El señor Rajoy, Yibuti y las cuchillas -- Faustino Vilabrille

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Faustino Vilabrille

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha desplazado hace unos días a Yibuti para visitar a los militares españoles que se encuentran desplegados en las operaciones de la UE y la OTAN de lucha contra la piratería en el océano Índico y así felicitar las fiestas navideñas a las tropas que participan en misiones internacionales.

¿De qué felicitación se trata, señor Rajoy? ¿Qué hacen allí las tropas españolas y otras de la UE y la OTAN? Nos dicen que luchan contra la piratería. España está gastando allí 142 millones de ?? anuales (ABC 22/12/2013).

Pero la respuesta es otra muy diferente, porque, ¿quiénes son los verdaderos piratas? ¿Quiénes van y a qué van al Océano Indico?

Para entenderlo es necesario saber algo de Yibuti y algo de sus vecinas Somalia, Etiopía y Eritrea. Fíjese en estos datos: (Fuente: PNUD)
Desnutrición IDH Esperanza de vida Médicos por 100.000 habitantes
Yibuti — 0,445 58,2 años 22.9
Somalia — — 51,5 » 3.5
Etiopía 41 % 0,396 59,7 » 2.0
Eritrea 65 % 0,351 62,0 » 5.0

Observe, señor Rajoy, que la situación de Yibuti, y sobre todo de Somalia es tan misérrima que ni siquiera se dispone de forma adecuada de los datos más elementales para evaluar su situación socioeconómica.

En las aguas costeras de Somalia están nuestros barcos de guerra protegiendo a los pesqueros contra los piratas somalíes. Antes de que llegasen allí estos pesqueros, a los somalíes les bastaba con acercarse a la orilla y obtener pescado. Ahora si quieren coger algo tienen que adentrase muchas millas mar adentro. Enseguida echamos la culpa a la sequía de los hambrunas que allí se suceden y asolan a muchos adultos y sobre todo niños. Huyen del hambre extrema por millares y millares hacia Kenia, donde están constituyendo el campo de refugiados más grande del mundo.

¿Acaso no somos los que vamos al Indico los verdaderos y mayores piratas? Y no solo ahí: ¿a cuántos países de Africa les estamos quitando por una miseria que les pagamos sus materias primas para nuestras tecnologías y además explotando su mano de obra esclava? ¿No les estamos incluso vendiendo armas de guerra, para enzarzados entre si, sean más impotentes, más vulnerables, más indefensos.

Para quitarles su pescado y sus materias primas, no ponemos concertinas, queremos vía libre, pero para que no salgan de la miseria de sus países se las ponemos por duplicado y jalonadas de cuchillas para disuadirlos de no pasar.

En Sudán, Somalia y Kenia se ven obligados a emigrar en busca de agua y pasto para sus animales, mientras los más ricos del Primer Mundo vamos allí de turismo de lujo, de cacerías y cosas peores. Ancianos que se sientan al borde las carreteras de tierra, extenuados, suplicando un poco de agua a quien pasa, pero la respuesta es solo una nube de polvo que les dejan los todo terreno de los que pasan de largo y tienen de todo.

«Ustedes piensan, nos dicen, que en Somalia todos somos piratas para secuestrar sus barcos de pesca, pero se olvidan que ustedes, europeos, norteamericanos, chinos y japoneses sí fueron primero los verdaderos piratas, porque aprovechándose de nuestro débil gobierno, ya por los años 90, fueron a tirar sus residuos tóxicos delante de nuestras playas y costas, y así el año 2005 un tsunami sacó a flote los bidones corroídos y otras muchas inmundicias. Esta porquería nos causó úlceras, cánceres, malformaciones genéticas y muchas muertes».

«Cuando agotaron las reservas de pesca en sus mares se vinieron con sus potentes barcos y tecnología (más de 800) a pescar a nuestras aguas territoriales de Somalia, y así los que antes vivíamos de la pesca solo para nuestro consumo y conservábamos el equilibrio marino, ustedes lo están echado a perder».

Esta es la trágica y verdadera felicitación de Navidad que estamos cada día infligiendo a aquellos desgraciados países. Fíjese, señor Rajoy, a dónde llegamos los países del neoliberalismo que los japoneses acaban de ofrecer trabajo a indigentes para limpiar la central de Fukushima… ¡Hasta dónde llega nuestra espantosa inmoralidad y falta absoluta de la ética más elemental!

Señor Rajoy, convénzase usted, su gobierno, y los demás gobiernos del mundo occidental que ese nunca será el camino para mundo justo, en equilibrio y en paz.

Un cordial saludo.-Faustino