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Fragante contradicción episcopal
Contradicciones teóricas y prácticas estamos viendo estos días en nuestros obispos, e incluso en el mismo Papa Francisco, al que tanto admiramos en otros aspectos. Por defender las leyes eclesiásticas llegan a negar y retorcer la libertad, la sencillez y la claridad del Evangelio y demás escritos del Nuevo Testamento. Comparto lo que escribe Ramón Hernández Martín, en su Blog ?Audaz relectura del cristianismo?? (29): `De machos, hembras y entrambos´ (RD 02.12.18 | 12:03):
?La Iglesia católica haría bien en olvidarse una larga temporada de la sexualidad para centrarse en el vigoroso mensaje de Jesús de Nazaret y buscar a los mejor dotados y posicionados para que ese mensaje produzca su fruto, también en nuestro tiempo, independientemente de que los seleccionados para tal misión sean hombres, mujeres o entrambos. Célibes o casados, con su sexualidad ordenadamente activa o sublimada, los elegidos para el ministerio sacerdotal deben ser seres humanos convertidos en eucaristía, en pan que se parte y se comparte. Solo así podrán celebrarse con dignidad los ritos sagrados y promover la fraternidad evangélica??.
La Iglesia son solo los obispos (¿?)
El Secretario recién elegido por la Conferencia Episcopal afirma tajante:
?La Iglesia tiene derecho a seleccionar sus candidatos y a elegir su perfil… La Iglesia pide que los candidatos sean varones y que su orientación sexual no sea la atracción por el mismo sexo??.
?La Iglesia??, cuando les conviene es el ?Pueblo de Dios??. Ahora es solo el Vaticano y sus dirigentes. Ellos deciden que ?tienen derecho a seleccionar sus candidatos y a elegir su perfil: varones heterosexuales célibes??. A las comunidades cristianas no les reconocen derecho alguno a elegir a sus presidentes de la eucaristía y responsables unificadores de la misión. La ?Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis?? es ejemplo claro de la marginación del Pueblo de Dios. Volvemos al papa san Pío X: ?En la sola Jerarquía residen el derecho y la autoridad necesaria para promover y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. En cuanto a la multitud, no tiene otro derecho que el de dejarse conducir y, dócilmente, el de seguir a sus pastores?? (encíclica ?Vehementer Nos?? -ASS, nº 19, pgs. 8-9-).
?El único autorizado para llamar eficazmente es nuestro Señor??
Así lo reconoce el presidente de nuestra Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez:
?El único autorizado para llamar eficazmente es nuestro Señor; sólo ?l puede tocar el corazón y suscitar la respuesta. Si la invitación no llega al centro de la persona, no se sentirá ésta radicalmente concernida. En el diálogo de la oración, sosegada y humilde, Jesucristo llama y el invitado responde. Cada vocación tiene una historia personal e irrepetible. La comunión en el amor crea la condición básica para que el Señor pronuncie su palabra y el interpelado responda: ?Heme aquí, porque me has llamado?? ?Habla, que tu siervo escucha?? (1 Sam. 3, 10).» (Discurso inaugural del Presidente de la Conferencia Episcopal en la última Asamblea -19.11.2018-).
?Nuestro Señor?? no está autorizado por ?la Iglesia??