YA DURA MUCHOS AÑOS”

Publicado en

El Plural

Enrique de Castro2.jpgEntrevista a Enrique de Castro, cura de la Parroquia de San Carlos Borromeo
– ¿Se considera usted un cura “eclesiásticamente no homologable”, como se ha dicho desde el Arzobispado de sus prácticas?
Cuando llegué a Vallecas, procedía de un mundo burgués. Y me encontré con un mundo obrero. Fueron los curas y la propia gente que entonces, en 1972, estaban en Vallecas a pensar de otra manera. Aquellos curas trabajaban y, como ellos, yo empecé a trabajar: fui taxista, pintor de brocha gorda y aprendí mucho de todo aquello. Después, con los chavales, he aprendido más cosas. Yo no me siento en absoluto un cura no homologable con respecto a los curas que me enseñaron, pero sí soy un cura no homologable en relación a los miembros de la curia.

-¿Lo “no homologable”, entonces, es el celebrar las misas vestido de calle, o el dar la comunión con panes horneados por los fieles?
Eso tampoco es así. Yo no he sido en absoluto pionero de la celebración sin hábito. Lo hacen muchos curas. Por otra parte, llevo 35 años siendo cura y siempre he celebrado misas dialogadas, en las tres parroquias en las que he estado, aunque se mantenían también las misas tradicionales. Pero a nosotros nos encargaron, hace ya veinte años, convertir San Carlos Borromeo en una parroquia dedicada exclusivamente al mundo de la marginación. Fue entonces cuando dejó de ser una parroquia territorial.

En relación a todo lo que se ha dicho sobre que se comulga con panes y bizcochos, eso ocurrió de forma excepcional, porque se trataba de compartir, de hacer trabajo en común. Las madres amasaron el pan y los chavales lo entendieron muy bien. Hemos hecho una liturgia acomodada al mundo en que vivimos, pero si voy a una parroquia tradicional, porque me piden una boda, me visto y doy la comunión como se hace tradicionalmente.

– Si su liturgia es puntual y adaptada a las circunstancias y sus prácticas no son nuevas, ¿por qué se ha organizado la polémica que ha acabado con el cierre de la Iglesia? ¿Por qué ahora?
A nosotros, desde hace muchos años, los medios de comunicación nos han preguntado siempre por los chavales de la droga, de la calle, por los inmigrantes, etc. Jamás se nos preguntó por el tema estrictamente eclesial, pero desde hace un tiempo, desde que gobierna el PSOE y la Iglesia aparece en muchas ocasiones en conflicto con el gobierno, por las leyes que ha puesto en marcha, la jerarquía eclesiástica remacha mucho una determinada moral e incluso sale a la calle a manifestarse.

Es la primera vez que los obispos salen a la calle a manifestarse. Desde hace 3 años, los medios de comunicación empiezan a preguntarnos por cuestiones estrictamente eclesiásticas y surge nuestra crítica. Mi último libro, “La fe y la estafa” no fue bienvenido, por ejemplo.

-¿Y su opinión favorable a los matrimonios gays?
Tampoco gustó que dijera lo que pienso: que en el Evangelio no existe un código de moral sexual. En el Evangelio sólo se habla de amor y de acogida. Y se acoge a todos los excluidos o marginados por la sociedad.

-¿Qué pensó cuando vio a sus superiores manifestándose contra los matrimonios gays?
Que eso no lo dice el Evangelio. Jesús jamás rechazó a nadie. Y aceptó a todo el mundo en su mesa, aunque en su época no estuviese de moda la homosexualidad.

-Entre los mencionados conflictos entre Gobierno y la Iglesia española está la implantación de la asignatura de “educación para la ciudadanía” ¿Qué opinión le merece esa polémica?
Que el problema no es la “educación para la ciudadanía”, sino la desaparición de la asignatura de religión, a modo de catequesis. Yo soy partidario de explicar la cultura religiosa, porque forma parte de nuestro acervo cultural, pero otra cosa es dar la asignatura de religión como una catequesis y encima puntuando con nota. La fe no es una asignatura, sino una vivencia que se contagia, por eso yo soy crítico con la asignatura de religión tal como se concibió, como una catequesis que encima puntúa.

Volviendo a su libro, “La fe y la estafa” ¿son las críticas contenidas en el mismo el motivo principal del cierre de San Carlos Borromeo?
No el libro en sí, pero sí un conjunto de circunstancias. Cuando lo publiqué, me llamaron las altas instancias para preguntarme por mis opiniones. También cuando di mi opinión sobre los matrimonios gays y me pidieron que firmara un documento elaborado por Ratzinger cuando éste todavía no era Papa, en el que decía que la homosexualidad es una perversión de la naturaleza. Por supuesto, allí se quedó el documento, aunque también es cierto que nunca volvieron a preguntarme por él.

Volviendo al cierre, tengo entendido que lo promovieron desde el Vaticano, a raíz de una serie de denuncias de un sector de población más cercana a las tesis del Vaticano. Pero el conflicto entre sectores de la Iglesia no es nuevo. Por ejemplo, la Teología de la Liberación lleva 40 años en conflicto con la curia vaticana. Hay quienes piensan como Rouco o Ratzinger, pero también los hay que opinan como Jon Sobrino, Casaldáliga o Monseñor Romero. Sin embargo, los ciudadanos que van a esa parroquia han pedido a Rouco Varela que los reciba, porque quieren hacerle una pregunta: “¿por qué no crees en nuestra fe? ¿Por qué no es válida?”

-¿Las posturas conservadoras del Papa Ratzinger alejan a los ciudadanos de la Iglesia?

Sí. La Iglesia tiene que hacer una reflexión profunda y ver por qué los ciudadanos se alejan de ella. Seguramente ese alejamiento tiene que ver con la liturgia, con esas posturas. Lo cierto es que la sociedad y la juventud se han alejado de la Iglesia católica. Quizá la Iglesia tenga que repensarse la forma de dar la liturgia.

-Parece que se van a recuperar las misas en latín…
Pues las misas en latín distanciarán todavía más a la Iglesia de la sociedad. Detrás de todo ello creo que hay un cierto miedo a perder la seguridad. Cerramos puertas en lugar de abrirlas. Estamos en un momento de involución de la Iglesia, que ya dura muchos años. Tras el Concilio Vaticano Segundo la Iglesia se abrió mucho, pero les ha entrado miedo a abrirse demasiado. De ahí el movimiento involucionista.

-¿Le preocupa el contenido de la encíclica del Papa Ratzinger?
Yo diría que es un paso atrás con respecto al Concilio Vaticano Segundo, que abrió al mundo al diálogo entre religiones. En su encíclica, el Papa afirma que la casa de Dios es la Iglesia Católica. Eso significa volver a cerrar las puertas.

-Visto lo visto ¿Cabe la crítica dentro de la Iglesia católica?
Debería caber. Ahora mismo hay diversas corrientes. Hasta Pablo VI, esas corrientes entraron en el Vaticano, incluido el Opus Dei.

-¿Le preocupa el avance del Opus Dei en el Vaticano?
No me preocupa, porque no creo en el poder como mediación. La Iglesia no puede ser un poder, sino un servicio. Un servicio de acogida, de amor, etc. Si somos capaces de hacerlo, la buena noticia de Jesús volverá a aparecer y atraerá a mucha gente.

-Pues le deseo suerte en su empresa, porque parece que ahora mismo pintan bastos para usted y los que piensan como usted…
Puede que ahora pinten bastos, pero las cosas cambiarán. El Papa que siendo elegido renuncie y se dedique al trabajo conseguirá toda mi admiración, respeto y apoyo.

E.J.

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