Tres patas para esta banqueta:
IGLESIA Y DEMOCRACIA.
Son muchos los pensadores que se han apresurado a señalar que la democracia surge en ámbitos cristianos y que sus valores (libertad, igualdad, fraternidad) son también valores evangélicos por lo que es una forma de gobierno que hemos de propiciar los cristianos frente a otras formas autoritarias o dictatoriales.
IGLESIA EN DEMOCRACIA.
Si así es, vivir en democracia, para la Iglesia, es vivir en un contexto que tiene muchos puntos en común con el Evangelio que proclama, aunque evidentemente ni se identifica totalmente con ella ni se acomoda a ella porque es notablemente mejorable siempre (democracia participativa frente a democracia representativa).
IGLESIA DEMOCRÁTICA.
La democracia ni se vive, ni se enseña, ni se propicia si no se practica. Por eso se pide que las estructuras de funcionamiento y gobierno de la Iglesia, invariables desde la Edad Media, se adecuen a los valores, las formas y sensibilidad democráticos cada vez desde más movimientos, redes, colectivos…