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Noviembre de 2015
La cuestión de la asignatura de religión ha regresado al debate político y educativo con motivo de las elecciones generales del 20-D. En un borrador de programa el PSOE dice que quiere «denunciar» los acuerdos del Estado con la Santa Sede y plantear un modelo de educación pública sin enseñanzas confesionales en el currículo ni en el horario escolar; Ciudadanos propone. con matices, estudiar la religión «fuera del dogma», es decir con un contenido exclusivamente cultural, como parte fundamental de la historia y de su influencia en la civilización. Izquierda Unida y Podemos, defienden que para hacer real el Estado laico, la religión ha de estar ‘fuera de la escuela’. Incluso el PNV ha apoyado la propuesta de sacar la religión del currículum y que no sea una materia obligatoria ni evaluable.
Como se ve, las divergencias entre unos y otros giran, al menos, en torno a tres puntos esenciales:
-Si la religión debe formar parte del Currículo educativo en un país que quiere ser laico.
-Si el hecho religioso -y la cultura religiosa- puede ser enseñado de modo ‘aconfesional’ en la escuela, y
-Si, en caso de respuesta positiva, las creencias religiosas pueden ser evaluables y computables.
El debate nos retrotrae a la publicación en el BOE (23,02.2015) del Curriculo de Religión Católica, aplicable tras la Ley Wert (Febrero, 2015), momento en el cuál las cristianas y cristianos de Base de Madrid ya manifestamos nuestro total desacuerdo (Ver decálogo “Deben los padres matricular a sus hijos en religión?”, Mayo, 2015, www.Iglesiadebasedemadrid.org.)
Hoy volvemos sobre ello, remarcando cuatro aspectos:
1) Frente al adoctrinamiento confesional, ¡Religión fuera de la Escuela!
Esta asignatura de Religión se presenta en la LOMCE como una formación religiosa del alumnado. Este ha de practicar en clase una serie de oraciones y fórmulas de agradecimiento a Dios, con lo cual resulta ser más bien un plan de adoctrinamiento global. Afirma lo que se tiene que creer para ser buen católico o católica, subrayando cómo tiene que comportarse en la vida, qué verdades ha de asumir, qué ritos cumplir…. Eso es adoctrinar lisa y llanamente. Es un programa de adoctrinamiento confesional, no de formación sobre el hecho religioso.
Además, los contenidos doctrinales de esta asignatura (BOE, 23.02.2015) los ha decidido la Jerarquía católica. Al dejarlo en sus manos, el Estado renuncia a programar esta materia que forma parte del sistema educativo en todas las etapas del Currículo escolar y lo cede a una entidad externa, la Conferencia episcopal. Son los obispos, los que definen sus contenidos, establecen los estándares de evaluación y nombran a los profesores y profesoras que les paga el Ministerio de Educación. Han reducido la enseñanza a una catequesis, dentro del ámbito escolar. Estamos pues ante un currículo de carácter apologético, cuyo principal objetivo es buscar adhesiones a la religión católica, no aportar conocimiento sobre el hecho religioso y su importancia en la historia de la Humanidad.
De otra parte, habría que cuestionar con rigor si es posible evaluar las convicciones y las creencias, tal como se hace con los conocimientos. O, dicho de otro modo, si el Cristianismo es una doctrina capaz de traducirse en calificaciones académicas; si puede ser aprendida y examinada como una asignatura evaluable dentro del currículo escolar. Porque si nuestra respuesta es negativa, si convenimos que las creencias y opciones de vida no se pueden reducir a una doctrina, habrá que concluir que la religión está de sobra en el Plan de estudios. Sostenemos que la religión católica no puede ser una asignatura como las Matemáticas o la Geografía, que se enseñe, se evalúe y se puntúe con notas a lo largo del proceso educativo del alumnado. Y que, siguiendo el razonamiento, lo coherente sería defender que la religión ha de estar fuera de la Escuela, que su espacio es de ámbito particular y que se expresa, sobre todo, en el ámbito familiar y en el de las instituciones religiosas.
2) El desprecio por la ciencia:
Las ciencias buscan pruebas, razones, argumentos, pero las creencias y las convicciones son completamente indemostrables por su misma naturaleza. Las “cosas divinas” no están sometidas a la razón.
