La Virgen de los Cisnes tenía su propio altar en la Parroquia de San Lorenzo, pero lo ha perdido después de la ultima procesión. Los fieles colocaron la talla de la virgen en una urna de cristal, igual que en su país, y quieren que así se conserve.
El párroco se niega, y ahora la Virgen en su vitrina es venerada en un bar. La patrona de los ecuatorianos, la virgen del cisne, lleva dos días durmiendo en un bar de Lavapiés. Su lugar natural, la parroquia de San Lorenzo, a escasos metros del bar, no ha permitido su vuelta a la iglesia después de salir de procesión. Lo cuenta una ecuatoriana: «a mi me sacó hasta a empujones, el párroco me dijo que no la quería recibir que no la quería en la urna».
El problema radica en una urna, fabricada en ecuador para acoger a la Virgen. Los ecuatorianos quieren que su patrona vuelva a entrar a la parroquia metida en su urna. La iglesia se niega, ya que su emplazamiento original es demasiado pequeño. La asociación responsable de su cuidado, asegura que es un problema de dinero. «Desde que la virgen ingresó en la Parroquia de San Lorenzo, cientos de ecuatorianos se acercan cada semana para dejarles sus limosnas», asegura uno de ellos.
Desde la parroquia se asegura que la única pega es el tamaño de la urna. Nos muestran su sitio, demasiado pequeño para acoger a la Virgen y su urna, y aseguran que no se puede mover, ya que se procedió a su entronización en una ceremonia, y las leyes litúrgicas impiden el cambio de lugar. La mudanza ha sido aun más drástica y el modesto bar, sirve ahora de santuario improvisado para una imagen, que de momento, se ha quedado sin hogar