El contenido de este currículo ofrece un panorama más bien anticientífico, al menos en dos grandes áreas: a) en el ámbito de la Biología y concretamente en la reproducción asistida, así como con todo lo relacionado con las células madre y su amplísimo espectro de aplicaciones médicas; y b) en la insostenible visión creacionista que propugna. Aunque la ciencia ha explicado que el cosmos tuvo su origen con el Big Bang hace casi 14.000 millones de años, el Programa de religión sigue defendiendo que el cosmos tiene un origen divino, como si la fe católica hubiera de ser incompatible con las explicaciones científicas. Una posición extremista y retrógrada que en nada ayuda a despertar en los alumnos el interés por los conocimientos científicos.
3) La ausencia total de la mujer:
La primera sensación, al leer el Currículo de religión, es que nada de lo que en él se dice le concierne a la mujer como tal, porque no está dirigido a ninguna mujer. Todo está escrito en masculino, lo escriben hombres para otros hombres. A las mujeres no se las nombra jamás, en todo el texto. Y cuando se las nombra es para darles un papel de mujeres sumisas. Sólo, por necesidad narrativa hablan de María, pero sin nombrarla. Por supuesto ni Magdalena, ni las mujeres que acompañaron a Jesús, ni el genérico, ni nada. Las mujeres, no existen: ni están ni se las espera. Se olvidan de que somos más del 50% de la humanidad.
En particular en lo que concierne a nuestro derecho a elegir cómo y en qué momento ser madre o no serlo, o en el de ser “dueñas de su propio cuerpo…”. Todos tenemos en mente la posición pública de la Iglesia Católica en el debate sobre la ley del aborto, aún no concluido. Y no sólo en este tema…. Todos sabemos cuál es el papel y el lugar que reserva a las mujeres en la Iglesia, cómo niega la libertad de orientación sexual y la autonomía para decidir sobre el propio cuerpo. Ni siquiera el Papa Francisco se atreve en este capítulo.
4) Una antropología negativista y derrotista.
Este Currículo de religión, ofrece una visión cerrada y fundamentalista del Ser Humano (SH). Veamos algunos ejemplos:
– La dignidad de todo Ser Humano (SH) se fundamenta según este documento en su origen, que es Dios. Una visión de total dependencia divina, que pone en cuestión la misma dignidad humana como valor universal
-El SH no puede alcanzar la felicidad por sí mismo. Su felicidad depende de sus buenas relaciones con Dios, si quiere llegar a la plenitud. Más todavía, solo en una relación amistosa con la persona de Jesús, el SH puede ser feliz.
-Fuera de la Iglesia no se puede conocer a Jesús.
-El pecado consiste en el rechazo de la amistad de Dios, no en hacer daño a los demás.
-No se reconoce la trascendencia de los Derechos Humanos como norma básica de la convivencia. De hecho no se citan en ningún momento
Otra religión no es posible.
Hay muchas razones para pensar que otra religión no es posible en el sistema educativo de un país que aspire a reconocer los valores democráticos de la laicidad, porque rompe el principio de igualdad y no discriminación.
Pero incluso no asumiendo como objetivo la implantación de un estado laico es preciso reconocer que, hoy por hoy, en España no es posible la religión en la Escuela, ninguna religión.
Mientras se mantenga el actual orden de las relaciones Estado-Iglesia Católica, mientras perduren los Acuerdos entre ambos como yugo heredado del nacionalcatolicismo franquista;
mientras sea la jerarquía católica quien elabore los contenidos de esta asignatura; mientras en la Iglesia Católica prime al aparato de poder que representa la estructura vaticana, las distintas Curias, Colegios cardenalicios, estructuras diocesanas y parroquiales, la asignatura de la religión en la Escuela no puede cambiar. Ninguna religión en la escuela. ¡Otra asignatura de religión es imposible!
Finalmente, en este documento de los Obispos, adoptado por el Ministerio de Educación, no se trasluce, en ningún momento, a lo largo de sus extensas páginas, ni un solo atisbo del mensaje de Jesús que dice es el eje vertebrador de la asignatura. Donde está el amor por el género humano? Donde está la compasión con todas las personas que sufren? ¿Dónde están las preferencias de Jesús por las personas pobres de las clases populares? Y esta ley privilegia a minorías adineradas, frente a esas mayorías populares. ¿Dónde están las bienaventuranzas? Y cuáles son los valores que se quieren trasmitir? Porque los valores del Evangelio de Jesús brillan por su ausencia. Ante esta asombrosa situación, como Cristianos de Base, solo podemos denunciar este escándalo y preguntarnos con sinceridad CUI PRODEST?, A quién beneficia? Quizás las preferencias de nuestros obispos están más cerca de las del sistema y las del gobierno de la nación que de las de Jesús de Nazaret.
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